REFORMA Diciembre 2010
JAIME SÁNCHEZ SUSARREY
Bajo el título, Sobre Mis Pasos, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano (CCS) publicó un recuento de su vida política. No se trata de una biografía, sino de una serie de notas que parten de 1952 y concluyen con una reflexión sobre el Bicentenario en 2010.
La obra tiene varios registros. Revelaciones, silencios, claves y misterios. La revelación más sorprendente es el relato de la visita del general Marcelino García Barragán, entonces secretario de la Defensa, al general Cárdenas a finales de los años sesenta.
En esa ocasión, “le dijo con los ojos rasos de lágrimas (según lo refirió mi padre a mi madre, la que hasta años después me lo contó), entre otras cosas, que la caída del avión en el que viajaba Carlos Madrazo se había debido a un acto de sabotaje, preparado y mandado por Luis Gutiérrez Oropeza, quien era dado al uso de la violencia y el Presidente se lo permitía”.
La revelación tiene relevancia por varias razones. Primero, por las fuentes involucradas: el secretario de la Defensa y el general Cárdenas. Segundo, porque el general Gutiérrez Oropeza estaba al mando del Estado Mayor Presidencial. Tercero, porque responsabiliza al presidente Díaz Ordaz del “accidente” (atentado) del 4 de julio de 1969. Y cuarto, porque el mismo Gutiérrez Oropeza aparece vinculado al 2 de octubre de 1968.
La revelación de CCS se vuelve casi novelesca cuando se refiere al batallón Olimpia que disparó contra el Ejército desencadenando la matanza de Tlatelolco. Dicho batallón estaba bajo el mando de Gutiérrez Oropeza y se integraba con personal del Ejército, judiciales y agentes de Sinaloa, que vestían de civiles y se identificaban con un guante blanco.
El relato que transcribe Cárdenas -a partir de una conversación que sostuvo en 2004 con un amigo militar de alta graduación- coincide a pie juntillas con la crónica que ha hecho en repetidas ocasiones Luis González de Alba, miembro del Consejo Nacional de Huelga, detenido en el edificio Chihuahua, Tlatelolco, la noche del 2 de octubre.
Todo esto confirma, como señala el propio Cuauhtémoc, que la responsabilidad del Ejército en Tlatelolco está aún por deslindarse. Porque no hay indicios materiales ni racionales para afirmar que tenía órdenes de masacrar a los estudiantes. De haberlas tenido, no habría quedado un solo estudiante vivo -tal como ha advertido González de Alba.
Un personaje central de ese episodio es el entonces secretario de Gobernación, Luis Echeverría. CCS no se refiere a él por nombre y apellido. Pero hay que recordar que era el responsable de la política interior y que el 2 de octubre el presidente Díaz Ordaz se encontraba fuera de la Ciudad de México.
Y por si fuera poco, bajo su Presidencia (1970-76) se formó y utilizó un grupo paramilitar, “Los halcones”, para reprimir una marcha estudiantil el 10 de junio de 1971. La conexión entre el 2 de octubre de 1968 y el jueves de corpus está por establecerse, pero en ambos casos Luis Echeverría es un personaje central.
Otra de las partes más interesantes del relato de Cuauhtémoc Cárdenas se refiere al nacimiento de la Corriente Democrática y a su postulación como candidato a la Presidencia en 1988. Las fechas y los acontecimientos son muy reveladores.
Los enumero: el 6 de mayo la Corriente Democrática da a conocer el Documento de Trabajo número 2. El 25 de junio de 1987, Raúl Eznaurrizar visita a CCS para proponerle la candidatura del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM) a la Presidencia de la República. El 1º de septiembre el Partido Popular Socialista presenta una iniciativa de juicio político contra Salinas de Gortari, secretario de Programación y Presupuesto, a la que luego se suma el Partido Socialista de los Trabajadores.
“En los corrillos políticos corría la versión -contextualiza Cárdenas- de que el PARM, el PPS y el Partido Socialista de los Trabajadores habían tomado ya la decisión, cada uno por su lado, de sumarse al apoyo de Manuel Bartlett, si éste resultaba ser el candidato oficial”.
El desenlace de la historia todos lo conocemos. El PRI “destapa” a Carlos Salinas el 4 de octubre de 1987. El PARM postula a Cuauhtémoc el 14 de octubre. Y posteriormente se le suman el Partido Socialista de los Trabajadores y el Partido Popular Socialista.
Cuauhtémoc mismo subraya la desconfianza inicial que le guardaba al PARM por ser un partido que le hacía el juego al Gobierno. “La relación de esos partidos (PARM, PST, PPS) con el Gobierno parecía estar canalizada de manera casi absoluta por conducto del secretario de Gobernación” (Manuel Bartlett).
Sobre mis pasos, confirma que la elección de 1988 fracturó al PRI y al subsistema de partidos satélites. La Corriente Democrática, Cuauhtémoc Cárdenas en particular, sirvió para aglutinar el malestar dentro y fuera del PRI por las políticas económicas delamadristas.
El haz de opositores iba desde el PARM hasta el sindicato petrolero, encabezado por “La Quina”. Y aquí no se trata de política ficción: de haber sido Manuel Bartlett designado candidato del PRI, se puede dar por descontado que muchos de ellos se habrían sumado a su campaña.
La Corriente Democrática planteaba “frenar la contrarrevolución y la supeditación del País a intereses extranjeros”. Se oponía, en realidad, a la apertura comercial (entrada de México al GATT) y la liquidación de empresas paraestatales.
De ahí la gran paradoja. Cuauhtémoc pasará, pasó ya, a la historia como el hombre que partió al PRI y contribuyó a minar su hegemonía. Pero de haber obtenido la victoria, hubiera sido la personificación misma de la contrarreforma. Sobre sus pasos.
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