lunes, 4 de julio de 2011

La música: herencia inmortal y placentera

                                                           
                                                                                    Por José Luis Vázquez Ceja

Honrar aniversarios con conciertos es traer a la memoria el día en que se cumple un número de años de un suceso o personaje, pero también la preparación y  disposición  de las cosas para que los conciertos realmente honren a los personajes o sucesos.  El concierto que el viernes 8 de julio ofrecen la niña Victoria Nava Murillo y el joven Aarón Alejandro  Gómez Becerra  en la Sala de Conciertos La Paz es uno más de la serie de conciertos que el Centro de Formación Musical “Prof. Luis Peláez Manríquez, AC”, bajo dirección de la pianista Quichu Isáis Verdugo,  ha programado durante el presente año para honrar a  dos grandes compositores de la música universal: el austriaco Gustav Mahler y el húngaro Franz Liszt.
La música: único lenguaje universal

La música desde los tiempos más remotos ha sido el único lenguaje que los humanos hemos utilizado para comunicarnos, expresarnos e identificarnos. Este lenguaje, además de provocar gozo y placer, ha sido utilizado como arma poderosísima para la culturización de otros pueblos. Recordemos sólo dos ejemplos de  procesos de culturización: La de los jesuitas en la Antigua California, que utilizaron la música,  cantos y pastorelas, para la culturización y evangelización de los Antiguos Californios. Todavía, hoy, quienes tenemos la fortuna de visitar las Misiones de San Javier y San José de Comondú, podemos escuchar a doña Chica Bastida cantar los “Gozos de San Javier” o los cantos a San Miguel. Pero, en las misiones de Chiquitos, también fundadas por los jesuitas, la música ocupó un lugar tal, que una vez rescatada, estudiada y grabada, dio lugar a que esas misiones fueran declaradas Patrimonio Cultural  de la Humanidad, el 12 de diciembre de 1990. Esta música misional no sólo ha quedado como una tradición sino sigue siendo el canto de  los habitantes de estas regiones de Bolivia y el Paraguay.
.Niñez y juventud de Gustav Malher
Fue el tercero de catorce hijos (1860).Sus padres, Bernhard Malher, judío y  comerciante, y María Hermann, apodada la duquesa por su elegancia en el vestir, pero marginada y maltratada por el autoritario esposo. En su tercer cumpleaños, Gustav Malher recibe de regalo una armónica, en ella, aprendió a reproducir marchas militares, y una vez, siguió, tocando, a un regimiento militar con banda. El castigo dado por su padre fue como para no volver a salir a la calle. En el siguiente cumpleaños, recibió de su abuelo materno un piano marca Vopaterny, como regalo. Y, a partir de entonces su única        distracción fueron el piano y la lectura. Sus maestros fueron un contrabajista y un violinista, hasta que llegó a su pueblo Iglau (Bohemia), el pianista Franz Viktorin. En poco tiempo hizo progresos enormes hasta ser invitado a tocar ante un público de más mil personas en la ex iglesia de Los Capuchinos.
Después de una desagradable y humillante estancia en Praga, Gustav regresa a su pueblo Iglau y, tras ser requerido por el influyente maestro Sigismundo Thalberg para descifrar, leer y tocar unas partituras recién encontradas, pues de oírlo tocar y leer las partituras, el maestro Sigismundo decide convencer a su padre Bernhard para inscribirlo en el Conservatorio de Viena. Luego de múltiples peros y advertencias, el 10 de septiembre de 1875 Gustav Malher  fue inscrito en el Conservatorio.  Josef Hellmesberger, director del Conservatorio, asignaba las becas y decidía la admisión de los aspirantes. Malher fue aceptado y becado. Cinco años después (1880),  Malher, el compositor, era también un hombre enamorado y rechazado, socialista y vegetariano, en pocas palabras un desdichado pero sin abandonar sus ejecuciones y creaciones musicales, muchas de las cuales incomprendidas por sus contemporáneos.
Mahler exponente de los extremos de la vida
 En una ocasión,  el gran compositor filandés Juan Sibelius le preguntó a Mahler  ¿ Cómo explicas tu música? Mahler contestó, mi música es como el mundo en el que vivimos, contiene todo.  En ella conviven las sonoridades más enrarecidas y refinadas con las más explosivas y grotescas. Tal cual, en sus sinfonías, incluyendo sus canciones,  campean como en el suave viento todas las alegrías y gozos del mundo pero también como en las  borrascas o chubascos las más grades tragedias y desesperanzas sobre la tierra.
Un ejemplo de estos extremos de Malher, tanto en  operas y  canciones como en sinfonías y corales, los podemos apreciar en el siguiente pasaje,  descrito por uno de sus biógrafos: “ …un soldado conducido a la horca, y salvado porque provoca la compasión de una muchacha (según una costumbre medieval), ella obtiene el perdón para él al declarar públicamente su intención de desposarlo. La marcha fúnebre se convierte en procesión nupcial, que acompañó a la pareja a su casa. Aunque muy pronto arde el amor por la muchacha, el orgulloso y obstinado joven no puede vencer el sentimiento de vergüenza que lo atormenta, pues sólo debe su salvación a la piedad de ella, su conflicto interior se vuelve tan insoportable, que al final rechaza la mano de la muchacha y prefiere morir. Pero el último acto  tiene un final feliz, gracias a las imploraciones, belleza y fidelidad de la muchacha…”      
El Mahler contemporáneo
 Gustav Malher también conocido como “el tirano de la orquesta” por el dominio asombroso que tenía sobre los recursos orquestales, como director, fue  mundialmente admirado y respetado, muy especialmente  por los compositores como Johannes Brahms y Richard Strauss. En la actualidad, la mayoría de sus sinfonías son  ejecutadas por  los más prestigiados directores de orquesta en los mejores escenarios del mundo  y,  también las  seguimos escuchamos en grabaciones que han hecho directores como Leonard Bernstein, Bernad Haitink y, el joven venezolano, Gustavo Dudamel.
En México para este centenario luctuoso de Malher, la Orquesta Sinfónicas de Minería de la UNAM, desde el año pasado viene ejecutando toda la obra de este compositor. Sobresaliendo, por complejidad y número de participantes, la monumental Octava Sinfonía, también conocida como la Sinfonía de los mil, por los 850 cantantes y los 150 instrumentistas que se requieren para su ejecución.
La  atractiva, compleja, trágica e interesante vida de Mahler , también ha sido objeto de los mejores cineastas durante sucesivas décadas. Entre las películas filmadas están las ya  clásicas:   Muerte en Venecia (Luciano Visconti, 1871), Maleher (Ken Russel, 1974),  La novia del viento (Bruce Beresford, 2001) y, Mahler en el diván ( Félix y Percy Adlon, 2010).
 Hechicero del piano,  Franz Liszt
 Mago o hechicero,  así gustaba que le llamaran.  Empezaremos diciendo que nació  el 22 de octubre de 1811 en Doborján, Hungría. Fue el heredero del talento musical de su padre Adam Liszt, quién además de intendente era también violonchelista.  Adam  guió  y apoyó  Franz a tocar el piano con  obras de Hayden, Mozart y Beethoven. Tenía  nueve años cuando Franz  hizo su primera presentación en público.  Tal  impresión causó, que un grupo de cinco nobles de la corte de Esterházy decidió apoyar los estudios de piano de Franz  con una aportación  de 600 florines cada uno.
Tiempo después, la familia de Franz Liszt se trasladó  a la ciudad de Viena. En esta ciudad, los mejores maestros fueron para Franz: el italiano Antonio Saliere, en teoría musical  y el austriaco Carl Czerny,  en piano.  La primera vez que visitaron a Czerny, éste les dijo  que no tenía tiempo para   un estudiante más, que los requeridos eran  los 7  que ya tenía, pero al oír tocar a Franz, sólo exclamó      “ No he escuchado un talento semejante desde Franz Schubert”. Después, cuando el padre de Liszt se presentó a pagar, Czerny no aceptó el dinero, su respuesta fue: “No le cobro nada. El enorme progreso del niño es recompensa suficiente”.
Liszt es rechazado en el Conservatorio de París
Después de varias presentaciones en público, en 1823, a los doce años, Liszt y su padre Adam marchan a París para inscribirse  en el Conservatorio de la ciudad Lux. Pese a las más altas y nobles recomendaciones, el director de Conservatorio Luigi Cherubini lo rechaza, so pretexto que la ley prohíbe el ingreso de estudiantes extranjeros. Igual suerte corrió Federico Chopin cuando también intento inscribirse.   Esto no impidió a Franz  continuar con sus estudios de piano, los  Inició con dos grandes maestros: Ferdinando Paer y Anton Reicha. A partir de entonces. Paris se convierte en el centro de la vida Franz Liszt, de su obra musical, artística, amorosa y social.
Retos y rivalidades del “paganini del piano”
Sólo un dato más de este inmortal compositor, apodado ”El hechicero” .Tal era la pasión por el piano, que  en 1832 asistió a un concierto de violín que ejecutó  Niccolo Paganini y,  fue tal la impresión,   que a  partir de ese día se dedicó en cuerpo y alma a lograr ese virtuosismo pero en el piano. La fama de Franz Liszt o el “paganini del piano” rebaso todas las fronteras del mundo. Después de un concierto en la ciudad de Luxemburgo,  una pulmonía fulminante acaba con la vida del gran hechicero, gitano y franciscano, como el mismo se decía.
Su herencia, es ese enorme arcón repleto de  obras orquestales, poemas sinfónicos, conciertos para piano, estudios de concierto, obras corales y transcripciones de obras de Bach, Chopin, Gounod, Paganini, Schubert, Schumann, Verdi y Wagner, que aún seguimos escuchando, disfrutando, y gozando,  y lo más importante e imperecedero, son indispensables para la enseñanza universal de la música, particularmente para el estudio del piano.
Conclusión
Los ejemplos de Malher y Liszt, aún cuando son excepcionales, abundan en el mundo de la música. Desafortunadamente, en la vida actual, para los niños y los jóvenes estos ejemplos pasan desapercibidos. Estos no están a diario en la televisión, en la radio o en las redes de internet como los ídolos del fut o los personajes de las telenovelas. Esto no significa que no haya talentos musicales, los hay y en abundancia, pero cuando éstos son descubiertos, generalmente, los padres y demás familiares, consideran al estudio de la música, particularmente el piano, no como una profesión sino como un pasatiempo. Los pocos que han logrado tal hazaña no pasan de cinco. Sin artistas en el mundo de la música, profesionalmente hablando, resulta imposible  crear esos ambientes culturales que tanta falta hacen, no sólo para abrir oportunidades a la creación y al desarrollo de la inteligencia de niños y jóvenes sino para la vida cultural de la población en general.     

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