Alejandro Álvarez
Entre una de las causas de la falta de crédito en los partidos y el repudio ciudadano está su descarada falta de congruencia entre lo que critican y la manera en que funcionan ellos mismos. Es lo que bíblicamente se refiere a “ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el suyo propio”. El caso de los perredistas locales ilustra a la perfección tal parábola. Adrián Chávez, el dirigente estatal de los aztecas amarillos no tiene empacho en lanzar contra el PAN –su orgulloso aliado en los recientes gobiernos de Puebla, Oaxaca y Sinaloa con gobernadores de origen priísta– la acusación de que “reproduce viejos vicios del PRI” después de que la semana pasada el procurador agrario nacional vino a BCS a ejercer funciones partidistas revolviendo su investidura gubernamental federal con la de burócrata de su partido, el PAN. El joven Adrián tuvo razón en la crítica, pero se vuelve un payaso cuando no ve que en su partido hacen lo mismo. ¿O no se enteró de la masiva participación de funcionarios del gobierno agundista en la campaña de su derrotado candidato Luis Armando Díaz? Si no lo notó, peor todavía.
También aludió Chávez al carácter corporativo del priísmo que incorpora a las organizaciones sindicales a la disciplina del partido y del gobierno por encima de los objetivos y propósitos de la representación laboral, como si no supiera de la manipulación que los gobiernos de Leonel Cota y Narciso Agúndez hicieron de los sindicatos para chantajear y boicotear a sus enemigos políticos; y ahí están los casos del hotel Los Arcos y los amagos de los transportistas en Rofomex para ilustrarlo.
El caso del manejo de las finanzas es, si se pudiera, todavía más vergonzoso. No hay partido que lance las más estruendosas majaderías contra sus rivales en el gobierno por la corrupción o por lo menos la falta de transparencia en el ejercicio de los dineros públicos. El pasado fin de semana se reunió el Consejo Nacional del PRD para aprobar, quizás un poco tardíamente si somos quisquillosos, el informe financiero del 2010 y el presupuesto del año en curso. Pero son bravísimos para que los ejecutivos federal o estatales, donde no son mayoría, claro, presenten las cuentas estrictamente a tiempo. Ahora que si son parte del cochupo pueden hacer excepciones y decretar por simple votación que no han violado los tiempos. Genial. En dicho Consejo Nacional parte de las tribus identificadas con el “rayito de esperanza”, como el joven Adrián, señalaron que el presupuesto a ejercerse este año distribuye a los estados sólo el diez por ciento de las aportaciones federales, es decir 53 millones de pesos, cuando los estatutos establecen que debiera ser el cuarenta por ciento. También critican que el presupuesto de operación (burocracia y servicios) sea de 114 millones cuando el año pasado fue de 96 millones. Lástima que tanta agudeza no la hayan aplicado cuando su patrón, el presidente “legítimo”, era jefe de gobierno en el DF y asignó sin licitación los contratos para la construcción de las vialidades llamadas “segundo piso” donde se aplicaron miles de millones de pesos.
Los representantes de la tribu mayoritaria defendieron el manejo de las finanzas del partido y aseguraron que el PRD ya no debe 800 millones de pesos, como ocurrió tras la administración de Rosario Robles, aquella enamorada perdidamente de un empresario méxico-argentino que tranzó unos milloncitos con el mismo gobierno del deefe de los cuales participó al PRD por vía de sus incorruptibles militantes René Bejarano (el señor de las ligas, hoy rehabilitado), y Carlos Imaz. Y para justificar que durante un año no se hayan pagado las cuotas del IMSS e Infonavit de los trabajadores de base, argumentaron que por compromisos de deuda y multas, al partido se “le quitaban” en promedio 5.5 millones de pesos mensuales. Ese es el partido defensor de los derechos de los trabajadores. ¿Y así quieren que los ciudadanos confíen en los partidos? Ni locos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario