miércoles, 22 de febrero de 2012

AMBIENTALISTAS O TURBAS ENAJENADAS

Alejandro Alvarez

En nombre del ambientalismo o del ecologismo se han cometido muchas barbaridades en el mundo y, por supuesto, en nuestro país. Existe por ahí un negocio familiar que se denomina Partido Verde Ecologista de México, que no es ni partido, ni verde ni ecologista. Sus negocios sí los hace en México. Hace unos años uno de los juniors que regentean ese negocio fue sorprendido por unas cámaras extorsionando a un empresario para “facilitarle” la obtención de permisos de un proyecto de desarrollo. Del mismo junior se conoce la realización de pintorescas fiestas en sus mansiones donde corren los estimulantes  ilegales como ríos de aguas broncas. En nombre del ambientalismo se han impedido obras en comunidades empobrecidas donde los grupos promotores del boicot una vez logrado su objetivo se sientan a disfrutar de su proeza y los habitantes siguen sumidos en la miseria. No vayamos muy lejos. Un conocido ambientalista y poeta dedicó “desinteresadamente” meses, horas y minutos de su valioso tiempo de producción poética a boicotear la ampliación de la empresa Exportadora de Sal en la laguna de San Ignacio aquí en nuestro estado hace casi doce años. No repetiré las atrocidades argumentales que en realidad ponían una cortina de humo sobre el problema real, la disputa de empresarios salineros de Estados Unidos  y Australia por un mercado internacional en el que los mexicanos competirían exitosamente.  El tiempo ha pasado y esos grupos  ambientalistas desde luego no se hacen responsables de las condiciones de desempleo y miseria en que se debate el norte del estado desde hace lustros. Ellos cumplieron su propósito de impedir la realización de un proyecto. La destrucción es su fuerte, no la construcción. Sin embargo su desempeño entonces fue civilizado y apelaron a la autoridad en su demanda opositora. Si el gobierno federal cedió a esos chantajes es otro cantar.
Sin embargo las cosas parecen cambiar. Recientemente, con motivo de una reunión pública donde una empresa minera expondría su proyecto en el sur del estado, decenas de individuos, principalmente jóvenes, se apersonaron en el lugar no a escuchar sino a amedrentar a los promoventes del proyecto y a todo aquel que no coincidiera plenamente con su oposición a la minería. Estas personas no fueron al evento a escuchar sino a amenazar, no están dispuestos a entender sino que ponen oídos sordos a cualquier explicación técnica que esclarezca la forma de operación del proyecto.  Ya antes me he referido a la irresponsabilidad de la autoridad (SEMARNAT) que tuvo bajo su cargo el desarrollo del evento. Ahora me referiré a la irresponsabilidad de los supuestos investigadores, intelectuales y universitarios que en lugar de reconvenir a sus pupilos en su agresivo proceder no sólo festinaban su conducta como travesuras de pequeños sino que los azuzaban estimulando  la atmósfera de linchamiento típica de las turbas enajenadas que han cobrado víctimas en nombre de una supuesta justicia superior. En este caso “ambientalista”. Esa turba no es representativa del pueblo sudcaliforniano, ni del los centros de investigación, ni educativos del estado afortunadamente.
La pertinencia de un proyecto, que ahora es minero pero que mañana puede ser de cualquier tipo como una marina, un hotel, una fábrica o un negocio de hamburguesas, debe discutirse a la luz de sus argumentos. No de los escupitazos, gritos, dientes pelados y sombrerazos que parecen ser los únicos argumentos de una nueva religión disfrazada de ambientalista. A este ambiente han contribuido por cierto  distinguidas autoridades del gobierno estatal como Santiago Cervantes, Secretario de Salud, que hablando de lo que no conoce afirma que la minería a cielo abierto es altamente contaminante sin saber que en Guerrero Negro y en isla San Marcos se realiza minería a cielo abierto desde hace décadas, como tampoco sabe que el aprovechamiento de las arenas de arroyo y las pedreras en estado también son formas de minería a cielo abierto. También podría postularse al señor Cervantes al premio Nobel  de medicina ya que ha descubierto de un día a otro el origen del cáncer en el estado, adjudicándoselo a la minería realizada hace más de 100 años. Lo que no han hecho miles de laboratorios y centros de investigación médica del mundo este señor lo descubrió en días. Por eso estamos como estamos.  

No hay comentarios:

La prueba del poder

  Que Milei es un "facho", dice nuestro pròcer. ESO estaría por verse una vez sometido a la prueba del poder. Hasta donde sabemo...