El célebre periodista polaco, Ryzard Kapuscinsky(Premio Príncipe de Asturias 2003), identifica al griego Herodoto, autor de las clásicas Historias, como el antecedente más remoto del periodista, del reportero, del cronista. del mundo occidental.
En un artículo titulado “ Con Herodoto a la guerra”, publicado por Periodista Digital(defensores de la gratuidad de la prensa On line en el mundo, desde España), Kapuscinski nos recuerda que la guerra, el espectáculo cotidiano de la conflagración, es la degradación del hombre al mismo nivel que la bestia, y una derrota para todos, ya que la esencia de la humanidad es su capacidad de comunicación.
¿Por qué se hace la guerra?, se pregunta Ryzard y recuerda la primera vez que escuchó hablar de
Herodoto en sus años de estudiante de Historia en la Universidad de Varsovia, durante el periodo estalinista, cuando sus libros, si bien estaban traducidos, permanecían guardados en los sótanos de la editorial del Estado.
Herodoto estaba prohibido en el bloque soviético “porque su obra es una gran apología de la democracia, una acusación contra sátrapas y tiranos. Muestra que la guerra era el conflicto entre la democracia y la dictadura, y que la primera venció porque los hombres libres están dispuestos a dar la vida por conservar su libertad.”
En 1956, recién terminados los estudios, RK tuvo la posibilidad de partir al extranjero por primera vez,
a India, Pakistán y Afganistán, enviado por el periódico de las juventudes comunistas, El Estandarte
de los Jóvenes. Consigo llevaba un ejemplar de Las Historias de Herodoto, que la directora del periódico le había regalado una vez levantado el veto editorial en 1954 .
. “Con aquel libro – confiesa Kapuscinsky- inicié mi viaje en el periodismo. Y aquel libro me ha acompañado en todos mis viajes. Incluso ahora lo llevo siempre conmigo, como fuente de inspiración, reflexión y placer. Un modelo de objetividad e información completa para nuestro oficio de investigadores del mundo".
LA HISTORIA DE LARGA DURACION
“. A veces-cuenta Ryzard- en momentos como éstos, uno siente la necesidad de salirse de la
c orriente del río y sentarse en la orilla a observar las cosas desde fuera. Los acontecimientos se suceden,
veloces y caóticos, y engendran remolinos contradictorios e incomprensibles. Es preciso aprender a
mirar bajo la superficie, donde todo va más despacio y es posible intentar captar la naturaleza profunda de la historia que estamos viviendo, lo que Fernand Braudel llamaba de larga duración".
“Yo quería escribir un libro sobre la globalización. En el último año y medio he vuelto a viajar por el mundo para recoger material y hablar con la gente, sobre todo en Latinoamérica. Pero me he dado cuenta de que este mundo cambia tan deprisa, de forma tan radical y violenta, que no puedo escribir ningún libro ni dar ninguna descripción convincente. No hay tiempo para hacer alguna reflexión profunda desde fuera. Y, sin embargo, estoy convencido de que lo que hace falta es precisamente intentar hacer una reflexión serena sobre el mundo. Ahora bien, para hacerla, es preciso distanciarse de los acontecimientos, encontrar una perspectiva más amplia y elaborada. Eso es lo que estoy haciendo ahora. Y para ello me he puesto a seguir los pasos de Herodoto: el maestro de todos nosotros, el primer reportero, un fenómeno único en la literatura mundial.
“Herodoto fue el primero que entendió que, para comprender y describir el mundo, hace falta recoger gran
cantidad de material y, para ello, uno tiene que salir de su tierra, viajar, conocer a personas que nos relaten
sus historias. Nuestra escritura es el resultado de lo que hemos visto y de lo que nos ha contado la gente. Los reporteros somos el resultado de una escritura colectiva. El material de nuestros textos lo constituyen los relatos de cientos de personas con las que hemos hablado.
“Herodoto no describía el mundo como hacían los filósofos presocráticos, partiendo de su propio pensamiento, sino que contaba lo que había visto y oído en sus viajes. Su filosofía consistía en que hay que moverse y descubrir ideas nuevas. Estaba convencido de que las culturas se mezclan y que, incluso cuando hay un conflicto, no tiene por qué ser un aniquilamiento. Herodoto polemiza con sus compatriotas, demuestra y prueba, por ejemplo, que los griegos, sin la cultura egipcia, no serían nada. Ninguna civilización existe de forma aislada: hay una interacción constante. Es un cronista y, al mismo
tiempo, un patriota griego. Pero nunca emite una palabra de odio. Nunca usa términos como enemigo o
aniquilamiento. El lenguaje del odio no tiene lugar en sus escritos. Escoge palabras dramáticas, que sirven
para mostrar la desgracia humana dentro del conflicto. Lo que más le importa es destacar las razones de las dos partes. No juzga, da a los lectores las facultades y los materiales necesarios para formarse su propia opinión. Muchas veces, más que de cronista, tiene actitud de estudioso: después de narrar, se hace preguntas.
“ Para muchos, este trabajo no es más que una forma de ganar dinero, pero también hay muchos jóvenes que se preguntan sobre lo que hacen y buscan maestros y ejemplos (lo veo constantemente en los contactos que mantengo en la universidad, durante conferencias y presentaciones de mis libros). El libro sobre Herodoto será para ellos: lo veis, diré, hace 25 siglos, vivió un hombre que comprendió que el periodismo es un oficio que debe practicarse con escrúpulos, honradez y respeto, y que combate contra el partidismo y el chauvinismo. Herodoto quiso presentar el mundo como un lugar habitado por personas que pueden y deben vivir juntas y en paz.”
CASA DE CITAS. “Vale más que te vayas a la chingada”. Narciso Agúndez Montaño, encargado del despacho del Palacio de Cantera, a un periodista incómodo, durante una “audiencia pública”, en un recinto público: el Palacio Municipal de La Paz, ante la mirada complaciente del alcade, el ex comunista Puchas Castro.
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