domingo, 24 de agosto de 2008

NOSTALGIA DE FRONTERA: SAN DIEGO VIA DULZURA


Más temprano que entre semana, los domingos bajaba por Las Fuentes, y en ese boulevard con nombre
de asesino (Diaz Ordaz), en la esquina de la Telefónica, tomaba el rumbo de La Presa , la carretera vieja a Tecate y su campiña de viñedos y olivos limitada por la zona rocosa de las faldas de la Rumorosa.
Era la alternativa ideal para cruzar al otro lado cuando las garitas tijuanenses de San Ysidro y Otay estaban atascadas..

El Tecate gringo es un caserío disperso, surcado por la carretera de dos carriles (highway 8) que hacia el Este conduce al infernal Valle Imperial, y hacia el Oeste, al área metropolitana del antiguo puerto de San Miguel, ahora San Diego, The America/s Finest City(según la rúbrica de una famosa estación radiofónica) , la sexta urbe más grande de los Estados Unidos de América y una de las más conservadoras.

Allá, en una área próxima a la costa, me espera una intensa jornada periodística en el San Diego Hoy, el primer diario en español del Condado , inaugurado en octubre del 94, y del cual soy fundador y coordinador de la sección de Cultura y Espectáculos, oficio que encuentra en el camino de Tecate, la ventaja de un ambiente propicio para la redacción mental, lo cual permite no sufrir tanto cuando se abre la página virtual y el reloj avanza inexorable hacia la hora del cierre.

Una escala obligada es el Café Dulzura, al estilo del viejo oeste, con barra repleta de pítchers de
draft beer, botellas de Buds o Colt 45, y ofertas de ricas mieles y corn beef.

En Dulzura empieza el verdor y el rumor del agua corriente que, ya en las proximidades de la mancha urbana, cobra la forma de lagos y estanques. Aires campiranos impregnados de la armónica, la voz, la poesía de Bob Dylan, que la noche anterior había ofrecido un nostálgico concierto en el Marina Park, al que este escribidor había asistido como periodista, admirador de Dylan, y responsable padre de familia que lleva a sus dos hijos mayores a conocer la leyenda, a incitarlos a voltear hacia los clásicos de los sesenta y setenta y contrastarlos con la refritería del marketing televisivo.

Registrado por mi infalible Marantz, del concierto llega a través del estéreo la escalada lírica de
Like a Rolling Stone, mientras redacto en el lienzo mental la crónica que engalanará no solamente la
primera plana de la sección de Cultura y Espectáculos, sino la merita front page , aunque no quieran los dueños del periódico, los Sánchez Campuzano y los Partida, que exigen más atención a los gustos
de “la chusma”.

Irremediablemente, la inoportuna evocación de estos empresarios , lleva a atmósferas menos idílicas, como las que le han dado el tan publicitado toque siniestro a la realidad fronteriza.
¿No es acaso este mismo camino uno de los preferidos del Ku Klux Klan en su cacería de mexicanos?
Para regocijo de los “supremacistas”, los alrededores de esta Highway 8, están sembrados de cadáveres de paisanos que, a partir de la criminal operación Gate keeper, se han visto obligados a buscar pasajes cada vez más riesgosos hacia el “sueño americano”.
Y el supremacista mayor es nada menos que el gobernador de California, el sandieguino y ultra republicano
Pete Wilson , el de la tristemente célebre Proposition 187, y a quien mi amiga y compañera reportera del San Diego Hoy, Liliana de la Torre, desnudó mediante un reportaje que le valió a nuestro periódico(el de los periodistas, no el de los gerentillos chilangos y texanos), una mención en la primera plana del
New York Times.

Con su investigación, Liliana demostró que el antimexicanismo de Wilson, no era tan radical como sus correligioniarios supremacistas y otros iluminados del mundo WASP (White, American, Solvent and Protestant), podrían pensar.
Cuando el tema del supremacismo wilsoniano peleaba las primeras planas con la crisis mexicana del 95- que el mexicanista Graysson llamó el Teatro Mexicano, protagonizado por un grupo de políticos gay al frente del cual ubicaba a Córdoba Montoya-, una lectora dejó una valiosa pista periodística .

La reportera le siguió la huella a una señora nativa de Tijuana llamada Josefina Delgado, ex cocinera del gobernador y ex alcalde Wilson. Al buen Pete le fascinaban las enchiladas y el mole. ¡Oh my godsh!!
Y como Josefina era indocumentada, el político republicano no tuvo nunca que pagar el Seguro Social.

Fue un escándalo y uno de los mayores triunfos del SDH.

¿How does it feels to be on your own?, pregunta Dylan a la altura de El Cajón, como aludiendo a la crónica inconclusa y quizás demasiado desangelada de su concierto de anoche que dejó encantados a mis
hijos, que, lo juran, jamás volverán a escuchar a Ricky Martin., Alejandra Guzmán y mamarrachos por el estilo.

Y más me vale que al llegar a la Redacción ya esté todo resuelto, cuando menos la parte medular de la reseña, porque hoy tengo una cita con Fernando Valenzuela, mi ídolo en el terreno de juego y un mamón cuando se trata de atender a la prensa mexicana. Pero ya le agarré la pichada al Toro. Como buen erudito , le gusta que le hablen de su materia: el beisbol.

¿Me dirá el secreto del cutter, su nuevo lanzamiento, o de las dos velocidades de su screwball en la era
Dodger?.

Así que en vez de seguir rumbo al Down Town por la 54, tomaré el 805 North, hasta llegar a Mission Valley, donde bajo el sol del mediodía se levanta el Jack Murphy con sus parking lots llenos de autos con placas amarillas, que han cruzado la frontera en busca de algunos destellos de la magia del lanzador sonorense que, en 1981, estremeciera el mundo beisbolero, antes y después de la huelga de agosto.

Mas no se agota aquí la agenda del domingo. Después del out 27 y del punto final a la jornada editorial,
el coodinador de Cultura y Espectáculos del San Diego Hoy, tiene varias invitaciones que atender: la presentación de una novela de Isabel Allende, en una librería de La Jolla; el estreno de la película Bridges of Madison County, con Meryl Streep y Clint Eastwood, en un teatro del centro; una fiesta con artistas alternativos en un garage del Gaslamp, o una velada de jazz- homenaje a las grandes bandas- en el
Crocie/s de la Quinta Avenida.

¿Regresaré a Tj (Tiyei) esta noche o tendré que pedirle de nuevo posada a Georgette, la ninfa de Del Mar?


CASA DE CITAS.-“Suele suceder en ciertos espacios Cool-turales: Ellas son más viriles que Ellos, y al revés”. Archivo de Malecón.
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