lunes, 6 de octubre de 2008

RAMON COTA MEZA: LA CAÍDA DE WALL STREET. NOTA BIBLIOGRÁFICA.






La tormenta financiera en curso fue definida por el presidente de la U.S. Federal Reserve como “la peor en los últimos sesenta años”. En realidad, hace sesenta años no ocurrió algo comparable, ni mucho menos, pero la referencia apoya la idea de que estamos ante el fin de un periodo que empezó hace sesenta años con la formación del eurodólar o euromercado durante la reconstrucción de Europa. He reunido y publicado información sobre la evolución del eurodólar por más de trece años. El momento es apto para compartir algunas lecturas sin sospecha de academicismo o pedantería.

Debt and Danger. The World Financial Crisis, por Harold Lever y Christopher Huhne (Penguin Books, 1985), El peligro de la deuda (Emecé). Estudia la crisis de la deuda externa del Tercer Mundo en los ochenta en el contexto del eurodólar y advierte el peligro de que la no regulación financiera inherente a ese mercado se imponga en los países desarrollados. Expone con claridad intrincados asuntos financieros, la formación del eurodólar en la Guerra Fría y algunas tramas novelescas muy divertidas. Los autores reconocen a Emma Rothschild, economista de Cambridge, como la primera en advertir el fenómeno en el artículo “The coming crisis”, The New York Review of Books en 1976 (googlear).

The Money Lenders, Anthony Sampson, Los prestamistas (Grijalbo), revela muchos episodios de la deuda del Tercer Mundo desde el punto de vista de los acreedores del eurodólar. Magnífico y divertido, journalism at its best. Describe una expedición del Banco Mundial y del FMI a verificar las reservas monetarias y metales preciosos del Banco de Zaire en la época de Idi Amín, historia novelesca por completo, con tintes chuscos de El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad. He leído que The Money Lenders es la versión comercial del Informe de la Comisión Brandt sobre la deuda del Tercer Mundo, no lo recuerdo bien. Dicho sea de paso, todo lo de Sampson sobre “current history” es recomendable.

Bancos, deudores e instituciones, de Karen Lissakers, editorial Guernika, describe en detalle y una pizca de pimienta las negociaciones de la deuda de muchos países del Tercer Mundo en la segunda mitad de los ochenta. Incluye entrevistas muy directas con funcionarios públicos que negociaron los empréstitos. Documenta de sobra que los prestamistas fueron los primeros interesados en colocar su capital en manos soberanas. Lissakers sigue activa en Internet, aunque ignoro sus coordenadas. Debe estar muy interesada en lo que está pasando en su país. La vamos a googlear.

Venta de dinero, por S.C. Gwynne, Edivisión, 1989. Memorias de un joven banquero internacional que, para su horror y claudicación, va descubriendo la banca real en el frenesí crediticio de 1978-1981. En esa época el eurodólar ya marcaba el ritmo de las finanzas internacionales; muchos bancos de Estados Unidos adoptaron el estilo desregulado hacia deudores soberanos del Tercer Mundo. Era una competencia sobre quién prestaba más en menos tiempo. Gwynne es la imagen del contraste entre los principios bancarios que debía observar y la conducta irresponsable de todos sus colegas, incluyéndose a sí mismo. Una atmósfera de irrealidad velaba lo inocultable. Deudores y acreedores sabían que el colapso ocurriría en cualquier momento, pero nadie hizo nada por advertirlo siquiera.
Por último, Nacimiento de la biopolítica de Michel Foucault, curso 1978-1979 en el Colegio de Francia, publicado en 2007 (FCE), libro que debería ser el primero en la lista por antigüedad en la materia, amplitud de visión y descripción genealógica de los hechos. El título no tiene mucho qué ver con el contenido, pues apenas es la introducción a un tema que Foucault finalmente no abordó. Un título más adecuado sería “Genealogía del neoliberalismo. La Escuela de Friburgo en los años Treinta”. Foucault mantiene su narrativa en el plano de las ideas como estrategias de poder, su adecuación a las circunstancias, las variaciones teóricas nacionales, el nuevo tipo de economista, el anarco capitalismo de Estados Unidos… Explica el tipo de estado de derecho que el neoliberalismo necesita y por qué lo necesita dentro de su propia teoría. Se desprenden conclusiones sombrías del triunfo de una sociedad judicializada.

Hay muchos otros libros, artículos y reportajes más actuales de las finanzas no reguladas y las crisis sectoriales recientes en Estados Unidos, pero la mayoría tiene enfoque nacionalista e ignora los antecedentes del eurodólar y la deuda del Tercer Mundo, sin ver el origen extra jurídico del fenómeno, como si la desregulación hubiera nacido con Ronald Reagan. La primera desreguladora fue Thatcher hacia 1978; su partido era el principal aliado del eurodólar ante el gobierno de Estados Unidos y en Europa. Sobre las relaciones entre eurodólar y política está el libro The Banker´s Life, de George Moore, director del Citibank en Europa en los sesenta.

Las primeras ventanillas del eurodólar fueron abiertas en Inglaterra con la aquiescencia de los servicios de inteligencia de Estados Unidos para atraer funcionarios socialistas en busca de pequeños créditos. Era un mecanismo para obtener información sobre las necesidades económicas del adversario. Pronto, las ventanillas empezaron a atender otros fines e intereses. En los años cincuenta y principios de los sesenta, el euromercado recibió mucho capital fugado de Estados Unidos a causa de altos impuestos sobre herencias y fortunas. El euromercado se exorbitó con los petrodólares de los setenta.

Esa masa de capital y los derechos y obligaciones creados entre banca, estados e instituciones son la plataforma original de la globalización financiera. Primero se formó la fuerza económica y política, luego vino el discurso globalizante, como si la globalización fuera una obligación moral, más un puñado de asertos sobre la competencia perfecta como ideal económico, jurídico y social. Los reguladores de las reglas del juego en todos los órdenes se erigieron en modernos héroes sociales, pues su imparcial sapiencia garantizaba la justicia. En fin, todo esto merece discusión.

Los títulos que hemos mencionado tienen la ventaja de ver el fenómeno de la globalización financiera en sus orígenes, mucho antes de que el término “globalización” fuera acuñado como recetario de política económica para todos los países. En aquellos años se abría paso el eurodólar como fuerza económica no prevista en el esquema de la reconstrucción de Europa. El eurodólar no obedeció a diseño ni a voluntad alguna; fue creado por las circunstancias, hasta llegar a Estados Unidos en los ochenta, donde ahora está consumando su trayectoria. Esto no significa advenir el fin del capitalismo, ni de la globalización en general, por supuesto.

blascota@prodigy.net.mx

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