viernes, 10 de octubre de 2008

"MÉXICO CAMBIO MIS IDEAS Y MIS SUEÑOS": JEAN MARIE GUSTAVE DE CLÉZIO, PREMIO NOBEL DE LITERATURA 2008


Jean Marie Gustave Le Clézio. Foto: Marc Le Chelard / AFP
10-Octubre-08

El escritor franco-mauriciano Jean-Marie Gustave Le Clézio, recibió la noticia del Nobel de Literatura ayer durante una escala en París, fiel a su fama de viajero impenitente siempre a la escucha del “ruido del mundo”.“Escribir no es sólo estar sentado en tu mesa contigo mismo, es escuchar el ruido del mundo. Cuando estás en la posición del escritor se percibe mejor el ruido del mundo, vas al encuentro del mundo”, aseguró el literato enamorado de la cultura mexicana, en una multitudinaria rueda de prensa.Serio pero bromista, generoso en sus respuestas, el nuevo Nobel aseguró que no se esperaba el galardón, pero recibió la noticia con naturalidad. “Estoy escribiendo un libro y no me voy a parar por esto. Creo que ahora todo va a ser más sencillo. La Academia me ha regalado tiempo”, dijo el literato nacido hace 68 años en Niza, en el seno de una familia de exiliados de las Islas Mauricio, una ex colonia francesa.El novelista encandiló a la prensa con respuestas en francés, inglés y español, repasó sus viajes por medio mundo, su amor por la cultura hispanoamericana, cultivada en doce años de residencia en México y en sus largas estancias actuales en Nuevo México, donde constata el avance imparable de la cultura latina.Le Clézio afirmó deberle mucho a México. “Esa experiencia cambió toda mi vida, mis ideas sobre el mundo del arte, mi manera de ser con los otros, de andar, de comer, de dormir, de amar y hasta de soñar”, dijo evocando esa época.El escritor, de 68 años, recibirá el 10 de diciembre un cheque por 10 millones de coronas suecas (más de un millón de euros), en la solemne ceremonia de entrega de los premios Nobel.Caminos de MichoacánSan José de Gracia es la cabecera municipal de Marcos Castellanos, Michoacán, poblada por poco más de ocho mil habitantes: en ese lugar tenía una casa el ahora premio Nobel Jean Marie Gustave Le Clézio, uno de los escritores franceses más relacionados con México, dijo Homero Aridjis a MILENIO, vía telefónica desde París.“Lo que nos reunió mucho fue la campaña que entre 1965 y 2000 encabecé en defensa de la ballena gris, en la Laguna de San Ignacio, cuando se quería crear la salinera más grande del mundo.“De hecho, uno de sus libros más conocidos, Pawana —él mismo menciona que es una de sus obras favoritas—, es la historia de la campaña en defensa del santuario ballenero”, cuenta el narrador y poeta mexicano, mencionado por el escritor francés como alguien que “también merece el Nobel”.Durante la conferencia, Le Clézio recordó que con la escritura de Pawana y el apoyo de artistas como Homero Aridjis lograron impedir que se construyera una salina que privaba a las ballenas grises de un espacio privilegiado para la reproducción.Aridjis aseguró que el Nobel es de los pocos escritores franceses que viaja: un apasionado de la literatura, comprometido con las culturas no franceses, entre ellas la mexicana y dentro de la mexicana, la michoacana, de cuya relación surgieron títulos como La conquista divina de Michoacán y El sueño mexicano o el pensamiento interrumpido, ambos publicados por el Fondo de Cultura Económica.“Le ha apasionado México, no sólo su paisaje, su ecosistema, sino también su gente, desde las culturas indígenas hasta la cultura mestiza. No sólo se ha apasionado, sino ha estudiado y escrito a México. Además, lo conoce desde adentro porque vivió en un pueblo pequeño, casi de manera discreta.”“Le Clézio y yo somos de la misma edad, de 1940, nos separan unos cuantos días, pues ambos nacimos en abril, y también nos junta, aparte de una pasión por la literatura, la defensa del medio ambiente, el interés por la ecología.” ***Por qué no hay vampiros mexicanos*El tema del vampiro, frecuente en Europa (el broucolacos griego), es prácticamente desconocido en México, salvo en formas sin duda aculturadas, como en el cuento mazahua de la mujer que se levanta cada noche, en compañía de su madre, para beber en secreto la sangre de los niños. La fuerte presencia de rituales sangrientos dedicados a los dioses explican la ausencia del vampiro en el folclor mexicano. Huitzilopochtli, Tezcatlicopa y sobre todo el sanguinario Xipe Totec revelan el instinto depredador que arma los mitos. El ejemplo más contundente es el de la diosa-madre Cuerauaperi, que, según la creencia de los antiguos purépechas, se apoderaba del espíritu de sus víctimas, penetraba en ellas y les bebía la sangre. (…) La sangre y los sacrificios sangrientos son los símbolos propiciatorios, o expiatorios, que unen a los hombres con sus amos divinos. En la civilización de Centroamérica hay una curiosa mezcla de fervor y de repugnancia por estos cultos. La sangre es el signo del fervor religioso, de la humillación del hombre ante sus maestros celestes o infernales. (…) Mictlán, el infierno, el inframundo, recuerda los grandes poemas míticos, el viaje de Gilgamesh, el mito de Orfeo, el sexto canto de la Eneida, los primeros círculos de Dante. (…) La leyenda de la serpiente emplumada es la aventura de un hombre convertido en dios. Es la leyenda de un rey mago. La importancia de la leyenda del retorno de Quetzalcóatl es tal que cuatrocientos años más tarde sigue viva. ¿No se dice acaso en Cuernavaca que el alma del revolucionario Emiliano Zapata vuelve con el silbido del viento?*Fragmentos del libro Le rêve mexicain (El sueño mexicano, Gallimard, 1988), de J. M. G. Le Clézio. Traducción: Alfredo C. Villeda.



París / México • Agencias y Jesús Alejo MILENIO DIARIO
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