¡Pumas Campeón!, Un Grande de siempre (Crónica)
Publicada por TijuanaHOY el: 4, 6, 2009
Cobertura Especial: Edmundo F. Hernández Vergara
Pachuca, Hidalgo.- En una noche nublada y de lluvia caprichosa, a Pumas le salió lo “grande” sobre la grama perfecta del estadio Huracán y liquidó en el momento justo al superlíder Pachuca, en una lujosa Final de cinco estrellas que resultó verdaderamente estrujante, imposible de olvidar y que desgarró los límites del drama… ¡Pumas es el campeón!
Desde hace tiempo, los entrenadores del planeta decidieron cerrar el juego ofreciendo a la noble afición partidos terribles y Finales aburridísimas. Sin embargo, la que se jugó el domingo 31 de mayo en la Bella Airosa cumplió con exactitud los requerimientos del hincha más delirante y exigente. En una de las finales más angustiantes de años recientes y la de mayor “rating” televisivo después del Pumas-Chivas del 2004, fiel a su esencia, el cuadro del Pedregal tuvo que recurrir al carácter y a un esfuerzo ilimitado para completar un guión verdaderamente peliculesco y convertir la cabecera Sur del Hidalgo en un manicomio irrepetible, repleto de cánticos, pasión, brincos, lágrimas, alegría extrema y orgullo total.
Seguramente, los 17 equipos restantes, incluidos desde luego los Tuzos, se estarán preguntando en estos momentos qué les faltó para estar en el lugar que ahora ocupa orgullosamente el representativo de la UNAM, que dicho sea de paso, no invirtió un solo peso en refuerzos para afrontar la campaña que ha coronado con la consecución de la sexta estrella de su rico historial. La respuesta es más sencilla de lo que pudiéramos suponer: Pumas fue contundente, dejó la vida en cada balón y tuvo en la portería, pese al error en el segundo gol del “Chaco” Giménez, a un verdadero puma sagrado, como lo es Sergio Bernal, quien no solo ofreció una gran Final, sino también un estupendo torneo.
A unas semanas de cumplir los 55 años de vida, el puma se ha convertido nuevamente en el equipo de moda en México. Y es que cuando los felinos han respaldado con éxitos esa personalidad y carisma que siempre los ha distinguido, suelen superar la popularidad del mismísimo Guadalajara y provocar festejos multitudinarios y sumamente pintorescos, como el que se vivió la madrugada del 1 de junio debajo de las alas liberadoras del Ángel de la Independencia, hoy… más dorado que nunca.
Por otra parte, cuando se habla de la mejor afición de México, por costumbre se menciona en primer lugar a la de Monterrey, pero hace rato que la de Pumas merece un reconocimiento. La “Rebel”, la “Ultra” y la “Orgullo Azul y Oro”, discriminadas en esta ocasión por las autoridades del Estado de Hidalgo y la directiva del Pachuca, han dejado la violencia como una preocupación del pasado y se han dedicado exclusivamente a profesarle su entrañable cariño al cuadro estudiantil.
Lo que sucedió por un instante la noche del domingo 31 de Mayo será difícil de olvidar; por lo imponente para la gente de Pachuca y por lo emotivo para la de Pumas: tras el error de Bernal a 12 minutos del final del tiempo regular, que a la postre prolongó la angustia hasta los tiempos extra, los aproximadamente cinco mil hinchas auriazules que hicieron el viaje le pusieron el pecho –con todo y puma- a la adversidad y se entregaron a su equipo unidos en un coro escalofriante que silenció de golpe a las más de 25 mil almas tuzas: “¡Cómo no te voy a quereeeeeer… Cómo no te voy a quereeeeer… Si mi corazón azul es y mi piel dorada, siempre te querré…! Un cántico que tomó fuerza en la era de Hugo Sánchez y que proviene del alma más que de la boca.
Leandro, Bernal, Verón y hasta el “Tuca” –tan criticado por su estilo conservador- entendieron a la perfección el mensaje del pueblo universitario y empezaron a labrar el más reciente zarpazo de gloria del cuadro azul y oro, consumado en el botín derecho de un chamaco nacido en Tlalnepantla hace menos de 22 años y que está destinado a convertirse en una de las grandes figuras del balompié mexicano, como lo es Pablo Barrera.
Vaya pues, un reconocimiento para Pumas y para cada uno de sus integrantes por la enorme campaña que han coronado con el título. Para Ricardo Ferreti, porque se murió con la “suya” y nos ha dado un ejemplo de constancia y honestidad, además de confirmarse como uno de los símbolos más importantes de la institución, tras coronarse como jugador y entrenador; para Bernal, porque es ya una leyenda en el barrio del Pedregal, gracias a sus atajadas fantásticas y a sus cuatro títulos; para Verón y “Pikolín”, por haber dejado el alma en el campo y porque representan la síntesis exacta de lo que es un puma; para Dante, por sus goles oportunos; para Barrera, por el gol del triunfo; y para todos, en general, porque sin una de las piezas restantes, posiblemente Pumas seguiría añorando el título.
En lo que corresponde al Pachuca, habrá que agradecerle no solamente el esfuerzo de esa noche, sino también su lucha permanente por situarse como una institución importante que hoy vive de sus proezas y títulos, tras naufragar durante años en la división de ascenso y jugar en un estadio prohibido por la FIFA. Hoy es dueño del mejor inmueble destinado para el futbol que existe en Latinoamérica y, además de sus cinco estrellas locales, es hasta el momento el único conjunto azteca capaz de coronarse en una competición de la Conmebol.
Pachuca es un grande reciente y esta dolorosa derrota en casa no mancha en absoluto a la institución, principalmente porque cayó heroicamente ante un grande de siempre…
TRISTEZA EN PACHUCA
El antiguo estéreo del taxi de don Epifanio transmite un programa deportivo local en el que sus comentaristas sintetizan lo sucedido la noche anterior en la Bella Airosa, sin dejar de lado la camiseta albiazul de los Tuzos: “Pachuca fue infinitamente mejor a Pumas… De no ser por la expulsión de Mustafá, estaríamos platicando otra cosa. Se salvaron esos pumitas, pero el futbol da revanchas…”, se alcanza a escuchar a pesar de las notables distorsiones de la señal.
“Es mi programa favorito… siempre dicen la verdad”, me comenta con orgullo el microempresario del volante de escasa cabellera y bigote a la Tuca Ferretti.
“…la verdad, Pumas es campeón gracias a Calero…”, interviene desde el sonido del aparato otro de los comentaristas, provocando un cambio radical en el rictus del taxista, quien apaga con rudeza el radio para posteriormente comentar con verdadera indignación: “En eso sí no estoy de acuerdo; no podemos echarle toda la culpa a Calero. Aquí en Pachuca existen dos dioses y uno de ellos es Calero; el otro es (Gabriel) Caballero. Los dos, pero sobretodo Calero, llevan años en la ciudad y siempre han ayudado a la gente pobre… no es justo que ahora nos quieran hacer creer que es el villano”.
Don Epifanio pisa el acelerador con mayor fuerza para vencer el amarillo de un semáforo y continúa con su monólogo enmarcado por un punzante acento capitalino: “Me dijo que venía de Tijuana, ¿verdad? Mire, le voy a contar algo porque me dio confianza, joven. Hoy me siento tan triste y decepcionado como aquel día en que agarré mi maleta y me regresé de esa ciudad de la que usted viene. Hace muchos años, yo me robé a mi vieja y me la llevé lejos, tan lejos que llegamos hasta Tijuana… era mucho el miedo de que nos matara su papá que fuimos a parar hasta esa esquinita que se ve en el mapa”.
Sin dejar de hablar, el taxista echa un vistazo por el retrovisor para cerciorarse si su cliente atiende con interés sus palabras.
“Allá la hice de todo. Eran aquellos tiempos cuando llovían dólares en Tijuana y no balazos, como ahora. Le estoy hablando de principios de los ochenta. Porque ahora me dicen que los ´gringos´ ya no van y que la Revolución es una tristeza. Pues bueno, yo trabajé como burro para que no le faltara nada a mi vieja y para no hacerle más largo el asunto, le cuento que la agarré en el sillón de la sala con otro cabrón…”, dice el pobre hombre con el rostro desencajado.
Las primeras gotas de la lluvia del lunes 1 de junio caen oportunas sobre el vidrio del taxi. Son las lágrimas que el chofer posiblemente se tragó y el llanto general de una localidad que jamás esperó perder el partido más importante del año y de mucho tiempo.
Epifanio activa los parabrisas de inmediato y prosigue:
“Por eso me regresé y ella se quedó allá con su amante que, para acabarla de chingar, me correteó a balazos…”, expresa y suelta una carcajada espontánea, provocada por ese extraño poder que tiene el tiempo de transformar algunas tragedias en recuerdos chuscos.
“Hoy me acuerdo más que nunca porque esa vieja era mi vida. La quería tanto como quiero al Pachuca y ahora que nos tocó perder una Final en nuestro estadio, la tristeza es grande, muy grande, joven. Y lo peor de todo es que la directiva dejó afuera del estadio a los verdaderos aficionados con esos precios para locos de 600 y 800 pesos. Esa Final la vieron puros ricos porque aquí la gente está bien amolada… aquí un peso es un peso”.
Finalmente, el buen hombre detiene el auto y su historia para darme algunas recomendaciones con respecto a los atractivos turísticos de la ciudad: “Mire, joven, aquí a la vuelta está el Reloj, tiene más de cien años y dicen que lo construyeron los ingleses con los mismos ladrillos del Big Ben de Londres. Para nosotros ya es una costumbre verlo pero a usted le puede gustar. Si quiere comer algo le recomiendo la barbacoa en el mercado y los pastes… son unas empanadas pequeñitas que inventaron los mineros hace muchos años”.
-¿Cuánto le debo?, le pregunto ya con los pies en la banqueta.
“25 pesos, amigo… barato para que regrese y porque viene desde Tijuana”.
-“Ahí le van 40, por la historia que me contó”, le digo un poco en broma, un poco en serio, extendiéndole dos billetes azules.
“No joven, si le cobrara por la historia que le conté, no podría pagarme ahorita. Con esta historia usted podría hacer una película, un libro o uno de esos reportajes de los que hace el gordito Faitelson para la televisión…”.
Desde hace tiempo, los entrenadores del planeta decidieron cerrar el juego ofreciendo a la noble afición partidos terribles y Finales aburridísimas. Sin embargo, la que se jugó el domingo 31 de mayo en la Bella Airosa cumplió con exactitud los requerimientos del hincha más delirante y exigente. En una de las finales más angustiantes de años recientes y la de mayor “rating” televisivo después del Pumas-Chivas del 2004, fiel a su esencia, el cuadro del Pedregal tuvo que recurrir al carácter y a un esfuerzo ilimitado para completar un guión verdaderamente peliculesco y convertir la cabecera Sur del Hidalgo en un manicomio irrepetible, repleto de cánticos, pasión, brincos, lágrimas, alegría extrema y orgullo total.
Seguramente, los 17 equipos restantes, incluidos desde luego los Tuzos, se estarán preguntando en estos momentos qué les faltó para estar en el lugar que ahora ocupa orgullosamente el representativo de la UNAM, que dicho sea de paso, no invirtió un solo peso en refuerzos para afrontar la campaña que ha coronado con la consecución de la sexta estrella de su rico historial. La respuesta es más sencilla de lo que pudiéramos suponer: Pumas fue contundente, dejó la vida en cada balón y tuvo en la portería, pese al error en el segundo gol del “Chaco” Giménez, a un verdadero puma sagrado, como lo es Sergio Bernal, quien no solo ofreció una gran Final, sino también un estupendo torneo.
A unas semanas de cumplir los 55 años de vida, el puma se ha convertido nuevamente en el equipo de moda en México. Y es que cuando los felinos han respaldado con éxitos esa personalidad y carisma que siempre los ha distinguido, suelen superar la popularidad del mismísimo Guadalajara y provocar festejos multitudinarios y sumamente pintorescos, como el que se vivió la madrugada del 1 de junio debajo de las alas liberadoras del Ángel de la Independencia, hoy… más dorado que nunca.
Por otra parte, cuando se habla de la mejor afición de México, por costumbre se menciona en primer lugar a la de Monterrey, pero hace rato que la de Pumas merece un reconocimiento. La “Rebel”, la “Ultra” y la “Orgullo Azul y Oro”, discriminadas en esta ocasión por las autoridades del Estado de Hidalgo y la directiva del Pachuca, han dejado la violencia como una preocupación del pasado y se han dedicado exclusivamente a profesarle su entrañable cariño al cuadro estudiantil.
Lo que sucedió por un instante la noche del domingo 31 de Mayo será difícil de olvidar; por lo imponente para la gente de Pachuca y por lo emotivo para la de Pumas: tras el error de Bernal a 12 minutos del final del tiempo regular, que a la postre prolongó la angustia hasta los tiempos extra, los aproximadamente cinco mil hinchas auriazules que hicieron el viaje le pusieron el pecho –con todo y puma- a la adversidad y se entregaron a su equipo unidos en un coro escalofriante que silenció de golpe a las más de 25 mil almas tuzas: “¡Cómo no te voy a quereeeeeer… Cómo no te voy a quereeeeer… Si mi corazón azul es y mi piel dorada, siempre te querré…! Un cántico que tomó fuerza en la era de Hugo Sánchez y que proviene del alma más que de la boca.
Leandro, Bernal, Verón y hasta el “Tuca” –tan criticado por su estilo conservador- entendieron a la perfección el mensaje del pueblo universitario y empezaron a labrar el más reciente zarpazo de gloria del cuadro azul y oro, consumado en el botín derecho de un chamaco nacido en Tlalnepantla hace menos de 22 años y que está destinado a convertirse en una de las grandes figuras del balompié mexicano, como lo es Pablo Barrera.
Vaya pues, un reconocimiento para Pumas y para cada uno de sus integrantes por la enorme campaña que han coronado con el título. Para Ricardo Ferreti, porque se murió con la “suya” y nos ha dado un ejemplo de constancia y honestidad, además de confirmarse como uno de los símbolos más importantes de la institución, tras coronarse como jugador y entrenador; para Bernal, porque es ya una leyenda en el barrio del Pedregal, gracias a sus atajadas fantásticas y a sus cuatro títulos; para Verón y “Pikolín”, por haber dejado el alma en el campo y porque representan la síntesis exacta de lo que es un puma; para Dante, por sus goles oportunos; para Barrera, por el gol del triunfo; y para todos, en general, porque sin una de las piezas restantes, posiblemente Pumas seguiría añorando el título.
En lo que corresponde al Pachuca, habrá que agradecerle no solamente el esfuerzo de esa noche, sino también su lucha permanente por situarse como una institución importante que hoy vive de sus proezas y títulos, tras naufragar durante años en la división de ascenso y jugar en un estadio prohibido por la FIFA. Hoy es dueño del mejor inmueble destinado para el futbol que existe en Latinoamérica y, además de sus cinco estrellas locales, es hasta el momento el único conjunto azteca capaz de coronarse en una competición de la Conmebol.
Pachuca es un grande reciente y esta dolorosa derrota en casa no mancha en absoluto a la institución, principalmente porque cayó heroicamente ante un grande de siempre…
TRISTEZA EN PACHUCA
El antiguo estéreo del taxi de don Epifanio transmite un programa deportivo local en el que sus comentaristas sintetizan lo sucedido la noche anterior en la Bella Airosa, sin dejar de lado la camiseta albiazul de los Tuzos: “Pachuca fue infinitamente mejor a Pumas… De no ser por la expulsión de Mustafá, estaríamos platicando otra cosa. Se salvaron esos pumitas, pero el futbol da revanchas…”, se alcanza a escuchar a pesar de las notables distorsiones de la señal.
“Es mi programa favorito… siempre dicen la verdad”, me comenta con orgullo el microempresario del volante de escasa cabellera y bigote a la Tuca Ferretti.
“…la verdad, Pumas es campeón gracias a Calero…”, interviene desde el sonido del aparato otro de los comentaristas, provocando un cambio radical en el rictus del taxista, quien apaga con rudeza el radio para posteriormente comentar con verdadera indignación: “En eso sí no estoy de acuerdo; no podemos echarle toda la culpa a Calero. Aquí en Pachuca existen dos dioses y uno de ellos es Calero; el otro es (Gabriel) Caballero. Los dos, pero sobretodo Calero, llevan años en la ciudad y siempre han ayudado a la gente pobre… no es justo que ahora nos quieran hacer creer que es el villano”.
Don Epifanio pisa el acelerador con mayor fuerza para vencer el amarillo de un semáforo y continúa con su monólogo enmarcado por un punzante acento capitalino: “Me dijo que venía de Tijuana, ¿verdad? Mire, le voy a contar algo porque me dio confianza, joven. Hoy me siento tan triste y decepcionado como aquel día en que agarré mi maleta y me regresé de esa ciudad de la que usted viene. Hace muchos años, yo me robé a mi vieja y me la llevé lejos, tan lejos que llegamos hasta Tijuana… era mucho el miedo de que nos matara su papá que fuimos a parar hasta esa esquinita que se ve en el mapa”.
Sin dejar de hablar, el taxista echa un vistazo por el retrovisor para cerciorarse si su cliente atiende con interés sus palabras.
“Allá la hice de todo. Eran aquellos tiempos cuando llovían dólares en Tijuana y no balazos, como ahora. Le estoy hablando de principios de los ochenta. Porque ahora me dicen que los ´gringos´ ya no van y que la Revolución es una tristeza. Pues bueno, yo trabajé como burro para que no le faltara nada a mi vieja y para no hacerle más largo el asunto, le cuento que la agarré en el sillón de la sala con otro cabrón…”, dice el pobre hombre con el rostro desencajado.
Las primeras gotas de la lluvia del lunes 1 de junio caen oportunas sobre el vidrio del taxi. Son las lágrimas que el chofer posiblemente se tragó y el llanto general de una localidad que jamás esperó perder el partido más importante del año y de mucho tiempo.
Epifanio activa los parabrisas de inmediato y prosigue:
“Por eso me regresé y ella se quedó allá con su amante que, para acabarla de chingar, me correteó a balazos…”, expresa y suelta una carcajada espontánea, provocada por ese extraño poder que tiene el tiempo de transformar algunas tragedias en recuerdos chuscos.
“Hoy me acuerdo más que nunca porque esa vieja era mi vida. La quería tanto como quiero al Pachuca y ahora que nos tocó perder una Final en nuestro estadio, la tristeza es grande, muy grande, joven. Y lo peor de todo es que la directiva dejó afuera del estadio a los verdaderos aficionados con esos precios para locos de 600 y 800 pesos. Esa Final la vieron puros ricos porque aquí la gente está bien amolada… aquí un peso es un peso”.
Finalmente, el buen hombre detiene el auto y su historia para darme algunas recomendaciones con respecto a los atractivos turísticos de la ciudad: “Mire, joven, aquí a la vuelta está el Reloj, tiene más de cien años y dicen que lo construyeron los ingleses con los mismos ladrillos del Big Ben de Londres. Para nosotros ya es una costumbre verlo pero a usted le puede gustar. Si quiere comer algo le recomiendo la barbacoa en el mercado y los pastes… son unas empanadas pequeñitas que inventaron los mineros hace muchos años”.
-¿Cuánto le debo?, le pregunto ya con los pies en la banqueta.
“25 pesos, amigo… barato para que regrese y porque viene desde Tijuana”.
-“Ahí le van 40, por la historia que me contó”, le digo un poco en broma, un poco en serio, extendiéndole dos billetes azules.
“No joven, si le cobrara por la historia que le conté, no podría pagarme ahorita. Con esta historia usted podría hacer una película, un libro o uno de esos reportajes de los que hace el gordito Faitelson para la televisión…”.
PARTIDAZO Y EL DELIRIO DE LA REBEL
La capa plomiza que cubrió a la Bella Airosa desde el medio día finalmente se rompe a 20 minutos del inicio de la Gran Final. Lluvia que lejos de incomodar nos remonta a las mágicas ilusiones de la infancia, cuando pretendimos en algún momento ser futbolistas profesionales y soñamos con jugar una Final bañados por el cielo.
Hoy, la Final no la jugaremos en la cancha, pero al menos nos bañará exactamente la misma agua que mojará a nuestros héroes, mientras hacemos nuestra parte desde el graderío.
Del otro lado del cerco, justo en la cabecera sur del Huracán, la pintoresca “Rebel” no ha parado de cantar desde hace más de dos horas, a pesar de la discriminación y maltratos de los cuales fue víctima por parte de las autoridades del Estado de Hidalgo y de la directiva del Pachuca. Desde tempranas horas del domingo, los retenes habían devuelto a la Ciudad de México a todos los aficionados que no contaran con boleto en mano para el partido. Ese cartoncito de 15 por 20 con el holograma de los Tuzos en el centro, se convirtió en la visa para acceder al Estado de Hidalgo, en un hecho que viola las Garantías Individuales que conforman el apartado dogmático de la Constitución mexicana y que habla, entre otras cosas, del libre tránsito por el país.
Para rematar a la singular barra universitaria, no se colocó un solo puesto de bebidas en su zona, obligando a sus integrantes a ingeniárselas para conseguir detrás de los cercos metálicos, al menos agua y sodas, porque pasarles una cerveza era el peor delito que se podía cometer en esos momentos en el Estado de Hidalgo.
“Hay que estudiaaaar, hay que estudiar… el que no estudie a policía va a llegar”, le cantan en plena cara a los oficiales algunos fanáticos auriazules que, pegados a la valla no pierden la esperanza de adquirir el preciado líquido antes del silbatazo inicial.
Pero la noche llega y a pesar de las gargantas secas, el pueblo azul y oro se adueña de la guarida tuza y le gana la partida a más de 25 mil seguidores pachuqueños que rinden tributo a la “Rebel” con su silencio:
“!Dale, dale oooooooooooohhhhh… dale azul y ooooroooooooo… dale, dale oooooohhhh… dale Pumas campeón, dale Pumás campeóóóóóóón… dale, dale oooooohhhhhhh…!”, es el alarido ensordecedor que presagia la debacle albiazul y la coronación de los felinos.
Pero las cosas no serían sencillas para los dirigidos por Ricardo Ferretti.
Tras el silbatazo inicial, los del Pedregal desconciertan a sus seguidores al ser dominados claramente por el Pachuca que aprovecha su momento y empareja la serie tras el magistral cobro del “Chaco” Giménez de un penal fabricado por el panameño Blas Pérez, quien cayó en el área felina como si lo hubieran electrocutado. Minuto 33, Pachuca 1, Pumas 0, global 1-1. Era el anuncio de que sería una larga velada y la promesa de un extraordinario duelo por el título.
Y así fue. Todavía en el primer tiempo, la “Chilindrina” Damián Álvarez pudo matar a los capitalinos, pero aparece desde el fondo de la cueva universitaria un puma hambriento de apellido Bernal, que se come el balón y lo hace pedazos.
Para el complemento, el “Tuca” se decide a ir por el título y mueve sus piezas. Minuto 54, entra Leandro, sale Iñiguez, en un cambio tan abucheado por la barra ultratuza, como tan aplaudido por los hinchas felinos. A partir de ese momento, Pumas emparejó el partido. La clase y el tesón de Augusto le inyectaron sentido y confianza a la media cancha de su equipo ante la desesperación de Enrique Meza, quien intentó recomponer la situación al enviar al húmedo campo del Huracán a José María Cárdenas, solamente para que viera de cerca la impecable e implacable media vuelta del paraguayo Dante López en plena área albiazul, y que venció irremediablemente a Calero. Minuto 63, Pachuca 1, Pumas 1, global 1-2.
La UNAM tenía en sus manos, o mejor dicho, en sus garras, el sexto título de la institución en esos momentos, pero con el superlíder y su prodigioso volante de la Selección argentina de Diego Armando Maradona enfrente, Pumas sufrió lo que tenía que sufrir y se vio alcanzado en el marcador y obligado a jugar tiempos extras para llevarse la copa a Ciudad Universitaria.
Tras la falla terrible de Sergio Bernal, a quien se le escapó dramáticamente un disparo sumamente distante del “Chaco”, a 11 minutos del colofón, la suerte le sonrió nuevamente a los pupilos de Ferretti cuando el árbitro Paul Delgadillo echó de la cancha al central pampero Javier Mustafá tras una aparatosa falta en la banda derecha sobre la “Rata” Martín Bravo, quien recién había ingresado por Palencia. Para muchos no era expulsión pero posiblemente a Delgadillo lo traicionaron los remordimientos después de pitar 90 minutos de manera localista y quiso compensar. Lo cierto es que el menos culpable es el cuadro del Pedregal, que aprovechó y acabó con su adversario después de una descolgada centellante del talentoso Pablo Barrera por el costado derecho. El llamado “Dinamita” hizo el gol de la sexta estrella en complicidad con el arquero Calero y exterminó de su mente aquel mal sueño que le perseguía desde diciembre de 2007, cuando no pudo despejar un balón que le quedó preciso al atlantista Clemente Ovalle, quien disparó y sepultó a los auriazules en el juego por el título del Apertura 2007.
Minutos antes, justo después de las increíbles fallas mancomunadas de Bravo y Dante en plena área chica, la niña bonita de la Rebel, Karina García, residente de la Bella Airosa pero puma por convicción, pronosticó que el gol del campeonato caería en la portería que tenía enfrente. “Qué de tus labios sólo salgan profecías”, le responde un catedrático de la facultad de Filosofía y Letras.
Y así fue. Ahora Barrera puede estar tranquilo, pues contribuyó para agudizar la locura extrema de los peculiares hinchas auriazules, que más allá de una barra de animación son una gran familia y merecen una felicitación por el título de su equipo y por su manera tan impresionante y ejemplar de entregarle el alma a sus Pumas.
Esa familia hoy está merecidamente de fiesta. Pumas es un dignísimo monarca. Pero mucho más que un club deportivo, es una institución entrañable que no sólo ha formado futbolistas, sino también muchos mexicanos de bien. Con su coronación no solamente gana el futbol, sino también el individuo pensante y, en términos generales, uno de los pulmones intelectuales más importantes del país, la UNAM.
La capa plomiza que cubrió a la Bella Airosa desde el medio día finalmente se rompe a 20 minutos del inicio de la Gran Final. Lluvia que lejos de incomodar nos remonta a las mágicas ilusiones de la infancia, cuando pretendimos en algún momento ser futbolistas profesionales y soñamos con jugar una Final bañados por el cielo.
Hoy, la Final no la jugaremos en la cancha, pero al menos nos bañará exactamente la misma agua que mojará a nuestros héroes, mientras hacemos nuestra parte desde el graderío.
Del otro lado del cerco, justo en la cabecera sur del Huracán, la pintoresca “Rebel” no ha parado de cantar desde hace más de dos horas, a pesar de la discriminación y maltratos de los cuales fue víctima por parte de las autoridades del Estado de Hidalgo y de la directiva del Pachuca. Desde tempranas horas del domingo, los retenes habían devuelto a la Ciudad de México a todos los aficionados que no contaran con boleto en mano para el partido. Ese cartoncito de 15 por 20 con el holograma de los Tuzos en el centro, se convirtió en la visa para acceder al Estado de Hidalgo, en un hecho que viola las Garantías Individuales que conforman el apartado dogmático de la Constitución mexicana y que habla, entre otras cosas, del libre tránsito por el país.
Para rematar a la singular barra universitaria, no se colocó un solo puesto de bebidas en su zona, obligando a sus integrantes a ingeniárselas para conseguir detrás de los cercos metálicos, al menos agua y sodas, porque pasarles una cerveza era el peor delito que se podía cometer en esos momentos en el Estado de Hidalgo.
“Hay que estudiaaaar, hay que estudiar… el que no estudie a policía va a llegar”, le cantan en plena cara a los oficiales algunos fanáticos auriazules que, pegados a la valla no pierden la esperanza de adquirir el preciado líquido antes del silbatazo inicial.
Pero la noche llega y a pesar de las gargantas secas, el pueblo azul y oro se adueña de la guarida tuza y le gana la partida a más de 25 mil seguidores pachuqueños que rinden tributo a la “Rebel” con su silencio:
“!Dale, dale oooooooooooohhhhh… dale azul y ooooroooooooo… dale, dale oooooohhhh… dale Pumas campeón, dale Pumás campeóóóóóóón… dale, dale oooooohhhhhhh…!”, es el alarido ensordecedor que presagia la debacle albiazul y la coronación de los felinos.
Pero las cosas no serían sencillas para los dirigidos por Ricardo Ferretti.
Tras el silbatazo inicial, los del Pedregal desconciertan a sus seguidores al ser dominados claramente por el Pachuca que aprovecha su momento y empareja la serie tras el magistral cobro del “Chaco” Giménez de un penal fabricado por el panameño Blas Pérez, quien cayó en el área felina como si lo hubieran electrocutado. Minuto 33, Pachuca 1, Pumas 0, global 1-1. Era el anuncio de que sería una larga velada y la promesa de un extraordinario duelo por el título.
Y así fue. Todavía en el primer tiempo, la “Chilindrina” Damián Álvarez pudo matar a los capitalinos, pero aparece desde el fondo de la cueva universitaria un puma hambriento de apellido Bernal, que se come el balón y lo hace pedazos.
Para el complemento, el “Tuca” se decide a ir por el título y mueve sus piezas. Minuto 54, entra Leandro, sale Iñiguez, en un cambio tan abucheado por la barra ultratuza, como tan aplaudido por los hinchas felinos. A partir de ese momento, Pumas emparejó el partido. La clase y el tesón de Augusto le inyectaron sentido y confianza a la media cancha de su equipo ante la desesperación de Enrique Meza, quien intentó recomponer la situación al enviar al húmedo campo del Huracán a José María Cárdenas, solamente para que viera de cerca la impecable e implacable media vuelta del paraguayo Dante López en plena área albiazul, y que venció irremediablemente a Calero. Minuto 63, Pachuca 1, Pumas 1, global 1-2.
La UNAM tenía en sus manos, o mejor dicho, en sus garras, el sexto título de la institución en esos momentos, pero con el superlíder y su prodigioso volante de la Selección argentina de Diego Armando Maradona enfrente, Pumas sufrió lo que tenía que sufrir y se vio alcanzado en el marcador y obligado a jugar tiempos extras para llevarse la copa a Ciudad Universitaria.
Tras la falla terrible de Sergio Bernal, a quien se le escapó dramáticamente un disparo sumamente distante del “Chaco”, a 11 minutos del colofón, la suerte le sonrió nuevamente a los pupilos de Ferretti cuando el árbitro Paul Delgadillo echó de la cancha al central pampero Javier Mustafá tras una aparatosa falta en la banda derecha sobre la “Rata” Martín Bravo, quien recién había ingresado por Palencia. Para muchos no era expulsión pero posiblemente a Delgadillo lo traicionaron los remordimientos después de pitar 90 minutos de manera localista y quiso compensar. Lo cierto es que el menos culpable es el cuadro del Pedregal, que aprovechó y acabó con su adversario después de una descolgada centellante del talentoso Pablo Barrera por el costado derecho. El llamado “Dinamita” hizo el gol de la sexta estrella en complicidad con el arquero Calero y exterminó de su mente aquel mal sueño que le perseguía desde diciembre de 2007, cuando no pudo despejar un balón que le quedó preciso al atlantista Clemente Ovalle, quien disparó y sepultó a los auriazules en el juego por el título del Apertura 2007.
Minutos antes, justo después de las increíbles fallas mancomunadas de Bravo y Dante en plena área chica, la niña bonita de la Rebel, Karina García, residente de la Bella Airosa pero puma por convicción, pronosticó que el gol del campeonato caería en la portería que tenía enfrente. “Qué de tus labios sólo salgan profecías”, le responde un catedrático de la facultad de Filosofía y Letras.
Y así fue. Ahora Barrera puede estar tranquilo, pues contribuyó para agudizar la locura extrema de los peculiares hinchas auriazules, que más allá de una barra de animación son una gran familia y merecen una felicitación por el título de su equipo y por su manera tan impresionante y ejemplar de entregarle el alma a sus Pumas.
Esa familia hoy está merecidamente de fiesta. Pumas es un dignísimo monarca. Pero mucho más que un club deportivo, es una institución entrañable que no sólo ha formado futbolistas, sino también muchos mexicanos de bien. Con su coronación no solamente gana el futbol, sino también el individuo pensante y, en términos generales, uno de los pulmones intelectuales más importantes del país, la UNAM.
karina on Jue, 4th Jun 2009 9:11 pm
hola mund . guau k chida cronik no pense que me fueras a agregar jaja gracias pero quiero felicitarte y espero que sigas escribiedo mas cosas asi y mas que nada diferentes a las noticias amarillistas que salen pues tus cronicas tienen algo que te mantienen leyendo y captan tu atencion bueno :D saludos desd pachuca y grax.suerte y nos estamos viendo adios
el loco on Jue, 4th Jun 2009 10:45 pm
Muy buena nota. este bato parece que sí sabe
alexa on Vie, 5th Jun 2009 3:21 am
No se de donde sacaron a este señor Edmundo Vergara pero felicito a la pagina porque tienen a un periodista excelente en la sección de deportes. Los reportajes de este señor te hacen imaginar y te hace que te empiecen a interesar temas que normalmente no te intreresaban. Los felicito y espero leer más trabajo escritos con misma pasion y minuciosidad del sr. Edmundo. aah, y a los pumas les mando un abrazo a todos, especialmente al tuca que quedo tan guapo sin bigote… goooooooyaa…
Gregorio on Vie, 5th Jun 2009 3:24 am
Muera la ignorancia, viva el conocimiento. Muera el américa, viva Pumas… Gooooooyaaaaa!!! Felicidades a todos los pumas del país, especialmente a los de Tijuana y tambien al periodista que redacto esta crónica… está chidisima.Por mi raza hablara el espiritu….Somos campeoneeeeeeeeeees!!!!!!
Yesy on Vie, 5th Jun 2009 3:28 am
Gracias Leandro, gracias dante, Tuca, Pablito, Verón y compañía por hacerme tan feliz. Nunca olvidaré el 31 de mayo de 2009. Los quiero un chingo cabrones, son mi adoración mis pumas… Cómo no te voy a querer si somos campeones otra vez
Fede on Vie, 5th Jun 2009 4:30 am
Pumas campeon!! a huevo!! Eres mi vida, mi locura y mi pasión. Gracias cabrones, los amo. Perdoname, Tuca.
Horacio on Vie, 5th Jun 2009 10:02 am
Mi querido Mundo, una gran cronica que tenia que ser escrita de esa forma, que afortunado por haber estado ahi, a través de la tv solo se pudo tener al menos unos atisbos de la emocion de estar escuchando todo el reportorio de cantos, y eso por que para los ñoños de tv azteca que por mas que se esforazaron en echarle ponderar a pachuca la garra de las barras universitarias no podian ser calladas.
abrazo para el mas grande hinca auriazul de Baja California…
Benjixtaff on Vie, 5th Jun 2009 11:31 am
WOW WOW!!! Te aventaste bien machin esta nota carnal…Felicidades…te quemaste a los locales..si tuviera recursos haria un corto-metraje de la cronica..lo mejor Edmundo “ex teacher”…
excelente NOTA eh!!!
tijuanense on Vie, 5th Jun 2009 12:35 pm
excelentisima nota, muy bien redactada, debieran contratar permanentemente al redactor como encargado de deportes…Felicidades por la nota y felicidades a los pumas….
Fernando Ugalde Pérez on Vie, 5th Jun 2009 1:11 pm
Mira nomás con quién me tocó estar en el Estadio Hidalgo en esa inolvidable Final, ni más ni menos que con el periodista estrella de todo Tijuana eh! Bien dicen que caras vemos, habilidades no sabemos, y ya veo que lo tuyo es escribir. Excelentes crónicas mi estimado Edmundo, por eso tantos comentarios felicitándote, no se te fue ningún detalle. Lo del taxista, genial. Va un Goooya!!! que se escuche desde Nicolás Romero, Estado de México, hasta aquella ciudad bajacaliforniana que espero un día conocer.
Fede on Vie, 5th Jun 2009 3:52 pm
me gustaría conocer a karina, la niña bonita de la rebel, pero conociendo al pinche mundo, seguramente es una niña bellisima. Te felicito, karina, por el título de tus pumas y por haber conocido al mundo… es un tipazo!!
Celia on Vie, 5th Jun 2009 4:10 pm
Guauuuuuuuuuuu Mundo super curada la nota, te felicito eres muy bueno y ojala sigas asi
El frijol on Vie, 5th Jun 2009 4:17 pm
Felicidades amigo, la crónica esta impecable.
edgar on Vie, 5th Jun 2009 4:18 pm
Excelente crónica primo te sacaste un diez la verdad muy interesante aunque esta larguísima y no soy muy dado a leer ay estaba pegado porque al estar leyendo estaba emocionado y inquieto por saber que mas decía jaja te felicito de veras muy bien me sorprendiste sale te mando un abraso y un saludo a los de halla
Gabriela Garcia on Vie, 5th Jun 2009 8:18 pm
Profe! Excelente crónica. Que fortuna para los que fuimos sus estudiantes por que vemos brillar a quien nos enseño con tanta pasión y desesperación a los chicos rebeldes ! Un fuerte abrazo.
Mario Martínez Tolentino on Vie, 5th Jun 2009 9:06 pm
Que transita compañero, muy buena crónica extensa pero entretenida, felicidades a todos los pumas que lean esta nota y que se encuentran por todo el país y pues esperemos volvernos a ver otro día en algun otro estadio, saludos y seguimos en contacto
luis f. on Sab, 6th Jun 2009 5:21 pm
Muy buena crónica..felicidades a Tijuana hoy y por supuesto al super escritor, pero especialmente a mis pumas/////Goya, Goya////Universidad//////
JAMES SULLIVAN on Sab, 6th Jun 2009 10:02 pm
TE QUEDO CURADA LA CRONICA MUNDO, Y QUE BIEN QUE PUDISTE ESTAR EN EL ESTADIO DEL PACHUCA PARA FESTEJAR EL QUE SIN DUDA FUE UNO DE LOS MEJORES PARTIDOS DE LA LIGUILLA,LA EMOCION NUNCA DEJO DE FLUIR Y FUE UN TRIUNFO MERECIDO. SIN DISCUCION ALGUNA LA MEJOR FINAL EN MUCHO TIEMPO. MAS VALE PONER EL COMENTARIO TARDE QUE NUNCA
Carcomido on Sab, 6th Jun 2009 10:25 pm
Tremendo reportaje!, felicidades Edmundo.
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