La historia en breve
Ciro Gómez Leyva
2009-06-11•Al Frente. MILENIO.
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Imposible calcular hoy cuál será el efecto de la creciente campaña para anular el voto. Pero mientras, qué temporada de circo estamos viendo gracias a ella.
Fieles a sí mismos, los políticos hacen como que no oyen. O se hacen los ofendidos. Y ahora que un grupo de ciudadanos pide repudiarlos en las urnas, el instinto de supervivencia los reúne para defender privilegios e impunidad.
Ahí comienza el circo, con payasos verdes y tricolores, escupefuegos azules y amarillos, redes de protección por doquier, mujeres barbadas de ranchos ricos, enanos rabiosos, burócratas elefantiásicos y hasta un legítimo hombre bala. Hermanados por el poder y la vanidad.
¡Pasen, pasen, vengan a ver cómo eructan! ¡Pasen, por fin están todos juntos! ¡Marta Sahagún vende algodones contra la antidemocracia! ¡López Obrador descubre a la mafia de dromedarios! ¡Germán Martínez regaña con altavoz! ¡Los del PRI no entienden el despecho! ¡Los del PRD preguntan por qué nadie los quiere! ¡Y el IFE! ¿El IFE? Hace el ridículo, hace de escenográfico árbol de cartón.
Después de verlos contorsionarse codo a codo parecería que los políticos creen que, en el fondo, el llamado al voto en blanco es el desamor transitorio que prueba un amor profundo.
Imposible calcular hoy el efecto de la creciente campaña contra esta generación de políticos que fracasaron, que varias veces tuvieron en sus manos las ilusiones de una sociedad y se burlaron de ella, la vejaron. El reclamo ciudadano no es tanto a su escasez de juicio o malas artes, sino a su negligencia, ineficacia, pequeñez.
Pero mientras llega la fecha, qué ridículos se ven con babuchas puntiagudas, refunfuñando que son dignos de confianza, que son los mejores, que son las estrellas.
gomezleyva@milenio.com
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