viernes, 12 de junio de 2009

OTRA CARTA CONTRA LA IMPOSICIÓN DE VIRGILIO MUÑOZ COMO DIRECTOR DEL CECUT


Mtra. Consuelo Sáizar
Presidenta del CONACULTA
Escribo estas líneas como ciudadano y no como funcionario, porque como ya ha de saber, no trabajo en el CECUT desde el pasado jueves 04 de junio.
Deseo plantearle a Usted y a quien este escrito lea algunas ideas acerca de lo que está ocurriendo en el Centro Cultural Tijuana. Pero antes permítame una pequeña digresión que considero pertinente: En este país en donde se pregona a los cuatro vientos la importancia de las instituciones aunque todos los días los mexicanos nos desencantamos de la parcialidad, de la ineficacia y de la corrupción de éstas: ¿qué significa fortalecer las instituciones? ¿Es posible hacerlo desde afuera? ¿No es una responsabilidad de los funcionarios fortalecerlas desde adentro? Se le exige al ciudadano que participe y las defienda y hasta se le culpa y se le chantajea si no lo hace porque es más fácil “ciudadanizar” todo, hasta las obligaciones y responsabilidades de las propias instituciones del Estado, y entonces se dice que todos somos culpables de la violencia, del narcotráfico, de los fraudes electorales, de la pobreza, del desempleo etc. porque lo que se busca es esconder detrás del concepto “todos” a quien verdaderamente y en principio tiene la obligación de dar seguridad, combatir la pobreza, eliminar la corrupción, y abatir el desempleo: El Estado Mexicano y sus instituciones. Hasta aquí un planteamiento para introducir el centro temático de este escrito, eso que en el lenguaje de la burocracia y el mundo de los funcionarios se dice y se espera de quien trabaja dentro de las instituciones: La institucionalidad. Pero, ¿qué es eso de ser institucional? Vamos a ver si entre todos, es decir quien escribe, Usted y los que lean esto, lo podemos dilucidar. Se espera que quien trabaja en una institución tenga ciertas cualidades, trayectoria, habilidades, capacidades según el puesto y otras, pero sobre todas una, que tenga lealtad hacia la institución. Así, en abstracto suena muy bien, pero, ¿Qué es eso de ser leal a una institución? ¿Cómo se pondera? ¿Quién o quiénes dictaminan acerca de ello? ¿Los directores de las instituciones, los jefes, los ciudadanos, los periodistas? ¿Quién?
Hay en estos momentos un conflicto que involucra a la comunidad cultural de Tijuana pero que ya está tomando proporciones mayores al manifestarse los principales artistas, creadores, promotores culturales y todo tipo de ciudadanos, de muchas edades, y de otros municipios de Baja California y del país. El conflicto es conocido ya por todos, la desaprobación del nombramiento de Virgilio Muñoz como Director General del Centro Cultural Tijuana por parte de varias centenas de artistas, creadores etc. de Tijuana y del resto del país. Pues bien, quiero manifestar mi postura al respecto, ahora que ya no soy funcionario y que regreso a la categoría de ciudadano. Desapruebo totalmente el nombramiento de Virgilio Muñoz como Director del CECUT y estoy en mi derecho de manifestarlo. Pero también quiero manifestar que durante el tiempo que estuve al frente de la Subdirección Cultural fui institucional, es decir, que he trabajado a favor de la institución, que he sido profesional y que he realizado mi labor con el objetivo siempre de servir a la comunidad cultural, cumpliendo la misión del CECUT.
Fui institucional cuando se me invitó a ser Director del CECUT y acepté el cargo y, cuando el CONACULTA, a través del CECUT, con la aprobación de Usted como Presidenta lo manifestó públicamente. Fui institucional cuando a los pocos días se me comunicó que a lo mejor no era yo porque había otro candidato influyente pero que se revisarían otros currículos porque el candidato con altas influencias no era una persona que Usted aprobaba debido los métodos que estaba utilizando para hacerse del puesto. Fui institucional, porque nunca he ambicionado ser Director ni he estado obsesionado con el poder, y si no iba a ser el Director del CECUT estaba bien, porque estoy seguro que en Tijuana, sin necesidad de buscarle mucho, hay varias personas que bien pueden ser Directores. Fui institucional cuando de ser yo la propuesta avalada por Usted para ser nombrado Director del CECUT, en rueda de prensa se manifestó algo diferente, diciéndose que yo iba a ser Director Interino porque, aunque el personaje seguía empujando fuerte en las oficinas de Los Pinos, había todavía posibilidades de que se eligiera a un Director o Directora por su trayectoria y no por sus influencias. Fui institucional durante todo el tiempo en que además de ser Subdirector de Promoción Cultural fui Director Interino, sin cobrar un solo peso adicional como Director, metido en un conflicto de intereses que yo no provoqué y Usted tampoco sino sus jefes por favorecer a un personaje en vez de permitirle a usted realizar el trabajo que seguramente sabe hacer muy bien, revisar las trayectorias, analizar propuestas, y decidir a favor de lo que más convenga a la comunidad, es decir, a la institución. Fui institucional al sacar adelante todas las actividades durante todo este proceso, al estar al frente de la institución en cada una de las instancias, al resolver cada una de las dificultades que se presentaron en ese período incluida la contingencia sanitaria, al atender cada una de las solicitudes, al responder por la institución en medio de esa crisis interna y externa que Usted y yo sabemos significó este proceso de designación. Fui institucional durante el proceso de nombramiento del Director General del CECUT aún teniendo mi postura al respecto, aún al manifestarle hace ya muchos días, personalmente al propio Virgilio mi desacuerdo con su designación independientemente del desempeño totalmente profesional de mis funciones como Subdirector. En resumen, fui institucional hasta el 4 de junio, día en que dejé de laborar en el Centro.
Ahora escribo esto y estoy consciente que decir lo que sé me hará blanco de los ataques de personas que no les interesa nada, excepto obtener el poder. Y, entonces, regreso a la pregunta inicial: ¿Qué es eso de ser institucional? O más específicamente ¿Hasta dónde se debe ser institucional? Pareciera que hay una línea muy difusa entre lo que es y no es ser institucional. Usted por ejemplo, uno podría decir que ha sido institucional, está siguiendo instrucciones, tratando de lidiar con un conflicto que usted no generó y dando la cara por la institución. Pero, ¿Es esto ser institucional? ¿De verdad, esto es ser institucional? El asunto se complica, pero a lo mejor sólo aparentemente, tal vez se trata de un falso problema. Porque ser institucional es hacer lo que fortalezca a la institución, hacer lo que sirva para cumplir la misión para la cual la institución pública fue creada con el dinero de todos. Hacer no lo que el jefe diga y mande, sino lo que le convenga a la institución, en este caso a la comunidad de Tijuana. Ahora, es muy probable que Usted niegue lo que aquí estoy diciendo y continúe manifestando que la decisión del nombramiento del nuevo Director del CECUT la tomó Usted personalmente al revisar numerosas trayectorias, y que eligió al mejor, y que espera que este conflicto se arregle lo más pronto posible, etc. Es muy probable. Pero Usted y yo sabemos que eso no es cierto, aunque Usted lo niegue. Y no sólo Usted y yo lo sabemos, mucha gente, entre ella, todos los artistas y promotores y ciudadanos que están en contra del nombramiento, y muchos que están a favor. El problema no es la trayectoria del personaje, Usted sabe que fue una imposición inclusive para Usted. Aunque lo niegue. Lo que los artistas y creadores y promotores están haciendo es precisamente defender y tratar de fortalecer a la institución. Quieren arruinar sus reputaciones, poner en duda las razones de sus protestas, pero, es de sobra conocido, que están haciendo una exigencia más que legítima, y muchos lo sabemos. Son los ciudadanos quienes están pidiendo institucionalidad real. Es importante lo que está ocurriendo en Tijuana, es vital para el país abrir el debate acerca de los procedimientos para la designación de funcionarios. Usted lo sabe.
No espero una llamada de Usted. De hecho, no conozco siquiera su voz. Porque en todo el tiempo que di la cara por la institución nunca tuvo Usted el interés de conversar conmigo personalmente sino a través de sus colaboradores, y esto no debilitó mi decisión de ser institucional. No espero una contestación a este escrito porque no estoy pidiéndole una respuesta personal. Me importan sus acciones como funcionaria. Le solicito dos cosas, una u otra: Que haga usted lo que tiene que hacer, que asuma su puesto con dignidad. Usted es la Presidenta del CONACULTA, es atribución de Usted nombrar y remover al Director del CECUT. Es una ofensa para Usted, para la comunidad y para el CONACULTA que el Director General del CECUT continúe en su cargo. Yo ya fui institucional, los artistas y creadores están haciendo lo suyo al defender a la institución, todos los trabajadores del CECUT han hecho una labor extraordinaria en esta etapa tan crítica, sólo falta Usted. La otra petición es la siguiente: Que si no puede o no quiere hacer nada al respecto, renuncie. Porque hacer siempre lo que el jefe dice, acatar órdenes solamente, decir que sí a todo, no es ser institucional.
Atentamente.
Héctor Villanueva

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