viernes, 30 de julio de 2010

Recreo




Día con día

Héctor Aguilar Camín.MILENIO.

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  • 2010-07-30•Al Frente
Buscando título para un relato en cuyo trasfondo hay humo, topé con la amorosa memoria poética de Ángeles Mastretta, quien resolvió el problema invocando este verso de Renato Leduc:
Oh, si el humo fincara
No recordaba el título. Fui al librero en busca del tomo de Leduc, Obra literaria, publicado en el año 2000 por el Fondo de Cultura Económica, en su colección Letras mexicanas.
Pasamos una sobremesa releyendo a Renato hasta que dimos con el poema del humo. Está en la página 145 del más ligero volumen de 750 páginas que pueda consultarse en dicha colección.
Es una compilación, admirable, de poesía y prosa, hecha por Edith Negrín, con un prólogo, extraordinario, de Carlos Monsiváis.
Reproduzco aquí el poema por el puro placer de volver a leerlo mientras lo transcribo, y para ofrecer a los lectores de esta columna, un necesario recreo:
INÚTIL DIVAGACIÓN SOBRE EL RETORNO
Más adoradas cuanto más nos hieren
Van rodando las horas,
Van rodando las horas porque
quieren.
Yo vivo de lo poco que aún me queda
de usted
Su perfume, su acento,
Una lágrima suya que mitigó mi sed.
El oro del presente cambié por el de
ayer:
La espuma… el humo… el viento
Angustia de las cosas que son para
no ser.
Vivo de una sonrisa que usted no
supo cuándo
me donó. Vivo de su presencia
que ya se va borrando.
Ahora tiendo los brazos al invisible
azar:
Ahora buscan mis ojos con áspera
vehemencia
Un prófugo contorno que nunca he
de alcanzar.
Su perfume, su acento,
Una lágrima suya que mitigó mi sed.
¡Oh, si el humo fincara, si retornara
el viento,
Si usted, una vez más, volviera a
ser usted.
acamin@milenio.com

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