jueves, 26 de febrero de 2009

NOSTALGIA DE FRONTERA: A SAN DIEGO, VÍA DULZURA...


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Más temprano que entre semana, los domingos bajaba por Las Fuentes, y en ese boulevard con nombre de asesino (Diaz Ordaz), en la esquina de la Telefónica, en vez de enfilar hacia el centro tomaba el rumbo de La Presa, El Florido, el campo abierto, la carretera vieja a Tecate que cruzaba una campiña mediterránea de viñedos y olivos limitada por las rocosas faldas de la Rumorosa.

Era la alternativa ideal para cruzar al otro lado los fines de semana, cuando las garitas tijuaneses de San Ysidro y Otay, estaban con sus 24 líneas de acceso sobre saturadas y había que esperar una hora o dos para recibir la luz verde- o ser enviado a revisión secundaria- del inefable guardia imperial después de
sortear el cuestionario de rigor:

-¿Qué lleva de México?
- ¿? (¡A Salinas en la cartera!)
-¿ A qué va a los Estados Unidos?
-Al beisbol
-¿Quiénes juegan hoy?
-Padres –Dodgers
¿Quién lanza hoy por Padres?
¡Valenzuela!
- ¡Vámonos! !Muchous yellow plates in Jack Murphy!!.


Menos tensos y suspicaces, los migras de Tecate hasta sonríen y se dan tiempo de bromear como excepcionalmente lo hacen los de SY cuando pronuncias palabras mágicas como beisbol o Valenzuela.

Solo una pregunta de una chicanita de quebradizo castellano a despecho del nopal que lleva tatuado en la frente:

-¿Por qué no Tijuana?
-Porque está hasta la madre y...
-¿Madre? Keep on going!



El Tecate gringo es un caserío disperso, surcado por la carretera de dos carriles (highway, no freeway) que hacia el Este conduce al infernal Valle Imperial, y hacia el Oeste, al área metropolitana del antiguo puerto de San Miguel, ahora San Diego, The America/s Finest City(según la rúbrica de una famosa estación radiofónica) , la sexta urbe más grande de los Estados Unidos de América y una de las más conservadoras.

Allá, en una área próxima a la costa, me espera una intensa jornada periodística en el San Diego Hoy, el primer diario en español del Condado , inaugurado en octubre del 94, y del cual soy coordinador de la sección de Cultura y Espectáculos, y director interino los domingos. No se lo dije al migra pero otra de las razones que me indican el camino de Tecate es que la travesía estimula el ejercicio de redacción mental que permite no sufrir tanto cuando ante nuestros ojos se abre la página virtual y el reloj avanza inexorable hacia la HORA CERO, la del CIERRE.

Una escala obligada era el café Dulzura, al estilo del viejo oeste, con barra repleta de tarros o pítchers de draft beer, botes y botellas de Buds o Colt 45, y ofertas de ricas mieles y corn beef.

En Dulzura empezaba el verdor y se podía presentir el rumor del agua corriente que más adelante cobraba la forma de lagos, de estanques, ya en las proximidades de la mancha urbana. Un paisaje idílico, de aires campiranos impregnados de la guitarra, la armónica, la voz, la poesía de Bob Dylan, que la noche anterior había ofrecido un nostálgico concierto en el Marina Park, al que había asistido como periodista, melómano admirador de Dylan, y responsable padre de familia que lleva a sus dos hijos mayores a
conocer a la leyenda, a incitarlos a voltear hacia los clásicos de los sesenta y setenta y contrastarlos con la refritería de los ídolos forjados por el marketing televisivo.

Del concierto, registrado por mi inseparable Marantz, llegan a través del autoestéreo los ecos líricos de Like a Rolling Stone, mientras empiezo a garabatear en el lienzo mental la crónica que engalanará no solamente la primera plana de la sección de Cultura y Espectáculos, sino la merita front page del periódico, aunque no quieran los dueños, los nefastos Sánchez Campuzano y los Partida, que exigen más atención a los gustos de “la chusma”.

Irremediablemente, la inoportuna evocación de los Sánchez Campuzano(Don Corleone y Corleoncito, de quienes luego te platicaré, mitoterísimo lector) y los hermanitos Partida, lleva a esas atmósferas menos idílicas que le han dado el tan publicitado toque siniestro a la realidad fronteriza.

¿No es acaso este mismo camino uno de los preferidos del Ku Klux Klan en su cacería de mexicanos?
Para regocijo de los SUPREMACISTAS, los alrededores de esta Highway 8 están sembrados de cadáveres de paisanos que, a partir de la criminal operación Gate keeper, se han visto obligados a buscar pasajes cada vez más riesgosos hacia el sueño americano.
Y el supremacista mayor es nada menos que el gobernador de California, el sandieguino y ultra republicano Pete Wilson , el de la tristemente célebre Proposition 187, y a quien mi amiga y compañera reportera del San Diego Hoy, Liliana de la Torre, desnudó mediante un reportaje que le valió a nuestro periódico(el de los periodistas, no el de los ladinos gerentillos chilangos y texanos), una mención en la primera plana del New York Times.

Con su investigación, Liliana demostró que el antimexicanismo de Wilson no era tan radical como sus correligioniarios supremacistas y otros iluminados del mundo WASP (White, American, Solvent and Protestant) podrían pensar.
Cuando el tema del supremacismo wilsoniano peleaba las primeras planas con la crisis mexicana del 95- que el mexicanista Grayson llamó el Teatro Mexicano, protagonizado por un grupo de políticos gay al frente del cual ubicaba a Córdoba Montoya-, una lectora dejó una valiosa pista periodística .

La reportera le siguió la huella a una señora nativa de Tijuana llamada Josefina Delgado, ex cocinera del gobernador y ex alcalde Wilson. Al buen Pete le fascinaban las enchiladas y el mole. ¡Oh my godsh!!
Y como Josefina era indocumentada, el político republicano no tuvo nunca que pagar el Seguro Social.

Fue un escándalo y uno de los mayores triunfos del SDH.

¿How does it feels to be on your own?, pregunta Dylan a la altura de El Cajón, como aludiendo a la crónica inconclusa y quizás demasiado desangelada de su concierto de anoche que dejó encantados a mis
hijos, que, lo juran, jamás volverán a escuchar a Ricky Martin, Alejandra Guzmán y mamarrachos por el estilo.

Y más me vale que al llegar a la Redacción ya esté todo resuelto, cuando menos la parte medular de la reseña, porque hoy tengo una cita con Fernando Valenzuela, mi ídolo en el terreno de juego, pero un hijo de la chingada cuando se trata de atender a la prensa mexicana.! Pinchi Fernandito mamón!
SE encabronó conmigo desde el día de su debut con los ComPadres de San Diego –Tijuana(como los promocionaba el buen compita Enrique Morones, quien supo darle su lugar a la prensa tijuanense y nos invitó a Peoria y a Monterrey).

Era un luminoso mediodía dominical con el Jack Murphy a reventar y la bandera mexicana ondeando al fondo del jardín central al lado de la insignia imperial. Gracias a la complicidad de un amigo fotógrafo del Union Tribune, pude colarme hasta el dog out para ser testigo de una singular página de la historia beisbolera, protagonizada por el fenómeno que tres lustros después de su consagración como Novato del Año, premio Cy Young, y épico vencedor de los Yankees lanzando un juego completo en serie mundial, volvía a convocar MULTITIUDES de ambos lados de la frontera.

Luego de los himnos y antes de saltar al terreno de juego, los ComPadres rodearon a Fernando, quien había permanecido IMPASIBLE sentado en la banca con su celebérrimo brazo zurdo envuelto en una frazada. Fue un espectáculo enternecedor ver a astros como Tony Gwynn, Caminitti, Finley, a su ex compañero, segunda base Dodger, Dave López, ahora coach de San Diego, al manager Buchy, animando a FERNIE, nuestro GORDO SAGRADO(como lo llamó el Mago Septién), mientras las notas del emblemático tema San Fernando, del grupo Abba, estremecían los alrededores de MISSION VALLEY.
Era la MAGIA del Toro que volvía 15 años después de aquella ventosa noche de agosto en que fui a su encuentro en el Candlestick Park, de San Francisco.
Cuando sus compañeros se lanzaron al terreno de juego para recibir a los METS, me quedé solo ante Fernando, y obnubilado por lo emotivo del momento y el fulgor del ídolo, lo abordé con una pregunta estúpida:

-¿Estás nervioso, Fernando?

Me clavó una mirada fulminante, un SCREWBALL de pupila a pupila que que me dejó abanicando lo que sentí como un TERCER STRIKE a mi corta carrera de PERIODISTA DEPORTIVO.

Pero creo que ya le agarré la pichada al Toro. Como buen erudito le gusta que le hablen de su materia: el beisbol. Hace poco lanzó un juegazo contra los Filis, y en la rutinaria rueda de prensa del vestidor le hice ver que no había dado base por bola, y le encantó la observación:¨!ESO!!”, exclamó saludándome con una sonrisa.

¿Me dirá ahora el secreto del cutter, su nueva pichada, o el de las dos velocidades de su screwball en la era Dodger?.

Así que en vez de seguir rumbo al Down Town por la 54, tomaré el 805 North, hasta llegar a Mission Valley, donde bajo el sol del mediodía se levanta el Jack Murphy con sus parking lots llenos de autos con placas amarillas, que han cruzado la frontera en busca de algunos destellos de la magia del lanzador sonorense que, en 1981, revitalizara al mundo beisbolero, antes y después de la huelga de agosto.

Pero no se agota aquí la agenda del domingo. Después del out 27 y del punto final en la jornada editorial, el coodinador de Cultura y Espectáculos del San Diego Hoy tiene varias invitaciones que atender: la presentación de una novela de Isabel Allende, en una librería de La Jolla; el estreno de la película Bridges of Madison County, con Meryl Streep y Clint Eastwood, en un teatro del centro; una fiesta con artistas alternativos en un garage del Gaslamp, o una velada de jazz- homenaje a las grandes bandas- en el Crocie/s de la Quinta Avenida.

¿Regresaré a Tj (Tiyei) esta noche o tendré que pedirle de nuevo posada a Georgette, la ninfa de Del Mar?

(continuará)


CASA DE CITAS.-“SI no se está escribiendo un libro no se está viviendo, no se está respirando”. Ricardo Garibay.

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