domingo, 2 de agosto de 2009

POBRE MÉXICO....



Jorge Medina Viedas


2009-08-02•Acentos. MILENIO.

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El lente agudo y crítico —y esta vez sufrido— de José Carreño Carlón nos proporcionó algunas estampas depresivas de México en el mundo y Andrés Oppenheimer, otro periodista que como el inteligente académico sinaloense, no necesita de constataciones de su calidad como tal, recomienda que no hagamos nada frente a una ofensiva película estadunidense que exhibe a cuatro mexicanos sirviendo de sillones colocados como animales en cuatro patas.
Si denunciamos el chiste por racista o xenófobo, corremos el riesgo de hacer de esta (mala) comedia de Sacha Baron Cohen (británico) a escala mundial, lo mismo que provocó la Iglesia católica a escala nacional con el drama de El padre Amaro y, de paso, ser condenados y ninguneados por los desnacionalizados globalifílicos que ahora tenemos por montones.
Ni Carreño ni Oppenheimer tenían necesidad de proporcionar muchas razones por las que México ha descendido tanto en el aprecio y el respeto de la comunidad mundial, para saber que las actitudes antimexicanas existen desde hace tiempo en varias partes del planeta.
Por simple sentido común, sin embargo, una persona o una nación pueden ser objeto de escarnio cuando se incurre en frecuentes ineptitudes, ridiculeces o fracasos en la vida. Y la verdad es que México, parte de su conglomerado, suma a los rencores racistas o no y a la competencia por los mercados que puede haber en estas campañas antimexicanas, sus propios eventos.
Los mexicanos tenemos varias décadas sumidos en una crisis. Una crisis que recorre todos los órganos pero que parte del sistema nervioso central donde se concentran y regulan las funciones de todo el cuerpo social.
La estructura económica, el sistema político, los ámbitos más heterogéneos de la vida pública, desde la política, pasando por la educación, la cultura, la religión, la moral hasta el deporte, han decaído o se han estancado a causa de diletantes, truhanes o inexpertos.
En el crepúsculo priista ocurrió de todo: un levantamiento armado que nos desenganchó del tren del primer mundo; asesinatos de un jerarca católico, de un candidato presidencial y de un importante político priista, como si estuviéramos en la décadas de los 20 y los 30 del siglo pasado mexicano.
Hace tiempo, tal vez desde la catástrofe de Luís Echeverría, el país empezó un camino de regresión y de demolición moral. Después el país pasó por un presidente cuya esposa y familia tenía desplantes de monarcas feudales; un presidente que unos días después de dejar el poder hizo una huelga de hambre por un hermano acusado de asesinato; un presidente que tuvo que sortear el “error de diciembre” y una crisis económica brutal.
De hecho, México se inauguró en la globalidad como issue exótico de los corresponsales y medios extranjeros, que siempre contaron con temas interesantes y paisanos bien dispuestos a dar explicaciones ideologizadas de la realidad, las cuales aquellos convirtieron y difundieron por el mundo como estereotipos entre los que destacan, a saber: todos los políticos mexicanos son corruptos, el PRI es el culpable de todos los males de México y la mexicana es una sociedad violenta y primitiva.
Sin el PRI en la Presidencia, lo siguiente sirvió para confirmar (y mejorar) aquellos estereotipos: un presidente bufón e ignorante, los hermanos de un ex presidente peleando por recuperar millones de dólares en bancos de Suiza, políticos de izquierda en videos recibiendo maletines llenos de dólares. Y para qué seguir.
Quién dice que en otras naciones no hay crisis, desempleo, matanzas, salvajismo, crueldades, gobiernos y políticos como los nuestros; quién dice que en otros países no existen patanes, maleducados, descerebrados que te patean los respaldos en los cines, te quitan el lugar del estacionamiento, te echan el carro encima, te agreden, te esquilman con protección legal, te redondean tus saldos a su conveniencia; quién dice que en otras naciones el lenguaje común no se ha degradado; quién dice que no hay en otras naciones gente inteligente y no, que por alguna razón se comporta estúpidamente, no lee y es insolidaria.
Si hay alguien que lo diga, falta a la verdad. Pero una cosa es cierto: aquí en México todo eso se da a granel. En lugar de reducirse, los índices de violencia crecen, el número de pobres aumentan y el pesimismo también.
Y es que sólo en México tenemos un Slim, un Fox, unos bancos, una policía, una televisión, un SNTE, un Juanito, una corrupción, unos decapitados, un pozolero así, una familia así, que nos vuelve, pese a toda nuestra rabia e impotencia, un país del que se burlan y hacen escarnio estúpidos de otros.jorge.medina@milenio.com

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