sábado, 9 de enero de 2010

LA RENTABILIDAD DE LA MENTIRA...

Acentos
Juan Gabriel Valencia


2010-01-09•Acentos
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Olvido y desmemoria, no por ilegítimos y mentirosos, pueden dejar de ser útiles como recursos políticos coyunturales. Pero algunos distinguidos panistas y priistas los han convertido en una forma de ser y de pensar. Por eso hay que ser muy escépticos ante planteamientos de reformas políticas, de cambios a las reglas, procedimientos e instituciones para que el país salga de la parálisis y del estancamiento. El problema principal es el capital humano de nuestra clase dirigente. Ejemplos remotos y recientes abundan.
Dicen que es de sabios cambiar de opinión, pero algunos de los políticos mexicanos lo hacen todos los días. Vayámonos al pasado, no tan lejano. En los últimos quince años, si un fantasma ha recorrido México, es el de la reforma fiscal. La salida de la crisis económica de 1995 pasaba fatalmente por el incremento del impuesto al valor agregado; no era una buena solución política. Era la solución, a secas. El PRI mayoritario asumió el costo. Pero el PAN no estaba para soluciones viables, sino para rentabilidades electorales y lo capitalizó explícita y abiertamente en la campaña federal del 97, el PAN de Felipe Calderón, y en la presidencial del 2000.
Devenidos los panistas en gobierno, descubrieron horrorizados que estaba pendiente la generalización del IVA. Se habían empeñado cinco años en arraigar en la conciencia colectiva que ese impuesto era una injusticia y una arbitrariedad, falso desde luego, pero lucrativo. Ahora, se les llena la boca respecto de lo que tienen y deben hacer con frases como “tomar decisiones difíciles” o “actuar con valor”, cuando ellos crearon las condiciones difíciles para tomar ciertas decisiones que hoy exigen valor, ya no sólo sensatez, convertidos en rehenes de sus mentiras y de la opinión pública que ellos inventaron, pero que ya es una realidad política, mediática y legislativa. Construyeron las premisas de un nuevo juego político apostando siempre a la próxima elección y ahora califican a sus adversarios de irresponsables y electoreros, cuando las reglas de este juego las establecieron ellos. Fallaron los panistas en su intento de paralizar el gobierno de Zedillo y lo que consiguieron fue paralizarse a sí mismos cuando fueron gobierno y estancamiento del país entero.
Incrementan los precios del diésel y de las gasolinas y en vez de ofrecer argumentos de por qué lo hicieron, salen a decir yo no fui, fue el PRI. Gobernar bien cuesta. Estos muchachitos quieren ir gratis por la vida mintiendo a los demás, lo que es malo, y engañándose a sí mismos, lo que es peor.
Por desgracia, algunos de sus adversarios no se quedan atrás. El espectáculo de Manlio Fabio Beltrones a lo largo de esta semana sería una anécdota inocua de humor negro si no fuera senador de la República y un factor de poder indiscutible en un PRI que al día de hoy encabeza la preferencia electoral. Un día declara que no se le pueden dar facultades (sic) a un presidente que no escucha. Día y medio después dice que el presidente Calderón es confiable para pactar y cumplir acuerdos políticos. Inexplicable: ¿es posible pactar con alguien que no escucha? Se comporta el senador como panista: dice una cosa un día y al siguiente la contraria y no importa. Lo que cuenta es estar en los medios y avanzar en sus ambiciones electorales. En una lectura elemental de que el fin justifica los medios, no hay reparo alguno en la contradicción y en la incoherencia con tal de la búsqueda del mejor de los mundos posibles: reflectores; adalid de las mejores causas del pueblo en la denuncia del alza de precios; factor de decisión en el partido; un Senado obsecuente y a su servicio sin que el PRI sea mayoría; e interlocutor de Los Pinos porque ya dijo que el Presidente es confiable y seguramente en Los Pinos le creyeron, como a lo largo de todo este sexenio.
La política mexicana se mueve, como nunca antes, en el inmediatismo, la simulación, la mentira descarada. ¿Cómo este año se pueden celebrar y recordar el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución si la clase dirigente apela a que olvidemos lo que se nos dijo hace 36 horas? ¿Cómo los panistas exhortan a todas las fuerzas políticas a un compromiso desinteresado con la nación cuando la responsabilidad y el desprendimiento de un grupo gobernante en la década de los noventa fueron utilizados para desplazarlo y ponerlo en la picota de la historia?
Se equivoca el senador: ni él ni los panistas son confiables; pactar con alguno de ellos es amnesia o es suicida. juangabriel_valencia@yahoo.com.mx

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