La Semana de Román Revueltas Retes
2010-01-03•Al Frente
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Foto: René Soto
No es frecuente que se conjuguen, en un mismo año, una crisis económica, una epidemia de influenza y una sequía. Y todo esto en un sangriento entorno de violencia e inseguridad. Tal fue, sin embargo, el signo de 2009. Y no nos hemos recuperado, por más que las alegres cifras de la macroeconomía anuncien tentadores espejismos.
El pesimismo es ya un rasgo nacional, luego de tantas promesas incumplidas y tantas expectativas malogradas: la gente no tenía demasiados ánimos de celebrar las Navidades y ahora, a punto de acometer la cuesta de enero, se encontrará en el peor de los mundos: sin dinero y sin posibilidades de ganarlo.
Hay países que no lograrán transitar hacia la modernidad —ese universo de bienestar, reglas claras y certezas— y el nuestro parece ser uno de ellos. Hemos escuchado hasta la saciedad que México está obligado a emprender varias reformas de fondo para trasformarse y crecer económicamente. Pero, así como son de insistentes las voces que nos llaman para cambiar, así somos de reacios a los cambios. Y pensar, señoras y señores, que alguna gente cree todavía que Barack Obama, luego de conseguir el colosal logro de implementar una reforma sanitaria, es más un tipo de dichos y promesas que de hechos y logros. Pues ¿qué podemos pensar, entonces, de la aplastante inmovilidad de una clase política mexicana que no se pone de acuerdo ni para conformar una Policía Nacional?
Comienza a resultarme muy fastidioso volver machaconamente al mismo tema de siempre: la urgencia de realizar reformas institucionales y estructurales en este país. Y, también, la imperiosa necesidad de desechar los casposos dogmas de una Revolución Mexicana tan sangrienta y destructiva como inútil en términos de los provechos concretos que ha significado para el pueblo de México. ¿Alguien piensa, acaso, que podemos seguir aferrados al mismo modelo monopólico-clientelista-corporativista de siempre si la pobreza nunca ha podido ser erradicada —ni antes ni ahora— y si seguimos empantanados en un lodazal de corrupción, incertidumbre jurídica, violencia e ignorancia? El otro día, en una empresa de mensajería, no conseguí que la empleada pudiera teclear la palabra “ahuehuetes” que, miren ustedes, es un término bien mexicano. Le dictaba yo letra por letra y ella garrapateaba haeueutes, aguehutes, auheheutes y otros engendros hasta que, como si estuviéramos en la escuela primaria, le hice repetir en voz alta cada fonema. ¿Con esta gente, mal preparada e ignorante, vamos a competir en el mundo? ¿Así, con generaciones enteras de ciudadanos incapaces de comprender lo que escuchan y lo que leen, vamos a incursionar en las tecnologías de punta? ¿Alcanzaremos algún día a Corea del Sur, un país que tiene ahora el mejor nivel de educación del planeta y que, hace 30 años, estaba por debajo de nosotros?
Este enésimo recordatorio de una mínima parte de la realidad mexicana (podríamos hablar también de las mafias sindicales, el aberrante sistema de justicia, la tramitología, etcétera, etcétera) tiene sentido (por cierto, en castellano las cosas no “hacen” sentido —they do not make sense— como en inglés, el idioma del denostado vecino del norte, sino que lo tienen o no lo tienen; esta perversión de nuestra lengua, con perdón, podría ser una especie de signo, otro más, de nuestra universal descomposición educativa) en estos momentos cuando, por el mero hecho de que ha cambiado el calendario y de que afrontamos el comienzo de un nuevo año, nos preguntamos si todo va a seguir igual.
Pues bien, es muy probable que sí, que, en efecto, los politicastros de la Cámara Bajísima y sus pares en la otra, la Cámara Menos Baja, se sigan dedicando a arañarse y sacarse los ojos en vez de enfrentar, como un cuerpo solidario y bien conciente de las necesidades supremas de la nación, las consecuencias de hacer su trabajo de verdad.
Eso sí, tal vez no habrá sequía en 2010; y el retorno de la influenza no significará la parálisis absoluta del país; y, como dicen, probablemente estamos saliendo de la crisis. Dicho en otras palabras, 2010 no puede ser tan malo como 2009.
Muchas felicidades, pacientes lectores. revueltas@mac.com
Omar Lázaro Hace 1 hora
Pues ni hablar, tendremos que seguir aguantando a nuestra maravillosa clase politca y sus formas de manejar este país de por si ya jodidisimo!! chingado Paul!!!
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mxikan Hace 41 minutos
Atinidasimo Sr. Revueltas,No hay mas ciego que el que no quiere ver, y aun asi no quieren examenes de admision para entrar a la universidad publica, tambien por Dios hagan algo para que a la millonaria Elva Esther ya la jubilen y deje de joder.
jcastriv Hace 27 minutos in reply to mxikan
Te cae de madre que Obama ya consiguio una reforma sanitaria significativa para los norteamericanos desposeidos y/o los inmigrantes indocumentados? Hay que informarse mi buen antes de abrir el hocico, perdon, la bocam perdon, antes de escribir!!!
jcastriv Hace 30 minutos
"Y pensar, señoras y señores, que alguna gente cree todavía que Barack Obama, luego de conseguir el colosal logro de implementar una reforma sanitaria, es más un tipo de dichos y promesas que de hechos y logros." Te cae de madre que Obama ya consiguio una reforma sanitaria significativa para los norteamericanos desposeidos y/o los inmigrantes indocumentados? Hay que informarse mi buen antes de abrir el hocico, perdon, la bocam perdon, antes de escribir!!!
Joe_Mero Hace 16 minutos in reply to jcastriv
Ya se que eres un pejendejo, pero, ¿por qué habría Obama de garantizar la salud de los migrantes indocumentados? ¿Tu te preocupas por los miles de Hondureños o Guatelmaltecos que cruzan el territorio nacional y su bienestar?Lo dudo mucho.
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