Héctor Aguilar Camín
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A principios de los años 80 publiqué en el diario Unomásuno una serie de aforismos sobre lugares comunes no escritos de la política mexicana.
Ya entonces, aquellas sabidurías sumarias tenían destellos de reliquia: astucias de un mundo que parecía agonizante. Bauticé por eso aquellos aforismos “Manual de política en desuso”, con la impresión de estar aludiendo a un mundo en retirada.
Una retirada lenta, desde luego, porque el mundo que se retiraba, hoy como ayer, no terminaba de irse: era y es un mundo que persiste en quedarse, quizás porque en su obvio arcaísmo hay algo esencial de la vida política.
II. En política, dice la experiencia mexicana, todos los amigos son falsos, todos los enemigos verdaderos. La misma experiencia señala que en política no hay amigo pequeño.
III. De la esencia del federalismo. Preguntáronle al cacique Gonzalo Santos cómo había hecho para mantenerse en el poder de San Luis Potosí tanto tiempo y respondió: “Muy fácil. Haciéndoles creer a los del centro que soy muy fuerte aquí y a los de aquí que tengo total apoyo allá. Ahora, inténtelo”.
IV. Un viejo político mexicano a sus alumnos de sociología: “Ustedes ven lucha de clases donde yo sólo veo pleitos de personas”.
V. Antes de iniciar ninguna negociación con grupos o personas, un político mexicano que se respete debe saber al menos tres cosas:
1. Cuántos son —a diferencia de cuántos vienen.
2. Qué quieren —a diferencia de qué plantean.
3. Quién los patrocina.
VI. De la esencia patrimonial de los sexenios:
1. Amistad que no se refleja en la nómina, es pura demagogia.
2. No pidas que te den, sino que te pongan donde hay.
3. Entiéndase el enriquecimiento inexplicable de cada seis años como el seguro contra el desempleo inevitable de cada seis.
4. Entre políticos como entre gitanos, no se leen las buenas fortunas.
5. Político pobre, pobre político.
6. Con dinero baila el perro, si está amaestrado.
7. No le cambies las convicciones, cámbiale los ingresos.
8. En política, ni un paso ni un peso propios.
9. Obviamente: Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error.
acamin@milenio.com
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