lO ÚNICO QUE LA FINAL DE CUENTAS LOGRARÁN LOS JUECES DE LA PELEA ENTRE JUAN MANUEL MÁRQUEZ Y MANNY PACQUIAO, CON EL ATRACO QUE LE DIO EL TRIUNFO AL FILIPINO, SERÁ RESALTAR LA EXCELSA DEMOSTRACIÓN DE BOXEO QUE DIERA EL MEXICANO LA NOCHE DEL SÁBADO EN EL MGM DE LAS VEGAS.
Juan Manuel no solamente ganó con claridad, sino con elegancia, con el cuerpo y sus 142 libras bien balanceadas en la atlética figura del campeón ligero del mundo, y retador al título welter; y la cabeza del fino estratega natural perfeccionado por la sabiduría de su manager Nacho Beristain.
Con esta clase de "triunfos" desmerece la credibilidad del boxeo, y se degrada el propio Pacquiao, un hombre al parecer limpio, que sin embargo parece atrapado en esa tenbrosa red de intereses que envuelve al boxeo de alto nivel y su danza multimillonaria.
Como se puede apreciar en esta entrevista con ESPN2, Manny se declara triunfador, pero sin convicción. El mejor que nadie sabe que no solamente perdió, sino que fue exhibido con todas sus limitaciones técnicas por la esgrima del mexicano, en lo que podría ser el principio de la caída desde la cúspide.
El hecho contundente es que ante millones de espectadores se consumó un fraude monumental, y por lo tanto la imagen de Pacquio como boxeador y como pugilista, se ha devaluado. Y si recordamos que también es diputado en su natal Filipinas, El Diablo de Manila, este incidente tendría que impactar su imagen política.
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