viernes, 1 de mayo de 2009

CONTROLANDO LA EPIDEMIA...(MILENIO DIARIO)

Día con día
Héctor Aguilar Camín

2009-05-01•Al Frente

Finalmente empiezan a quedar claras las cifras. Hasta el jueves 30 de abril había comprobados en el mundo 221 casos de influenza porcina, en nueve países, con 9 muertos.

México registraba 99 casos y ocho muertos; Estados Unidos, 91 casos y un muerto; Canadá, 13 casos; Reino Unido, 5; España, 4; Nueva Zelanda, 3; Alemania, 3; Israel, 2, y Austria, 1.

Son los casos importantes porque son los provenientes del virus que se desconoce y cuya propagación puede ser, por desconocida, catastrófica.

De distintas formas de gripa o influenza conocidas mueren cientos de miles de personas al año. De un virus desconocido como el rebautizado, podrían morir millones.

Llama la atención la diferencia de acciones emprendidas por los gobiernos de México y Estados Unidos, que tienen casi el mismo número de casos.

En México se suspendieron las clases en todo el país y todo tipo de aglomeraciones y se decretó un largo asueto. En Estados Unidos no hay alarma especial contra aglomeraciones ni una desmovilización económica y administrativa.

En un mensaje del miércoles por la noche, el presidente Calderón dijo a los mexicanos “a todos sin excepción”, que “se queden en su casa con su familia, porque no hay lugar más seguro para evitar contagiarse”.

Esa misma noche, en una conferencia de prensa, el presidente Barack Obama simplemente recomendó: “lávense las manos cuando saluden a alguien, cúbranse la boca cuando tosan. Si están enfermos, quédense en casa. Si sus niños están enfermos, no los manden a la escuela. Y si tienen síntomas de gripa, no se suban a un avión”.

Uno se pregunta quién está haciendo lo correcto.

De una explicación dada por radio, en el programa matutino de Carlos Puig, por el ex rector y ex secretario de Salud, Juan Ramón de la Fuente, me surge la idea de que es probable que ambos gobiernos estén haciendo lo correcto.

La capacidad de diagnosticar y aislar los casos de influenza porcina es mayor en Estados Unidos. Sus autoridades están en control de la epidemia, pues la diagnostican y la aíslan caso por caso, gracias a las fortalezas de su sistema de salud.

México no tuvo desde el principio la capacidad de diagnosticar con precisión la enfermedad nueva y la sumó a otras parecidas hasta construir un panorama de cifras confuso y poco confiable. No pudo controlar y aislar el virus, tuvo que controlar y aislar a la gente.

hector.aguilarcamin@milenio.com

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