viernes, 26 de agosto de 2011

El PAN en la demencia

LA RAZON 25 DE AGOSTO DE 2011







Otto Granados



Hace varios años el psicológo Piero Rocchini publicó una obra singular, La neurosis del poder, en la que contaba sus experiencias durante la década que pasó atendiendo clínicamente a los diputados del Parlamento italiano.



Uno de los hallazgos más reveladores que encontró es que algunos de ellos, incorporados accidentalmente a la política, pretendían que ésta resolviera su déficit de origen socioeconómico, sus profundos complejos de inferioridad, su falta de formación intelectual, el arraigado resentimiento y su nula experiencia en los asuntos de gobierno.



Según el estudio, esos parlamentarios usaban además los cargos para crearse una imagen tan falsa como maniquea de que ellos eran los buenos y el resto del mundo los malos. Toda proporción guardada —no es lo mismo Roma que el panismo aldeano y parroquial que gobierna algunas porciones de México—, algo de eso le ha pasado al PAN y, en cierto modo, prefigura la naturaleza del fracaso que lo llevará fuera de la presidencia el año próximo.



Más allá del balance que se haga, por ejemplo, del aumento o disminución de la corrupción en estos años, de cuánto crecieron la economía o la pobreza, de cómo quedó la calidad de la educación en las pruebas internacionales o del lugar en que deja al país en los índices de competitividad internacional, buena parte de la crisis del PAN se explica porque parece tener un serio problema con la vida.



Asumen que ellos son los únicos santos, buenos y castos y que su misión, casi divina, consiste en salvar a México y redimirlo de los pecados cometidos por los demás. Creen que son otros el origen de todas nuestras culpas, males y enfermedades y actúan con el maniqueísmo propio del integrista que detesta todo lo que represente algo distinto y opuesto a su forma de ver las cosas.



Al panista típico le cuadra muy bien lo que dice Victoria Camps: “Esa costumbre de poner en cuestión todo lo ajeno, irreprimible en la vida política, recuerda el análisis que Nietzche hace del resentimiento: el resentido dice tú eres malo para afirmar que él es bueno, su posición es siempre reactiva, no sabe valorarse sencillamente en positivo, sin rechazar al adversario”.



Basta ver las declaraciones recientes del presidente y de sus colaboradores para percatarse de la sacudida emocional por la que atraviesan porque como están entrando a la fase en que una sociedad cruel —como todas, por lo demás— los echará del poder, no comprenden por qué su misión no ha sido valorada y cómo esa misma sociedad podría regresar el poder a los mismos contra los cuales luchó, por tantos años, el panismo salvador.



En consecuencia, impedir ese escenario se ha convertido en su única y mayúscula obsesión. Es decir, están justo en el camino que trazaba el clásico: una idea fija conduce, inevitablemente, a la demencia.



og1956@gmail.

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