Alejandro
Alvarez
La
vulgarización del tema del supuesto cambio climático ha llevado a
simplificaciones que llevan más a profundizar la ignorancia sobre el mismo que
a su comprensión. De lo único que se está seguro, porque se ha medido con
termómetros, es que durante la segunda
mitad del siglo 20 se ha producido un incremento de 0,013 °C (trece
milésimas de grado centígrado) al año en promedio. Sobre esa base se han
elaborado proyecciones que indican “la probabilidad” de que la temperatura de
la superficie terrestre, aumente entre 1,1 a 6,4 °C al final del siglo 21.
Otro hecho indiscutible relacionado con lo anterior es el retroceso de los
glaciares. Los glaciares de los Alpes han perdido dos terceras partes de su superficie
en los últimos 150 años. Con el uso de
las imágenes de satélite estos cálculos son muy precisos. Los casquetes polares también han retrocedido
grandes distancias. Este deshielo a su vez incrementó el volumen de agua en las
cuencas oceánicas lo que explica perfectamente que el nivel del mar se haya
elevado globalmente 20 cm en los últimos cien años. Hasta aquí todo es medible.
Donde las cosas se convierten en especulación es en determinar las causas del
calentamiento con todas sus consecuencias y afirmar que estamos ante un cambio
del clima.
Una
de las hipótesis más manejada es que la generación de bióxido de carbono (CO2)
como resultado de la quema de combustibles derivados del petróleo ha producido
un efecto tipo invernadero en todo el planeta. Es decir que el calor proveniente
del sol permanece más tiempo en la atmósfera debido a la mayor concentración de
ciertos gases en la atmósfera, entre ellos el mencionado bióxido de carbono
(CO2), y otros como el metano y el vapor de agua. Efectivamente se ha comprobado también que el
incremento de bióxido de carbono en el último siglo es de 1,5 partes por millón
por año. Estos resultados permanecen sin cuestionamiento científico hasta el
presente como también es incuestionable que sin la presencia del hombre
quemando combustibles la concentración del bióxido referido fue entre 10 y 200
veces superior a los niveles actuales hace un millón y medio de años, cuando
apenas aparecían sobre la faz de la Tierra los antecesores del homo sapiens.
Para complicar más las cosas los geólogos han podido determinar que a lo largo
de la historia del planeta se han alternado irregularmente periodos fríos y
cálidos cuya duración ha ido de los miles a los millones de años. Hace trece
mil años concluyó uno de los grandes periodos glaciares de por lo menos otros
tres similares en el último millón de años. Ya durante la historia moderna se
ha podido determinar que hubo una Pequeña Edad de Hielo que abarcó desde los
inicios del siglo 14 hasta mediados del siglo 18. Antes de ese enfriamiento
transcurrió el llamado Optimo Climático Medieval caracterizado por un
incremento extraordinario del calor terrestre del siglo 9 al siglo 14. Cualquiera
sabe (excepto los ambientalistas) que entonces no existían los motores de
combustión interna para poder echarles la culpa del calentamiento terrestre. El
objetivo del discurso de algunos jefes de gobierno y grupos ambientalistas en
contra del supuesto “cambio climático” es mucho más materialista que idealista,
es recibir financiamiento para continuar
con sus especulaciones. El negocio es redondo, construyen al enemigo y luego llaman a derrotarlo siempre y
cuando les den más dinero. Buen negocio. ¿Qué es lo que realmente buscan los
ambientalistas y los países firmantes de los abundantes acuerdos contra el
“cambio climático”?
1.
Dicen que el acceso a tecnología verde permitirá transitar hacia una economía
baja en carbono y combatir la pobreza. Falso. No hay ni se vislumbra un
desarrollo económico importante durante los próximos cincuenta años que no sea
a través de una industria que haga uso de los derivados del petróleo. No existe
un solo prototipo de jet, buque o
industria que trabaje con energía solar o eólica. La energía nuclear ha sido
sistemáticamente combatida por los ambientalistas, así que de ella ni hablar.
La tecnología “verde” es simplemente demagogia.
2. Dicen que fomentarán la creación de centros de investigación y tecnología en países en desarrollo. Falso. Los países en desarrollo no tienen recursos ni para satisfacer sus necesidades básicas de alimento, educación y salud. Menos para desarrollar investigación de largo plazo que sustituya a la energía convencional consumidora de hidrocarburos.
3. Dicen que quieren establecer un Fondo Verde para transferir millones de dólares para acciones de mitigación y adaptación en países en desarrollo. Cierto, apareció el peine. Lo que busca México y otros países en desarrollo junto con sus grupos ambientalistas son simplemente dólares de la banca internacional. El pretexto es lo de menos. El “cambio climático” queda como anillo al dedo.
2. Dicen que fomentarán la creación de centros de investigación y tecnología en países en desarrollo. Falso. Los países en desarrollo no tienen recursos ni para satisfacer sus necesidades básicas de alimento, educación y salud. Menos para desarrollar investigación de largo plazo que sustituya a la energía convencional consumidora de hidrocarburos.
3. Dicen que quieren establecer un Fondo Verde para transferir millones de dólares para acciones de mitigación y adaptación en países en desarrollo. Cierto, apareció el peine. Lo que busca México y otros países en desarrollo junto con sus grupos ambientalistas son simplemente dólares de la banca internacional. El pretexto es lo de menos. El “cambio climático” queda como anillo al dedo.
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