sábado, 8 de noviembre de 2008

HERIBERTO YÉPEZ: CARLOS FUENTES SIN CENSURA...(Cortesía de Laberinto, suplemento cultural de Milenio Diario)

Archivo hache

Fuentes es intocable. La libertad de expresión se limita al gustito literario.8-Noviembre-08El intelectual mexicano hegemónico siempre comete un error fatal: fomentar la lambisconería. Léase el último número de Nexos y con ciertas excepciones se trata de un moroso besamanos a Carlos Fuentes que en nada se diferencia de aquellas largas filas priistas para saludar al Sr. Presidente. Fuentes es un escritor crucial. Pero su error ha sido permitir que lo elogien indiscriminadamente. Un escritor radical se asegura que la pseudocrítica lo deteste. Sobre Fuentes sobrevuela ya sea un rumor resentido o una sospecha oral que predica que su importancia ha sido exagerada por el régimen político, comercial y social que lo ha acogido. ¿Es justa esa acusación?Lo grave no es que la respuesta sea sí o no. Lo grave es que esa pregunta se tenga que responder desde el fantasma de la censura. Daré un ejemplo.La revista Tierra Adentro me pidió un texto sobre Fuentes, como parte de la homenajitis. Lo entregué a tiempo, el texto fue equilibrado, pero al leerlo me pidieron que quitara todo lo político. Por supuesto no acepté autocensurarme y, por supuesto, no le llaman censura. Le llaman “rechazo”. Por mi parte, a esto yo le llamo desvergüenza.Oficialmente, pues, reiteran algo que debería quedar en el pasado: Fuentes es intocable. La libertad de expresión se limita al gustito literario. Si a alguien le interesa leer el texto y mi respuesta a la censura de Tierra Adentro puede leerlo en la nueva Replicante. La gran falla de Fuentes no es primordialmente literaria —tiene libros complacientes y libros bien escritos— sino su auto-oficialización vía el mayoriteo. Crítica de carro completo. A veces ya no se sabe si Fuentes tiene una obra o tiene una ópera.Fuentes debería ser más inteligente y no autosabotear su posteridad. La fama dura dos sílabas. Ley no escrita sobre los escritores: un autor oficializado pasa a la congeladora de la crítica de una o dos generaciones posteriores. Lo cual, claro, puede ser injusto con lo literario.Cada aplauso no pensado que un escritor recibe se vuelve una duda irónica contra su obra. Fuentes no ha aprendido esa lección básica. Ha aceptado demasiados aplausos de foca y para este momento ya sospechamos que se trata de aplausos grabados.Lo peor de todo es que Fuentes es un escritor importante. Pero si no se hubiese oficializado no hubiera publicado libros cada vez más complacientes. En su siguiente vida, Fuentes tiene que volverse budista y erosionar su ego.La fuente del ego es el miedo. Y quien teme duda si existe o no. Fuentes es tan relevante como Paz y algunas veces, mejor, pero el miedo-ego de ambos los cegó. Ambos fueron los dos últimos vacas sagradas de la literatura mexicana. De ahora en adelante sólo habrá vacas. Y cada vaca becada sin tener que hacer nada.Heriberto Yépezhttp://www.milenio.com/suplementos/laberinto/www.hyepez.blogspot.com
Heriberto Yépez
Foto: Sandra Perdomo

1 comentario:

Jesus Lopez Gorosave dijo...

muy bueno este comentario a Carlos Fuentes

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