domingo, 30 de noviembre de 2008

JOSÉ LUIS MARTÍNEZ: EL ASEDIO DE LOS SIGNOS...Eos del VI Encuentro Iberoamericano de Escritores, de Ciudad Obregón

El Asedio de los Signos: Nataly Umaña. Foto Hernán Puentes. Revita SOHO


Dom, 30/11/2008 - 05:21 — jmartinez

Después de conocer la tierra prometida, el cartujo regresa a la Ciudad de México con un tambache de ausencias y otro de palabras. Ocultas en su escapulario, lleva imágenes de las mujeres más hermosas e intrépidas de Sonora.
Mujeres como Mara Romero, poeta de vértigos y desmesuras, implacable cuando exige: “Mírame soy yo/ siempre he sido/ no me pienses/ sólo tócame/ bébeme/ e inicia el rito”. Bajo la dirección de Juan Manz, autor de poemarios como Tres veces espejo y Sonata de tierra adentro, ella fue responsable de la organización del 6º Encuentro Iberoamericano de Escritores “Bajo el asedio de los signos” en Ciudad Obregón, donde Marco Antonio Campos inauguró el género de la conferencia inconclusa, Eduardo Hurtado descubrió su vocación por la noche y sus quimeras y Fidelia Caballero enfermó de nervios al humilde monje con su impetuoso performance en La Media Luna, un cálido refugio en el desierto en el cual se repitió el milagro de las Bodas de Canaán —al estilo norteño, por supuesto— y el agua se convirtió en cerveza, en inagotables barriles del espumoso y amargo y extraordinario líquido para alegría de los sedientos y esplendor de una reunión cuyo saldo bien pudo haber suscrito en sus mejores crónicas de sociales el legendario Duque de Otranto: “Cero supervivientes”.
Nadie salió indemne de ese lugar, excepto el monje, quien en compañía de Armando Alanís y Enrique Mendoza partió en busca de Los Ángeles y se encontró el plomo caliente de la concupiscencia... EL ENCUENTRO LITERARIO en Ciudad Obregón resultó un caleidoscopio y una fiesta. Autores de diferentes ciudades y países, de distintas generaciones y tendencias se congregaron para dialogar y leer sus propuestas. Allí estaban Francisco Morales, Pablo Aldaco, Edmundo Lizardi, Karina V. Balderrábano, Carlos Sánchez, Ismael Serna, Víctor Sosa y tantos otros con sus crónicas, sus cuentos, sus poemas, sus fragmentos de novela, sus ganas de escuchar y ser escuchados y prolongar el día hasta la madrugada, cuando los hombres prudentes duermen y los demonios se desatan, como bien lo sabe el cofrade, devoto de la oración nocturna... EN EL DESVELO, el trapense recuerda la sonrisa y unos versos de Bibiana Padilla: “Fuera de sí/ todo el mundo/ habla/ espacios vacíos/ en los silencios/ serpentean/ acalladas caricias”… y pese a su voluntad y plegarias no consigue olvidar a esas intrépidas y maravillosas muchachas capaces de arribar a un antro para hombres —a un table— para solicitar la compañía y los arrumacos y los besos de las más seductoras bailarinas. Nada las intimidó, ni los gritos del chafísimo animador ni el desconcierto y la insana curiosidad de los parroquianos, ellas sólo querían divertirse, y lo lograron en una región famosa por su conservadurismo pero también por la belleza de sus mujeres y la generosidad de gente como Juan Manz… ¡Y arriba el norte!... QUERIDOS CINCO LECTORES, con la mirada ingenua de Nataly Umaña, El Santo Oficio los colma de bendiciones. El Señor esté con ustedes. Amén.
joseluis.martinez@milenio.com

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