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Foto: Especial
A propósito de los nuevos becarios del Sistema Nacional de Creadores, la semana pasada aquí enLaberinto, Braulio Peralta hizo una propuesta.
“Yo… becaría aquellos libros que el tiempo les ha dado un lugar en la biblioteca del futuro. Sería más fácil, útil y lógico… Becar a gente porque trabaja escribiendo, es un despropósito. Hacerlo por un libro, por una pieza, por una investigación, es lo más sano”.
Y regalar las obras a bibliotecas o ciudadanos. La idea es excelente.
Las actuales becas generan una clase ociosa que ¡ni siquiera produce libros!
Hay que reiterarlo: los escritores se han vuelto cazabecas porque sus ingresos son insuficientes, debido a la falta de lectores e infraestructura.
Por ejemplo, si hubiera grandes bibliotecas públicas en todo el país, como en el primer mundo, los escritores mexicanos no necesitarían gastar tanto en libros. Los pedirían prestados, como sus colegas norteamericanos.
El gobierno mexicano, además, debe apostar por la educación de los jóvenes escritores. Hacen falta decenas de posgrados de Humanidades y Artes.
Para creadores con obra, en lugar de dinero, debe ofrecer un programa para reconocer académicamente su obra ya realizada.
Conozco escritores distinguidos que han tenido la beca del Sistema Nacional y apenas termina su periodo, vuelven a la pobreza; en su juventud y región de origen no existían licenciaturas o posgrados de literatura, por ende, hoy no pueden ser contratados como académicos en universidades, que es uno de los principales empleos que tienen los autores en todo el planeta, ya sea como investigadores o profesores.
Basta una investigación inédita para obtener doctorado. Pero hay escritores mexicanos que tienen obras célebres o estudios especializados. Sin embargo, por los reglamentos de las universidades no pueden ser contratados ni como profes de asignatura; están condenados a chambas temporales.
Junto a la sustitución de becas a escritores por becas a libros, en el caso de jóvenes creadores, hay que intercambiar becas monetarias por becas de estudios, y en el caso de creadores con trayectoria, diseñar una convocatoria de titulación por trayectoria, que beneficie tanto a los creadores como a muchos universitarios que iban a poder tomar clases con creadores destacados —en lugar de con académicos que no tienen más obra que tesis inéditas— y a universidades, que elevarían su índice de académicos con maestría y doctorado, que es un problema serio debido a la ausencia, escasez, poca calidad y/o alto costo de posgrados de Humanidades en muchos estados del país.
Es impostergable cambiar el sistema de becas en cultura. Basta de parches. Hay que cambiarlo de raíz.
Reconocer libros excepcionales ya realizados y, asimismo, becar a los jóvenes en posgrados y, mucha atención, titular trayectorias.
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