lunes, 9 de agosto de 2010

Turismo del peyote en San Luis Potosí

En 2009 ingresaron 98 pacientes al psiquiátrico de la entidad por distorsiones mentales

El consumo de mescalina, base molecular de la planta, combinada con otras drogas en la búsqueda de una experiencia mística para emular la “ruta sagrada”, provoca el internamiento de los viajeros.


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  • 2010-08-08•Tendencias

El municipio de Real de Catorce ostenta fama internacional por el consumo de esa droga.
El municipio de Real de Catorce ostenta fama internacional por el consumo de esa droga. Foto: Jesús Quintanar
Es de argentina, sólo tiene 14 años y fue internada en el hospital psiquiátrico de San Luis Potosí, donde la atendieron por las secuelas del consumo de mescalina, base molecular del peyote que combinó con otras drogas alucinógenas en la búsqueda de una experiencia mística, que los turistas buscan al emular la ruta sagrada del pueblo huichol en el valle de Wiricuta, en el semidesierto del altiplano.
Esta menor sudamericana se suma a al menos dos muertes por el consumo del alcaloide. En los últimos tres meses, varios turistas han sido víctimas de ese tipo de viaje mitológico derivado del ritual indígena que, incluso, se ha convertido en un negocio millonario donde los clientes son enganchados a través de internet.
Una investigación en la zona que abarca los municipios de Real de Catorce, Vanegas y Cedral, en San Luis Potosí, así como en la capital, comprobó los estragos que la desviación de este segmento del turismo cultural ocasiona en los consumidores del peyote, especie endémica del semidesierto potosino.
Viaje sin retorno

En una visita al hospital psiquiátrico Everardo Neumann Peña, ubicado en la carretera San Luis-Monterrey, se pudo comprobar que tan sólo en 2009 ingresaron 98 pacientes por distorsiones mentales posteriores al consumo de estupefacientes y sustancias psicotrópicas, entre ellas el peyote, pero desde 2006 se mantiene como la segunda causa de internamiento, según datos proporcionados por la directora Elia Echeverría, quien señaló que la tendencia es hacia los más jóvenes, de entre 12 y 14 años de edad.
—¿Hay casos de uso de alcaloides como la mescalina?
—Sí, se ha llegado a ver, no sé exactamente cuántos —refirió la directora del psiquiátrico.
Actualmente, el Everardo Nuemann mantiene bajo tratamiento a cuatro pacientes por el consumo excesivo de alcaloides, dos de 20 años y dos de 14 años.
La única mujer internada es la argentina de 14 años. Ingresó por intento de suicidio, pero al hacerle exámenes de laboratorio encontraron una gran cantidad de mescalina y mariguana. Según la directiva del psiquiátrico ya se están realizando los trámites para que sea deportada a su país de origen y seguir allá su tratamiento.
“Hay mucha gente que se interesa por estas cuestiones, conocer un poco de la cultura huichol y tener la experiencia de vivir la ruta y experimentar con esas sustancias que tienen efectos tóxicos; una de las consecuencias es el brote psicótico, pero esos pacientes generalmente son atendidos en hospitales generales para desintoxicarlos, si hay una complicación psiquiátrica los recibimos aquí”, dijo Echeverría.
Muerte en el desierto

En el recorrido por los sitios emblemáticos de la ruta sagrada Wiricuta, en el municipio de Real de Catorce, Esteban, uno de los guías de turistas que conducen paseos a caballo por el desierto, criticó el abuso en el consumo del peyote por parte de los visitantes, “es otra cosa, es medicinal, pero muchas veces la gente lo usa para drogarse en el desierto y le meten otras cosas para ponerse más locochones”, comentó.
Incluso aseguró ser testigo de la muerte de una joven del DF que consumió peyote, “hace como tres meses se mató en el Tecolote (un lugar sagrado de los huicholes) se le botó la canica, se le cruzaron las velocidades”, refirió Esteban.
Por su parte, la agente de la policía municipal, Ricarda Tovar, narró la muerte de un turista extranjero mientras recorría los sitios sagrados y consumía mescalina, “hace un año se cayó uno por los peñascos y se mató, andaba bien intoxicado. Los que vienen de fuera son los que más se alocan”.
La encargada de la protección de flora y fauna del altiplano de San Luis Potosí y Zacatecas de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, Lissette Lleyequien, lamentó la depredación del peyote por turistas, cactus que sólo les es permitido consumir y trasladar —no comercializar— a los huicholes y sus caramanes (chamanes) durante sus rituales mágicos.
“Los han llegado a encontrar desnudos, lastimados, porque les da por caminar por el desierto, se les va el avión. En el psiquiátrico de la ciudad han albergado a turistas que de repente no se sabe ni quiénes son ni nada de ellos, llega mucho extranjero a hacer ese tipo de consumo, gente a la que la mescalina le cae muy pesado, muy mal, y se pierden en el viaje”, enfatizó.
Misticismo, negocio mundial

Durante el recorrido por la zona donde brota el peyote, descubrimos que en la comunidad Estación Wadley, municipio de Real de Catorce, existe una red internacional que promueve campamentos en el desierto con ayuda de los lugareños.
Información obtenida en el lugar reveló que uno de los principales promotores de esos campamentos es un ciudadano inglés de nombre Daniel Stone, que llega a cobrar a europeos y estadunidenses hasta 5 mil pesos por persona para llevarlos a los sitios sagrados huicholes y conseguirles el peyote; de todas estas ganancias sólo le paga 200 pesos a la dueña de la casa donde pernoctan, que tiene la obligación de darles de comer.
El alucinógeno

La trimetoxifeniletilamina (mescalina) es un alcaloide con propiedades psicodélicas y alucinógenas; también se encuentra en el cactus llamado San Pedro.
Tradicionalmente tiene un rol esencial en rituales religiosos de los nativos, quienes consideran esta sustancia como promotora de apertura espiritual.
Entre los efectos que produce están las alucinaciones y visiones, distorsión de la percepción espacio-temporal y alteraciones del esquema corporal.
México. José Juan Delgado

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