martes, 20 de marzo de 2012

¡Viva la Pepa¡…Bicentenario de la Constitución de Cádiz

                                    

                                                                                                                                                                               Por   José Luis Vázquez Ceja                                      

En 2010, año del bicentenario de la Independencia de México y del centenario de la Revolución Mexicana, tuvimos la oportunidad de recrearnos en el pasado y saltar al futuro con una idea distinta de nación, teniendo como palanca de apoyo un presente que a diario amanece distinto.  En ese 2010, en el número 5 (Septiembre-diciembre) de la revista Península…la mítica California, uno de los textos, escrito por Juan José Sierra Laguna,  se adelantó dos años a las presentes conmemoraciones de “La Pepa” o constitución de Cádiz, por lo que hoy nos permitimos publicarlo en Tribuna para sumarnos a las celebraciones de esta constitución liberal, que fue semilla de todas las constituciones de los pueblos de América Latina.
Ciudad y puerto de Cádiz
Cádiz, pese a sus tres mil años de historia, es la ciudad española más hermanada con México. Las historias de España y México tienen mucho en común, tomando referencia las famosas Cortes de Cádiz y la misma Constitución de Cádiz, promulgado el 19 de marzo de 1812, conocida popularmente como “La Pepa”. ¡Viva La Pepa¡ Era el grito de los liberales españoles para defender y arraigar su primera constitución.
¿Por qué el nombre de “La Pepa”?
Sencillamente porque fue promulgada  el 19 de marzo, el mero día de San José, declarado ni más ni menos patrono de la Iglesia Católica. La constitución fue proclamada en el Oratorio de San Felipe de Neri, en la ciudad de Cádiz, la más rica y floreciente de su tiempo en España, y fue justamente durante los festejos de San José, santo de los “pepes”, de ahí pues el apodo de “La Pepa”.
Tal y como lo afirman los estudiosos de la historia, es muy probable que durante las épocas negras de la España monárquica, que las tuvo muchas, la Constitución de Cádiz fuera prohibida y la gente usara el apelativo de “La Pepa” a manera de nombre secreto con otra significación para referirse a la abolida Constitución. El apodo se lo puso el ingenio popular. ¡ Viva La Pepa ¡ Así se conoció y, a gritos, incendiada la pasiones peninsulares y en los dos hemisferios donde imperaba el dominio español, al tiempo que entraba en vigencia.
Los avatares de La Pepa
Los avatares por lo que pasó la Constitución de Cádiz son innumerables. Permaneció vigente solamente durante cinco años, y de manera intermitente, primero entre 1812 y 1813, después de 1820 a 1823 y finalmente en 1836. Fue precisamente en mayo de 1814 cuando Fernando VII la anuló después de dos años de vigencia, para instalar de nuevo la monarquía y proclamarse rey absoluto.
Las rebeliones liberales hicieron recular al monarca en 1820 y se vio obligado a restablecer de nuevo la Constitución. Fernando VII, el mismo monarca que la había anulado y despreciado, la proclamó afirmando en su juramento: “Me habéis hecho entender vuestro anhelo de que se restableciese aquella Constitución que entre el estruendo de armas hostiles fue promulgada en Cádiz el año de 1812”. Aún más, se anima a aconsejar a sus súbditos, asumiendo compromisos con gran aplomo, señalando en su discurso: “Repeled las pérfidas insinuaciones, halagüeñamente disfrazadas, de vuestros émulos. Marchemos francamente, y ypo el primero, por la senda constitucional”.
Luego vendría otra vez el triple salto mortal pero hacia atrás: el regreso añ obscurantismo absolutista. El 24 de marzo de 1823 el propio Fernando VII, llamado “El deseado” por el recibimiento que le hizo el pueblo de Madrid al ser liberado por los franceses, vuelve a declarar nula la Constitución de Cádiz.
La Constitución de Cádiz y sus repercusiones
En el continente americano, Hispanoamérica, la Constitución de Cádiz tuvo hondas repercusiones inmediatamente después de su promulgación, al tiempo que se encontraba la efervescencia independentista de gran parte de las colonias españolas. Una de estas repercusiones, tal vez la más trascendente, fue la creación de los municipios constitucionales. Recordemos, que ya en 1808, Francisco Primo de Verdad y Ramos, como síndico del Ayuntamiento de México (ciudad de México), luchó incansablemente por lograr una  la relativa autonomía del Ayuntamiento frente al férreo y centralizado poder del virreinato, motivo por el cual condenado a muerte por el Santo Oficio. 
El influjo de las ideas fue indetenible, frecuentemente impetuoso y en ocasiones manso. Otras veces los ideales duermen pero más tardes o más temprano nos alcanzan, de modo que estos avances constitucionales también inundaron al continente americano cuando las colonias diseñaron y fundaron sus naciones para dar lugar hoy a 36 países independientes en América Latina.
Quienes diseñaron y redactaron la Constitución de Cádiz
La Constitución de Cádiz fue el documento final de un conjunto de diputados que integraron las Cortes de Cádiz pero no sólo de peninsulares españoles sino de las colonias o virreinatos de Hispanoamérica. De los 303 diputados constituyentes, 37 fueron de sudamericanos, 21 mexicanos, representando a virreinatos y capitanías que abarcaban desde México hasta Argentina. La comisión designada para el diseño del documento funcional llamado Constitución Política de la Monarquía Española, la integraron nueve españoles  y cinco americanos (entre ellos, dos mexicanos, Mariano Mendiola, queretano y Joaquín Pérez,  poblano).
Por su importancia histórica, vale la pena traer a la memoria los diputados mexicanos elegidos para representar a la Nueva España en las Cortes constituyentes de Cádiz, ellos fueron, entre los más conocidos, Antonio Joaquín Pérez por Puebla, Miguel Guridi Alcocer por Tlaxcala, José Miguel Gordoa por Zacatecas, José Ignacio Beye Cisneros por la ciudad de México, Mariano Mendiola por Querétaro, José Simón de Uría por la ciudad de Guadalajara, José María Gutiérrez de Terán  y José Miguel Ramos Arizpe por Coahuila.
La Constitución de 1824
El diputado José Ramos Arizpe, quien de regreso a México, después de ser encarcelado  por órdenes de Fernando VII, se centró, junto con otros liberales mexicanos,  en la organización y diseño de la Constitución de 1824, la cual instituye a México como una República Federal como forma de gobierno. En el mismo año, el 16 de agosto, en el Presidio de Loreto, capital de la Provincia de la Baja California, los integrantes del entonces Ayuntamiento juran y firman el Acta de Adhesión de la Baja California a la República Federal. Los  ciudadanos que juraron y firmaron fueron los señores Anastasio Arze, alcalde constitucional; José Manuel Ruiz, secretario: Juan Ibáñez, primer regidor; Domingo Aguilar, segundo regidor; Domingo Aguilar N., teniente de milicia; Mariano Verdugo, alferes de milicia y José Jesús Maytorena, juran y firman el Acta de Adhesión de la Baja California a la República Federal.
Conclusión
Hoy, 2012, después de la Constitución de Apatzingán, la patria sin indigentes de José María Morelos y Pavón, la monárquica de Agustín de Iturbide, las liberales de Ramos Arizpe y Benito Juárez hasta la del 17 que hoy nos rige, el futuro de la República, como en el pasado, continúa siendo incierto. No hemos logrado en todos estos años la unidad y la visión  para establecer las bases institucionales mínimas para vivir en paz, con justicia, dignidad y equidad.    

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