lunes, 26 de marzo de 2012

COLOSIO A LA DISTANCIA…



24 horas después de la ejecución del candidato del PRI a la presidencia de la República, Luis Donaldo Colosio, descendí en compañía de un enviado del San Diego Union Tribune y otro periodista tijuanense,  a las siniestras entrañas de  Lomas Taurinas.

Nadie quería hablar del trágico acontecimiento. La gente tenía miedo, mucho miedo. Nos remitieron a Yolanda Lázaro Caratachea, la lideresa priista de la colonia, encargada de la organización del evento, y quien estuvo en todo momento flanqueando a su candidato.

Ella les va decir lo que todos aquí sabemos”, dijo el  dueño de la “troca” que había servido de templete en el mitin, y de la casa ubicada justo atrás del escenario.

Doña Yolanda vivía en una calle  con un nombre emblemático: Carlos Salinas de Gortari.

La encontramos en un estado de excitación nerviosa e indignada, pues no la habían llamado a declarar, a pesar de tener información privilegiada, de primera mano de los prolegómenos y del desarrollo de la concentración popular.
Entre todo lo dicho por la lideresa de Lomas Taurinas, llamó la atención su descripción detallada de las horas previas a la llegada de Colosio, en las que las brigadas del PRI descubrieron entre los contingentes que venían llegado y portaban pancartas, globos rojos, y lo que parecía ser un “aretito” en la oreja que resultaron ser audífonos, a varias réplicas de quien  resultaría ser Mario Aburto.

Algunas de las  pancartas,  traían  leyendas agresivas: “Marcos y el EZLN te vigilan”.

Esta versión de los  Aburtos, empezó a tener resonancia hasta que semanas después fue retomada por la prensa nacional, sobre todo por diarios como El Financiero.   

La misma noche del asesinato había sido encontrado el cadáver de un clon del asesino “confeso” en un taller de Tijuana, y  detenido con la camisa manchada de sangre otra réplica del joven migrante michoacano en el lugar mismo de los hechos: el agente  de seguridad: Jorge Sánchez Ortega.

La madre de Aburto, María Luisa Martínez, declaro a la prensa en agosto del 94, que había estado a punto de abrazar a un sujeto idéntico a su hijo en los separos judiciales de Tijuana.

¿Era el Aburto detenido en Lomas Taurinas el mismo que fue presentado ya con el pelo corto en Almoloya?
Luego vino la  secuela de ejecuciones de personajes relacionados con el Caso Colosio como el del jefe de la policía municipal de  Tijuana, Federico  Benítez López, quien realizaba una investigación paralela del crimen,  y el ex delegado de la PGR en BC,  Arturo  Ochoa Palacios.    

Y qué decir de la remodelación inmediata de la escena del crimen,a cargo de Sedesol, encabezada en Tijuana por Jaime Martínez Veloz.

Una nueva  fiscalía especial  cambió la versión del "asesino solitario" por la del "complot" o la "acción concertada". Surgió entonces el "segundo tirador" personificado por un migrante oaxaqueño: Othón Cortez, a quien su propia esposa había relacionado con el general   Domiro García, jefe del cuerpo de seguridad del candidato.

Después de una temporada en Almoloya, Othón fue exonerado. Según la versión del semanario Zeta, de Tijuana, se trataba de uno de esos humildes afanadores que se acercan a los partidos y a los políticos para "ver que se les ofrece". Era un inofensivo "milusos", sin mayor trascendencia.

Pero hay una foto publicada por el mismo semanario tijuanense, en la que Cortez aparece despidiendo al pie de la escalerilla del avión al presidente Salinas y a su secretario de Sedesol, Colosio, luego de una visita a la Tijuana inundada por las lluvias  en 1993.

¿Qué hacía un tipo tan "insignifcante" en plena pista entre los dos poderosos personajes?
    



El  “CABALLERO ÁGUILA” Y EL ABOMINABLE  DOCTOR MESSINA

Cuando empezaron a trascender algunos rasgos de la personalidad del asesino, me llamó particularmente la atención su “investidura” de “Caballero  Águila”, y  su relación-según a nova de Aburto- con un personaje llamado Ernesto Messina, un cirujano plástico que tenía su consultorio en el centro de Tijuana, a la vez sede de un supuesto Partido México-Estados Unidos, por él fundado, que tenía como principal objetivo la anexión de nuestro país al vecino del norte.

Previa cita, fui grabadora en mano a entrevistarlo(conservo la cinta). Messina era un hombre pequeño, moreno, que me recibió sentado ante su escritorio sobre el cual tenía varios ejemplares de la revista Proceso, sobre todo el más reciente y visible, donde en la portada aparecía un  acercamiento del rostro de un Colosio compungido,  con los ojos irritados y un titular: “EN EL  LIMBO”.

El reportaje  registraba un incidente suscitado en la gira de Luis Donaldo por Jalisco. Una simpatizante al tratar de tocarlo le había inflingido  al candidato una pequeña herida a la altura del mentón.
Messina no reconoció al discípulo Aburto, pero tampoco lo negó. “Si vino, no me acuerdo, pero de cualquier forma  lo felicito por su acto heroico”, dijo visiblemente excitado.
 Mesina no dejaba lugar a dudas: la muerte de Colosio lo alegraba, ya estaba programada y …las que vendrían.
Era el fin del PRI y de México como nación. Se acercaba  la hora de cumplir con el destino manifiesto de la anexión a Estados Unidos.   

Me fue muy difícil permanecer por más de dos horas frente a un hombre tan perverso, tan enfermo, tan lleno de odio. Ernesto Messina: quizás el único mexicano que reconoció públicamente su júbilo por la muerte de Luis Donaldo Colosio.


FERNÁNDEZ MENÉNDEZ Y EL CONO DE SOMBRA

En su espacio editorial de Excélsior, el periodista  Jorge Fernández Menéndez-mi vecino de página editorial de Unoasuno en esos aciagos días- publicó recientemente  un artículo sobre los cabos sueltos, las líneas de investigación desechadas en el Caso Colosio.
“¿Por qué Aburto mató a Colosio? – se pregunta el columnista-. Sólo un periodista, Jesús Blancornelas, ya fallecido, logró entrevistar a Aburto y en realidad no le dijo nada. No ha dicho nada en 18 años. Este fue su testimonio, escrito, para la investigación del fiscal Luis Raúl González Pérez. Se respeta la transcripción original.
La traia del lado derecho de la sintura y casi me tiran la pistola. Entonces la saco para meterla a la bolsa de mi chamarra derecha. La saqué con la mano derecha. Me calaba mucho la bola de la pistola donde van las balas porque el pantalon que traia me quedaba muy apretado de la sintura. Desde que sali de mi trabajo ahi traia el arma por eso. La saqué para que no se me callera y no me siguiera calando.
Entonces trato de taparme con la jente para poder guardarla. Volteo a mi isquierda y despues a la derecha para ver si aora sí puedo salirme. Pero devido al espacio que habia no podia porque se miraria mas la pistola. Entonces pienso ponerla en la sintura por enfrente del pantalon, pero no quise por que despues me calaria mas y talvez no me dejaria caminar.
Me ago asia mi costado isquierdo tapando la pistola con mi cuerpo para cuando me tapara con la jente de la isquierda poder meter la pistola a la bolsa derecha de la chamarra.Aalcanzo a mirar que el Lic. Colocio con la mano isquierda desplasa a una señora de lentes en la cabesa y que parecia traia unos papeles en la mano. Tropieso lebemente logrando mantener el equilibrio, abriendo un poco mis pies, el derecho adelante y el isquierdo atras y alcanso a jirar asia mi isquierda. En eso siento un puntapie en mi pantorrilla derecha y also la mano derecha para apollarme de alguna persona, sin acordarme que traia la pistola en la mano. Y es cuando se activa el arma devido al puntapie en la pantorrilla y a que se contraen mis musculos y nervios devido al dolor del golpe. Se olle un disparo tan fuerte que quedo aturdido y siento un mobimiento muy fuerte en mi mano derecha al oirse el disparo. Y no veo nada, no pudiendome dar cuenta asta esos momentos que era lo que avia pasado. Yo iva callendo devido a que perdi el equilibrio por el golpe en la pantorrilla, y en eso siento que alguien me arrebata el arma y caigo sentado, y alguien cae sobre mi.
“La versión es insostenible. Pero lo que nunca se investigó fue la vertiente del narcotráfico. Todo comenzó en el Golfo. De ahí, de Tamaulipas, partió el revólver Taurus que usó Aburto. Ahí había sido comprado dos años atrás. Un mes antes del asesinato, otro prominente hombre del Golfo,Humberto García Ábrego, había sido corrido de una cena que se le había hecho al candidato en Monterrey, por órdenes de Colosio. Aburtotenía una lejana relación familiar con la banda de Los Texas, los más importantes sicarios de la región en esos años. Sus mandos se denominaban Águila uno, dos y así sucesivamente. Aburto se llamaba a sí mismo Caballero Águila. Los datos se acumulan, pero siempre fueron desechados, nunca fueron indagados, quedaron, como el  asesinato, en un cono de sombra.”

COLOSIO RIOJAS Y UN LIBRO DE SCHERER


Ante tantos cabos sueltos, la versión del “asesino solitario” sigue siendo poco  creíble. Uno de los más incrédulos es nada menos que Luis Donaldo Colosio Riojas, quien en su cuenta de Twitter ha señalado a quienes utlilizan el nombre de su padre, a la Fundación Colosio, particularmente, para llevar agua a su molino.  
Luis Donaldo no quiere nada con el PRI ni con los priistas. Su resentimiento es natural por el solo hecho de haber perdido al padre-candidato cuando él y su hermana eran unos niños; pero estaría menos resentido si el crimen no hubiera estado bajo ese “cono de sombra” del que habla Fernández.
Una sombra que se extiende a los asesinatos de Ruiz Massieu, la desaparición de Manuel Muñoz Rocha y la cloaca que se destapó con el encarcelamiento de Raúl Salinas de Gortari, a quien Colosio quería mantener a raya por la información que el sacrificado candidato tenía sobre los negocios sucios del “hermano incómodo”, incluyendo sus vínculos con el narco a través  del Cartel del Golfo.
Otro dato más que alimenta la duda, es el que nos proporciona el propio Colosio en el cierre del libro Estos años, de Julio Scherer. En la parte final de este libro, el fundador de Proceso cuenta su último encuentro con Colosio en una cena en la casa del periodista la misma noche en que el candidato pronunció su recordado discurso en el Monumento a la Revolución,  en el que hizo un ejercicio autocrítico que alarmó a la  nomenclatura priista y a los salinistas con sueños transexenales.
Un discurso que para muchos fue de ruptura con Salinas, y para otros tantos una simple adecuación retórica al giro histórico provocado por la emergencia del EZLN en Chiapas, donde su antagonista en la carrera por la designación presidencial dentro de su partido, Manuel Camacho, oficiaba como pacificador y promotor del diálogo con el  gobierno.
Evocando el lirismo de Luther King, Colosio no veía un país en los umbrales del primer mundo, como pregonaba Salinas, sino todo lo contrario: veía, como Justo Sierra, un “México con hambre y sed de justicia”, donde había que erradicar las “perversiones del poder” que atentaban contra el Estado de Derecho.

El libro de Scherer concluye con  una pregunta del reportero y una respuesta contundente del candidato.

-Luis Donaldo, ¿tuvo el presidente conocimiento previo  del contenido de tu discurso?

-NO.   
  


CASA DE CITAS. “El pueblo mexicano tiene hambre y sed de justicia... todo aquel que tenga el honor de disponer de una pluma, de una tribuna o de una cátedra, tiene la obligación de consultar la salud de la sociedad en que vive; y yo cumpliendo con este deber, en esta sociedad que tiene en su base una masa pasiva, que tiene en su cima un grupo de ambiciosos y de inquietos en el bueno y en el mal sentido de la palabra, he creído que podría resumirse su mal íntimo en estas palabras tomadas del predicador de la montaña hambre y sed de justicia... la maravillosa máquina preparada con tantos años de labor y de lágrimas y de sacrificios, si ha podido producir el progreso, no ha podido producir la felicidad... Pertenezco señores, a un grupo que no sabe, que no puede, que no debe eludir responsabilidades.” JUSTO SIERRA. . Fragmento de la alocución presentada en la Cámara de Diputados el 12 de diciembre de 1893: 

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