Bobby García.
- Marcos Covarrubias suscribió carta de posesión
AAhora quiere entregar Isla Margarita.
AAhora quiere entregar Isla Margarita.
“Bahía Magdalena está protegida del fuerte oleaje por la contracosta que forman la inmensa y alargada isla de Magdalena y la Isla Margarita. La ensenada sirve de puerta natural al Pacífico. Esta bahía, sus islas, esteros y canales inimaginables, marismas, ensenadas, manglares, constituyen una reserva natural increíble, donde la naturaleza cumple el ciclo vital de toda la biodiversidad allí abundante, que cumple su función universal y natural. Estas características hacen de la bahía y todo el complejo lagunar una prioridad de conservación de su biodiversidad para México y el mundo. Las corrientes oceánicas permiten que haya nutrientes para las especies como el atún de aleta amarilla, sardina, guachinango, cangrejo, rayas, curvina, marlin, camarón, calamar, abulón, lenguado, almeja, tiburón, tortuga y la reina y joya de estas latitudes, la ballena gris que es fundamental para la visita de cientos de turistas que año con año llegan. Sin faltar la variedad de aves endémicas y las migratorias. Es el santuario más importante de la sardina de la costa del Pacífico Norte. En Boca de Santo Domingo hay una colonia de lobos marinos que ya se ha extendido hasta el sur pacífico de Isla Margarita. Bahía Magdalena, por su tamaño, su riqueza en bruto, su humedal, sus islas, canales y biodiversidad, es un verdadero santuario de la naturaleza, pero a la vez, la han convertido en un territorio codiciado para gobiernos extranjeros y aventureros de cuello blanco. Es también punto estratégico codiciado por cualquier potencia imperialista. Desde el último tercio del Siglo XIX, el gobierno de Juárez concesionó la bahía. A principios del Siglo XX, el gobierno de Porfirio Díaz acordó con Estados Unidos que la marina de guerra anclara en Bahía Magdalena para realizar ejercicios de tiro al blanco. Algunos sudcalifornianos se opusieron de alguna manera a esta intromisión extranjera. El jefe político, Coronel Agustín Sanginés, acudió a Bahía Magdalena a dar la bienvenida a la flota gringa, a nombre del gobierno de la república. A su regreso los masones le organizaron una cena en la que el poeta Filemón Cecilio Piñeda (1828-1921), leyó el poema Bahía Magdalena: Allá, tras las vastas serranías/ que se alzan como esfinges egipciacas;/ allá tras las yermas lejanías/ que inspiran oraciones elegiacas,/ allá, tras los árboles tintóreos/ y las plantas textiles, que la mano/ del hombre despedaza y aniquila/ la Magdalena , orgullo mexicano/ extiéndese magnífica y tranquila/ como una Emperatriz del gran océano./ Allá se ve incrustada entre las olas/ del Pacífico mas que la acaricia/ y le canta sublime barcarolas;/ es, geográficamente, una delicia/ y por eso la patria la ama a solas;/ y por eso el extraño la codicia./ Uncle Sam, el tío Sam imperialista/ hojeando de Dewey un infolio,/ leyó “bahía”… concentró su vista/ en el paisaje… y se sentó en su solio…/ poco después en todo el Capitolio/ como en toda la Unión , se oyó ¡conquista!/ ¿Qué quien lo dijo? no lo sé. ¿Intuiciones?/ tal vez; pero es el caso, que ese caso/ lo repitieron todas las naciones./ Y ¡sarcasmo! dijeron los nipones/ y ¡eureka, eureka! más allá de El Paso./ Mas contra todo eso está el abrazo/ de Root. ¿Por qué perdemos la esperanza?/ ¿Es que la libertad es un acaso/ cuando la fuerza inclina la balanza?/ El deber, como rasgo inconcebible/ penetra el corazón de los humanos/ y ve en la diplomacia algo temible/ oculto en la falange de sus manos./ Y, aunque quiera olvidar acciones viejas,/ las nuevas le maltratan como espinas;/ le pone un velo a California y Texas/ y asoman Puerto Rico y Filipinas/ y se subleva y dice: ¡americanos/ despertad, porque Atila está a las puertas!/ y el eco repercute por los llanos,/ las sierras y los mares mexicanos/ como la ronca voz de mil alertas, / y el patriotismo eleva sus canciones/ tan llenas de vibrantes armonías/ que alienta y electriza corazones…/ y… allá, tras las vastas serranías/ que se alzan como esfinges egipciacas;/ allá, tras las yermas lejanías/ que inspiran oraciones elegiacas,/ está la Emperatriz de las bahías!!! (30 de Abril 1908)”. Mi correo: raudel_tartaro@hotmail.com
PASEMOS EL RUBICÓN: La actuación de Filemón C. Piñeda, el leer su poema ante el Coronel Agustín Sanginés, en la convulsa época -1908- que presagiaba la Revolución Mexicana , fue un acto casi heroico pues oponerse al gobierno hacía peligrar la integridad personal y familiar. Y el gobierno “tentaba al lobo” al permitir la presencia de la armada gringa, como hoy el neopanista Covarrubias pretende trastocar Isla Margarita. Alea Jacta Est. 28-03-12 (continuaré el viernes)
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