Tres semanas antes de la pasada elección, un
miembro de la CNTE denunció que, por órdenes directas de Elba Esther Gordillo,
en el SNTE se estaba organizando un carrusel para aportarle 5 millones de votos
al candidato del PRI. A cambio de esto, comentó el denunciante, Preña Nieto
pondría a la Gordillo en la Secretaria de Educación. Mediante este carrusel se
obligaría a todos los maestros del país a votar por el Gaviotas.
Rápidamente
algunos analistas señalaron que era difícil sacar del SNTE 5 millones de votos,
dado que esa organización sindical solo tiene 1.5 millones de afiliados.
Dijeron además que hasta el momento lo que se sabía era que todos los maestros
afiliados al SNTE tenían la consigna de votar por Gabriel Quadri, candidato del
PANAL, propiedad de la Gordillo. Otros preguntaron cómo se controlaría a los 5
millones de votantes carruseleados, ya que no sería un carrusel, sino miles de
pequeños carruseles distribuidos por todo el país a fin de controlar al millón
y medio de maestros distribuidos por todo el país. El lopezobradorismo
respondió, en artículos publicados en La Jornada y en Proceso, que para dicho
control se utilizarían casas de seguridad. Analistas muy necios preguntaron cuántas
casas de seguridad se necesitarían, ya que el mecanismo del carrusel solo
admite cuando mucho 20 votantes. A continuación, la descripción de un carrusel:
temprano el día de la elección, en la casa de seguridad se prepara el primer
votante carruseleado para ir a votar, los encargados de la casa de seguridad le dan
varios papeles blancos del mismo tamaño de una papeleta electoral, los dobla a
la mitad, los guarda en el bolsillo de la camisa, sale de la casa de seguridad,
se dirige a la casillas correspondiente, llega, se le toman los datos, se le
entregan las papeletas, tres o cuatro, dependiendo de los puestos de elección
en disputa, luego pasa a la mampara, saca del bolsillo los papeles en blanco,
se guarda en el bolsillo las papeletas auténticas, sale y deposita las los
papeles en blanco en las urnas, se le mancha el dedo y regresa a la casa de
seguridad, donde entrega a los encargados las papeletas auténticas sin marcar, estos las llenan tachando a los
candidatos para los cuales se hizo el carrusel, y ya tachadas se las entregan
al segundo votante carruseleado, quien sale de la casa, llega a la casilla, le
entregan las papeletas en blanco, entra a la mampara, saca las papeletas ya
tachadas, se guarda las que le acaban de dar, sale, deposita las papeletas en
las urnas y regresa a la casa de seguridad y entrega las papeletas en blanco,
sin tachar, para que se reinicie e ciclo. ¿Cuánto se tardara en promedio cada
votante en ir y venir? Se llegó al acuerdo de que si la casa de seguridad está
cerca de la casilla, se podrían tardar media hora, por lo que podrían votar
cuando mucho 20 en las 10 horas que más o menos dura la jornada electoral. Así
que para atender a los 5 millones de votantes carruseleados, se necesitarían
250 mil casas de seguridad y por lo menos medio millón de personas encargadas
de “administrarlas”. Otros analistas dijeron que la realización de dicho
carrusel requería un gigantesco trabajo previo, que a pocos días antes de la
elección nadie estaba haciendo (como el de contratar o conseguir 250 mil casas
de seguridad). Ante tales argumentos en contra, el lopezobradorismo optó por
olvidarse del carrusel. Pero los 5 millones de votos ya estaban imaginados y
había que encontrarles cabida en alguna parte, y de pronto, como si todos los
mexicanos fuéramos zombies, el lopezobradorismo trasladó esos 5 millones de
votos, ni uno más ni uno menos, desde el
fallido carrusel hasta las tarjetas de Soriana y de Monex. El asunto, según el
lopezobradorismo, era que mediante tarjetas de Soriana, el PRI estaba pagando
determinada cantidad de dinero a cambio del voto para el Gaviotas. Inmediatamente
Soriana respondió ante el IFE que las tarjetas señaladas por el Peje no eran
monederos electrónicos, por lo que no se podían pagar ni un centavo a través de ellas, y explicó que
tales tarjetas se les dan a los clientes para que en cada compra acumulen
puntos que les permiten tener descuentos y les dan acceso a determinadas
promociones. Algunos clientes llegan a acumular centenares de pesos en puntos,
por eso cuando se armó el escandalo muchos poseedores de tarjetas corrieron a
los supermercados Soriana a hacerlas efectivas, por miedo a perder los puntos
acumulados en ellas. Aunque el asunto de las tarjetas de Soriana fue aclarado, el Peje no tomó en cuenta eso y siguió
insistiendo en la compra de votos a través de las tarjetas de Soriana, y
entregó al IFE un paquete con centenares de tarjetas de esa empresa, pero como ni una sola de las que entregó era
monedero electrónico, el IFE les dio para atrás y naturalmente el Peje empezó a
gritar y a señalar al IFE como cómplice del fraude. En el caso de las tarjetas
de Monex, estas si eran monederos electrónicos, pero fueron utilizadas por
personal de PRI en actividades relacionadas con la organización de las
elecciones. Monex demostró que ninguna de las tarjetas pudieron haber sido
utilizadas para comprar votos, y si se hizo esto, serian votos carísimo, puesto
que mediante tales tarjetas se manejaron grandes sumas de dinero. Total, que
también a estas tarjetas les dieron para atrás. Sin embargo el lopezobradorismo
ha logrado convencer a millones de que el fraude, la compra de votos, se hizo utilizando las tarjetas de Soriana y
de Monex. Al parecer si hubo irregularidades en lo de los fondos de las
tarjetas de Monex, pero el IFE señaló que eso nada tiene que ver con la compra
de votos. No hace mucho, en una gira por su natal Tabasco, el Peje dijo la
cifra exacta utilizada por el Gaviotas para comprar 5 millones de votos: 60 mil
millones de pesos, 12 mil pesos por voto!!!! Se necesita ser zombie para no juzgar
esto descabellado. Yo, te lo juro, vendo mi voto por 12 mil pesos a quien me
los pague.
Mira
Edmundo, por escribir todas estas cosas, algunos de mis amigos dicen que soy
copetista, gavitonista. Ni madres, yo no defiendo al Copetes, yo defiendo los
procesos electorales realizados por un IFE autónomo. Desde hace más de medio
siglo observo y participo en los procesos electorales, sé que la reforma
política de 1977, hecha en un gobierno priista,
es la madre de todas las reformas políticas que se han hecho en este
país, a ella le debemos esta aun frágil democracia que tenemos ahora. Otro
momento importante fue 1997, cuando en el gobierno priista de Zedillo se quitó
la organización de los procesos electorales de manos de la secretaria de
Gobernación, para pasarlos a manos del primer IFE autónomo, cuyo primer
consejero presidente fue el recién fallecido Alonso Lujambio. La primera prueba
de fuego para el IFE autónomo fue la elección del 2000, la elección de la alternancia,
alternancia que no hubiera sido posible con el IFE en manos de la Secretaria de
Gobernación. En esa elección ninguno de los candidatos perdedores alegó fraude,
se les considera como una elección ejemplar. Así, el IFE autónomo paso su
primera prueba de fuego. Pero luego vino la siguiente elección, la de 2006, y
DESAFORTUNADAMENTE para el IFE autónomo, resultó ajustadísima, y el Peje alegó
fraude y culpo de éste al IFE. Fue cuando el famoso reclamo del voto por voto,
casilla por casilla. Como recordaras, se llegó al acuerdo de revisar cada uno
de los votos del 10 por ciento de las casillas, aquellas más impugnadas, y no
aparecieron pruebas del fraude, sin embargo el Peje ignorando esto, insistió hasta el cansancio sobre lo de atraco
cometido por el IFE en su contra, llenando de excremento a la autoridad
electoral. Y luego llegaron las elecciones del 2012 y aunque el triunfo del
Gaviotas fue amplio, el Peje grito FRAUDE, como 6 años atrás, y se lanzó con su
furia característica contra el IFE, contra el IFE autónomo. Yo he llegado a la
conclusión de que mientras el Peje siga participando en elecciones para
presidente, seguirá perdiendo, seguirá alegando fraude y por tanto las
autoridades electorales (autónomas) estarán permanentemente cubiertas de
excremento lanzado por él. Mientras el Peje pierda, el IFE será una institución
corrupta y vendida a quien gane. Según el tabasqueño, en 2006 el IFE se vendió
al PAN, el partido en el poder, y en 2012 se vendió al PRI, partido opositor. Acuérdate
Edmundo que ahora, en la pasada elección, el Peje trato de que el PAN (el partido que lo atracó 6 años atrás), lo
apoyara en su nueva denuncia de fraude, ahora contra el PRI. Solo un zombie no
puede ver algo anormal, algo enfermizo, en esto. Por eso estoy convencido de
que López Obrador es un peligro para nuestra democracia.
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