domingo, 18 de abril de 2010

AMAPOLITA DORADA...



Siempre que pasaba por Tepic-escala obligada en los ires y venires a la Ciudad de México en los años universitarios-, me asaltaba una de esas tonadillas arraigadas como uno de los primeros atisbos poéticos y melódicos de la infancia:” Amapolita dorada de los llanos de Tepic/ si no estás enamorada/enamórate de mi…”

Era un fragmento de Las Mañanitas, versión de Pedro Infante y su arrulladora media voz. Y aunque generalmente pasábamos de noche, en el lienzo luminoso de la memoria afectiva y estética aparecían esos campos dorados en el corazón del Nayar, la tierra epónima de ese Dios que era sol y era cielo, nombrado en náhuatl.

Y dentro de ese esplendor, la evocación de algunas celebridades nayaritas: Juan Escutia, el Niño Héroe; el caudillo defensor de los coras y luego aliado de Maximiliano, Manuel Lozada, El Tigre de Álica; y, claro, Amado Nervo, el poeta por antonomasia. El Jaime Sabines de las postrimerías del siglo XIX y primera mitad del XX.

“ …Porque veo al final de mi rudo camino/ que yo fui el arquitecto de mi propio destino…”

Amapolita dorada: metáfora de la mexicanidad original y originaria, según la leyenda de Aztlán. De la raíz florida de coras y huicholes, adoradores del peyote en purificadores rituales religiosos.
Nayarit era también la tierra de otro gran poeta: Alí Chumacera, a quien tendría oportunidad de conocer personalmente en la entrega del Premio Internacional de Poesía de la revista Plural( 1982), del cual Chumacera había sido jurado.
El de la VOZ(dirían los litigantes), había obtenido una mención honorífica en ese certamen, y ya de salida se encontraba en los mingitorios desechando los excesos del cocktail party, celebrado en Reforma 18, sede de Excélsior, cuando a su lado apareció un tipo alto, fornido, canoso, enfundado en un traje azul con corbata roja: Alí Chumacero.
Era la primera vez que tenía tan cerca a tan imponente figura. ¿Cómo abordarlo? Le di las gracias por la mención, y para mi sorpresa la respuesta fue como si se tratase de un viejo conocido, incluso cómplice.
Yo te lo dí, yo te lo dí, yo te lo dí.., me dijo de corridito llamando la atención de la impaciente cola….de meones.
Y me volvió a sorprender : ¿ Adónde vas? A seguir festejando en la casa de un amigo en la Portales. Inmediatamente se apuntó.!Vámonos!!Conozco un aguaje aquí en la Guerrero.., arengóo con su inmarcesible acento nayarita a pesar de su residencia inmemorial en la Ciudad de México.

Y nos trepamos al vochito del psiconalista lacananiano, el paceño Jesús Collins, seguidos por el también poeta de San Antonio, Javier Manríquez.
Pasamos al aguaje de la Guerrero y nos fuimos a donde nos esperaba una cena de codornices y buen vino, muy al estilo de la célula Sigmund Freud del Partido Comunista Mexicano, a la que pertenecía el anfitrión...

Tratábamos de meter a Alí en el tema literario(¿Cómo fue tu relación con Octavio Paz? ¿Qué te dijo Rulfo luego de tu crítica a Pedro Páramo?), pero el autor de Losa del desconocido se resistía: “ A mi háblenme de mujeres…de la mujer…No me vayan a salir con que ustedes también son putos…”, decía con su estentórea voz sirviendo las otras….
Ya en la madrugada llegaron ellos: el elenco del Café Concert, encabezado por su director artístico Daniel Tuchmann, Armando Zenón(propietario del Concert.. y de la cadena especializada en caldos de pollos del mismo nombre, ZENÓN); Oscar Chávez( que hacía una exitosa temporada en el Café..), el cantautor yucateco Jorge Bonfil, el guitarrista Ramoncito Sánchez y…Gabriela Roel y Lorena Villatoro, dos suculentas morritas chihuahuenses que andaban haciendo sus pininos en el teatro y el cine, y le cambiaron el semblante al gran Alí, que permanecía impasible presidiendo el akelarre en el sitio de honor, siempre con la copa llena… y no precisamente por falta de sed.
Baste por ahora decir que Alí –que durmió sin quitarse su el traje durante dos noches-, se despidió la tarde del sábado como si acabara de salir de un Spa, no sin antes aventarse la del estribo: lo que quedaba del pomo de ron Bacardí, rebajado con un Tehuacán de fresa. (Aaaggh). Tenía que ir a presentar un libro al FCE.
Muchos años después, en 1997, regresaría a Tepic ya no de paso, sino por unos días invitado por la Fundación  Cultural Álica, como ganador del Premio Nacional de Poesía …Alí Chumacero.
Aunque el poeta estaba presente en la ceremonia de premiación, a la vez un homenaje a su figura, el premio me lo entregó el presidente de Álica, Antonio Echevarría.
Un empresario y político local que a leguas se miraba era totalmente ajeno al ambiente literario. Lo que pude corroborar al día siguiente, cuando me lo encontré en un popular restaurante de mariscos rodeado de su “gente”. El tipo me invitó a sentarme en su larga mesa repleta de botanas y botellas, y de tipos malencarados que veían con sorna al poeta laureado.

Uno de ellos de plano no se aguantó y soltó el lugar común..” Dicen que todos los poetas son putitos “, y todos , incluyendo al presidente de la Fundación Cultural Álica, soltaron la carcajada. Intenté tomarlo con humor, pero era tal la palurdez de los guaruras de Echevarría, que opté por retirarme. Me fui al hotel, donde encontré a Alí platicando con su hermano mayor, ante una botella de tequila. De aquí nos fuimos a una cantina del centro acompañados por el escritor defeño, Dionisio Morales, dos guapísimas sobrinas de Chumacero, y un artista plástico que también había sido premiado en la bienal adjunta al premio literario.

La fraternal carrilla que me dieron por lo ocurrido en El Marlin, y los tequilas al ritmo de los hermanitos Chumacero, disipó el coraje, las ganas contenidas de estrellarle el pomo en la cabeza al agresor. Sobre todo cuando la parroquia que se acercó al chisporroteante fogón de nuestra mesa, empezó a hacer la tenebrosa semblanza de Echeverría. El mismo que a la vuelta de unos años sería gobernador postulado por una alianza entre el PRD y el PAN, y al que su homólogo sudcaliforniano, el neoperredista Leonel Cota Montaño, le hiciera una recomendación puntualmente recogida por la prensa nacional:

” No confíes mas que en tu familia”·.

Diez años después, Echevarría quiere hacer gobernadora a su esposa, y Cota, a su hermana Rosa Delia. ¡Qué bonitas y democráticas familias! (Servido, mi estimado Alfredo Ruiz Ochoa)

1 comentario:

Coyuntura Cero dijo...

Un texto excelso, releerlo es un placer. Felicidades al mejor poeta, periodista y escritor sudcaliforniano vivo.

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