domingo, 4 de diciembre de 2011

AUSENTE LA PLANIFICACION URBANA EN LA PAZ
Alejandro Alvarez
Después del prolongado proteccionismo de los gobiernos priístas a los empresarios Ruffo y Arámburo en el ramo comercial sobrevino, con el gobierno de Leonel Cota, una agresiva apertura económica que daría entre otras cosas un cambio radical a la fisonomía urbana de La Paz y Los Cabos, pero me referiré al primer caso. La enorme extensión de tierra del antiguo campo aéreo que fue transferido por el gobierno federal al gobierno estatal se transformó en poco tiempo en la mayor área comercial de la ciudad trasladando el centro de concentración de diversiones, compras y servicios bancarios del viejo centro histórico al crucero Forjadores-Colosio. Junto con este desarrollo comercial se dio un gran desarrollo de canchas deportivas y de servicios a la comunidad (parque, casa del estudiante, edificios de gobierno municipales, central de bomberos y Cruz roja). Desde entonces el centro histórico ha ido decayendo manteniendo como único atractivo su malecón y paisaje marino y un montón de locales comerciales abandonados donde los entrados en años hacemos ejercicios de memoria diciendo: “¿te acuerdas vieja, aquí estaba aquella famosa tienda de ropa y allá aquel restaurant de comida china?”.
El establecimiento de este primer gran centro de operaciones comerciales y de servicios conocido popularmente como la plaza Soriana y la ex pista aérea consolidó el crecimiento de la llamada ciudad lineal de La Paz que ya se extiende hasta la colonia Calafia, diez kilómetros delante de “el puente de la Ocho”. El ex gobernador Mercado Romero hace trece años, al final de su administración, inauguró el sector de alumbrado público y carretera que entonces apenas llegaba a la altura de las instalaciones de la universidad pública estatal. De ahí en adelante en tiempo y espacio se suceden kilómetros y kilómetros de fraccionamientos y colonias que avanzan con una vitalidad y desorden aparentemente incontrolables. El otrora lejano “Ranchito” –centro de sano esparcimiento para adultos y adultas– quedó ahogado entre esta red de centros habitacionales y su habitual dinamismo y jolgorio nocturno empiezan a ser pretexto para exigir su traslado a donde las almas puritanas no sean ofendidas. Pero ya nos estamos desviando.
En este frenesí de un crecimiento sin orden ni concierto los únicos que parecen tener un sentido de objetividad práctica siguen siendo las grandes cadenas comerciales que se establecen en estratégicos centros de concentración habitacional. El último caso es el de la sucursal de Chedraui en los rumbos de Santa Fe-Miramar-Villas del Encanto que en menos que canta un gallo se ha ganado a una enorme clientela de todo ese sector que seguramente seguirá creciendo hacia el sur donde viejas parcelas y ranchos tienen contados sus días. La respuesta gubernamental en cambio es lenta como caguama, el congestionamiento del tránsito vehicular sistemáticamente rebasa la infraestructura de calles y avenidas. Pero eso podría ser lo de menos, lo realmente lamentable es que los centros de servicios comunitarios en todas estas nuevas colonias es mínima y de muy corto alcance porque en forma paralela a estos mega centros comerciales deberían corresponder, como ocurrió con la ex pista aérea, otros igualmente grandes centros cívicos con sus servicios de talleres culturales, canchas deportivas, centros de salud y seguridad pública, biblioteca, centro públicos de internet y en general centros de atención comunitaria. Las suertudas  actuales administraciones municipales de gobierno que permanecerán un periodo excepcionalmente prolongado tienen ante sí la oportunidad de atender estos rezagos en la planeación del crecimiento urbano y dejar las antediluvianas acciones demagógicas, efectistas pero inefectivas, de dádivas a cuenta gotas y salpicando aquí y allá sin remediar nada de fondo de la problemática social y de convivencia de los nuevos barrios.
METEN CALAMBRE A VIEJOS FUNCIONARIOS
Para no variar, la clase política nos recetó otra función de circo la semana pasada con la aparente persecución de tres políticos de primer nivel en su momento, Luis Armando Díaz (ex candidato a gobernador por el PRD), Guillermo Jáuregui (ex Secretario de planeación) y Héctor “Pipí” ( o como se escriba) Ibarra (corredor de autos y en tiempos libres funcionario de tercera). Con la acusación de “incumplimiento de un deber legal” pisaron el tamborín por unas horas. Debidamente uniformados con su adorado color amarillo posaron esposados para la prensa local, tanto desfilando en fila india como detrás de unas sólidas rejas. Después de pagar la cuantiosa fianza de $17 800.00 recuperaron el aliento y las ganas de vivir. La función debe continuar. Qué caray.  

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