“La labor del escritor es tocar al mundo
con sus pensamientos”
Raúl Acevedo Savín.
CRÓNICA
Savín, Poniatowska y Bañuelos. Fotos cortesía de la autora.
Por: Karina V. Balderrábano.
—Especial para Culturadoor.com—
Día de publicación: 19-Junio-2010
HERMOSILLO, SONORA, MÉXICO.- Uno de los eventos literarios más importantes del noroeste, “Horas de Junio, Encuentro Hispanoamericano de Escritores”, se llevó a cabo del 2 al 6 en elAuditorio de la Sociedad Sonorense de Historia, y por primera vez con actividades alternas en varios escenarios de Hermosillo: el CERESO, La Negra chope, Casa Gregorio, Bar Los Jarritos, así como el Club de Yates de San Carlos, en Guaymas. Encuentro que a tres lustros de su creación ha reunido a escritores no sólo de México sino de otras latitudes. Esta edición de “Horas” citó a poetas y narradores de Estados Unidos, Cuba, Panamá, Bolivia, Ecuador y Venezuela.
En este XV Aniversario de las Horas de Junio se rindió tributo a la escritora, periodista y activista política, mexicana de origen francés Elena Poniatowska, autora de más de treinta libros, entre ensayos y novelas. También merecieron reconocimiento por su labor, la escritora Rosina Conde e Ismael Mercado. En la ceremonia estuvieron presentes el rector de la Universidad de Sonora, Heriberto Grijalva Montenegro, entre otros funcionarios de la misma institución. Como invitado especial, el ya homenajeado en este encuentro, Juan Bañuelos, poeta chiapaneco; y el coordinador general del Encuentro Horas de Junio, Raúl Acevedo Savín, quien fue ovacionado por el público, como gratitud a la gran labor que hace año con año para realizar esta enriquecedora reunión de amigos escritores.
Acevedo Savín, conocido también como Jeff Durango, ofreció unas palabras: “… más de 200 lecturas de diversos géneros que se viven durante los cuatro días del encuentro. Horas de junio es la verbena que nos vincula con la palabra, el código descifrado por los que ya no están entre nosotros y que mantenemos abierto para los que vienen, para los que asumirán la palabra algún día. Horas dedicadas a la expresión de las palabras que dan sentido a la existencia y nos recuerdan por qué seguimos siendo humanos… Esto es una cuestión de necedad pero también de necesidad, como dijo aquí el año pasado Carlos Monsiváis”.
La intervención de Poniatowska inició causando risas del público, cuando se paró detrás del pódium y expresó: “Espero que puedan verme, porque soy como del tamaño de un perro sentado”.Agradeció el premio, la invitación a Sonora, porque –dijo- “como diría Rosario Castellanos, ustedes son un mar de amor, hermoso y grande. Rosario Castellanos fue una escritora que me precedió y que murió antes de cumplir los 50 años, si no, ella habría recibido seguramente este premio porque era la escritora más completa en México”.
Y cambiando de tono, dio inicio al siguiente discurso: “Quería también decirles que hoy estuve con los padres de los niños que murieron en la Guardería ABC, y fue tremendo, muy terrible oír sus voces, saber que mañana cumplen un año y que sus problemas no han sido resueltos. Como dijo Miguel Ángel Granados Chapa, embodegar niños se convirtió en un buen negocio, tanto para el Instituto Mexicano del Seguro Social, que subrogada daba estas concesiones para hacer estas guarderías, y porque ahorraba más de 3 mil pesos por cada niño, tanto para el Seguro Social como para el concesionario, quien recibe 2, 500 pesos por cada niño. La Guardería ABC del IMSS recibía 1 millón de pesos mensuales, dinero que no utilizó, todos los sabemos, para incrementar sistemas de seguridad ni de protección civil; al contrario, quisieron obtener máximas ganancias a costa de los padres que trabajan… quién pensó en la vida de los niños, desde luego que no fueron los concesionarios de las guarderías, en manos de quién estamos dejando el cuidado de nuestros hijos. Carlos Monsiváis se preguntaba cuando el estallido de gas en San Juanico en 1984 y más tarde en el terremoto de 1985, dónde habíamos venido a asentarnos, qué gobierno nos protege, quién nos procura, qué significa ser mexicanos, de qué vive la ciudad que paga sus impuestos, nosotros pagamos al gobierno nuestros impuestos y qué seguridad tenemos al salir a la calle”.
Y continuó con su voz cansada pero colmada de claridad y denuncia: “En la ciudad de México cada vez que salimos nos preguntamos si nos robarán, nos asaltarán, regresaremos sanos y salvos a la casa, es lógico hacernos esta pregunta. Ahora vivimos en un país al rojo vivo, y los mexicanos aparecen muertos en la primera esquina de todo el país, sobre todo aquí en el norte donde permea, por desgracia, el narcotráfico. Manejar una guardería NO es tener un puesto en el mercado, no es un negocio de vender papas, una agencia de automóviles, no es un changarro –como decía Fox-, es una alta y enorme responsabilidad, es cuidar la vida y construir el futuro. Ahora les voy a pedir, ojalá estén de acuerdo, en que nos pongamos todos de pie porque además de pedir un alto a la impunidad, debemos recordar a los que perdieron la vida”.
En este momento, la escritora empezó a nombrar a cada una de las pequeñas víctimas que no pasaban de los cuatro años de edad, y poco a poco se fueron escuchando las voces de los padres exclamando en voz alta PRESENTE, para luego convertirse en un desgarrador coro que gritaba NO DEBIÓ MORIR. El recinto se llenó de sollozos, lágrimas que rodaron por mejillas y labios, la pena y el dolor del recuerdo de un hecho que nunca debió suceder, pues pudo evitarse.
De esta manera, Elena Poniatowska dio fin a sus palabras: “Yo creo que si somos escritores, tenemos que ir a lado de la gente de Hermosillo y marchar junto a los padres, a las 6 de la tarde el día de mañana”. Los aplausos se extendieron por varios minutos como un compromiso que ya estaba pactado en cada uno de nosotros.
La autora de esta crónica al centro junto con Bañuelos.
Y ahí estuvimos ese 5 de junio, primer aniversario del asesinato de 49 niños en la Guardería ABC, y más de setenta pequeños que aún sufren heridas físicas, psicológicas y permanecerán con secuelas el resto de su vida, unidos a los padres que encabezan el Movimiento 5 de Junio, marchando a lado de Elena Poniatowska y Juan Bañuelos, hasta llegar a las escalinatas del Museo de la Universidad de Sonora, donde un coro musical recibió a la marcha, entre banderas rosas y azules, saltimbanquis que gritaban: “Yo soy el asesino, arréstenme”, payasos con lágrimas pintadas, mantas con las fotografías de las víctimas y leyendas como: “ABC, nunca más”, “Un año de luto”. Un mar de globos blancos en las manos de los participantes, gritos de niños y adultos clamando justicia se mezclaban con los cláxones de carros que desde un puente apoyaban al pasar, consignas como: “pueblo unido, jamás será vencido”, “pueblo que calla, jamás será escuchado”, “asesinos”. Todos los presentes hubiéramos preferido no estar ese día reclamando justicia por este hecho tan lamentable, pero qué es lo menos que se puede hacer cuando a un año del siniestro no hay un solo funcionario “evidentemente” responsable, pagando su condena en la cárcel, lo menos que merecen.
En rueda de prensa hablaron Elena Poniatowska y Juan Bañuelos
En el marco del Encuentro Hispanoamericano de Escritores, Horas de Junio, se llevó a cabo en el Hotel Kino de Hermosillo, Sonora, una breve rueda de prensa con la escritora Elena Poniatowska, que también cedió la palabra al editor, ensayista y poeta chiapaneco que la acompañaba, el maestro Juan Bañuelos.
Poniatowska es autora de libros inolvidables como su tierna “Lilus Kikus”, o libros más comprometidos y basados en hechos reales, como “La noche de Tlatelolco”, “Hasta no verte, Jesús mío”, “Tinísima”, entre tantos otros. Además, ganadora de premios de gran prestigio por sus novelas y entrevistas. Por su parte, Juan Bañuelos, escritor traducido en nueve lenguas, es autor de “La espiga amotinada”, “Escribo en las paredes”, “Espejo humeante”, poemario con el que obtuvo el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes, también “Donde muere la lluvia”, por citar sólo algunos.
Cabe recordar que Elena Poniatowska en su papel de activista, durante los meses previos a las elecciones mexicanas del 2006, apoyó en anuncios publicitarios al candidato del PRD,
Andrés Manuel López Obrador , lo que le generó tanto críticas por parte de algunos sectores de la sociedad como apoyo de otros sectores, algunos de ellos destacados intelectuales nacionales e internacionales, quienes publicaron un desplegado en respaldo de la escritora (veinticuatro escritores para ser exactos). Posteriormente, en julio del 2006, participó junto con otros intelectuales en la firma de un desplegado condenando los ataques israelíes al Líbano. Este desplegado derivó en la crítica del embajador de Israel en México, al acusar a los firmantes de apoyar el terrorismo. Y ahora, en 2010 marchó junto al Movimiento 5 de Junio, formado por padres, parientes y amigos que buscan castigo a los responsables del incendio de la Guardería ABC.
Vestida de blanco con una blusa hindú y accesorios de perlas de río. Ojos pequeñitos y siempre sonriente, al sentarse para atender a los periodistas, lo primero que hizo fue admirar la colección de los últimos modelos de las grabadoras digitales que habían dejado sobre la mesa. La primera pregunta a la que respondió fue la siguiente: ¿Cuál es el futuro de la palabra?
“Se dice que una imagen dice más que mil palabras, pero la palabra va a seguir… el libro no va a desparecer, es bello como objeto… las palabras de los políticos dicen muchas mentiras… Pero la palabra siempre va a tener poder”.
También se le cuestionó sobre su experiencia al haber escrito La noche de Tlatelolco: “Eso significó ir a la cárcel de Lecumberri, más tarde llegaron ahí José Revueltas, Heriberto Castillo, entre otros, así como otras grandes activistas en la cárcel de mujeres”. La escritora hizo una pausa pare recordar y comentar la muerte de Regina, con seis tiros de bala en la columna vertebral. Después continuó: “Hubo varios movimientos estudiantiles en diferentes partes del mundo, como en Francia; pero sólo en México hubo muertos. Muchos otros escritores hicieron poemas o escribieron denunciando este hecho”.
Sobre las denuncias en el Aniversario de lo sucedido en la Guardería ABC, Poniatowska cedió la palabra a Juan Bañuelos, quien con voz bajita, sencillo como él es, pero comprometido con su postura política, social y cultural, precisó: “yo vengo al homenaje de Elenita, la memoria que pesa es la de Elena Poniatowska; pero bueno, son hechos muy parecidos a los del 68. Todos los muertos que hay en el país sin que haya un alto por parte del gobierno. Estamos viviendo momentos muy críticos en el país”. Finalizó no sin antes expresar que todo lo que ha escrito la homenajeada se trata de hechos, no hay ninguna mentira, que si alguien tiene memoria y conciencia de este país, es Elena Poniatowska.
Una de las reporteras recordó que este mismo mes se celebraría el Día Internacional de la Libertad de Expresión; pero con todo lo que está sucediendo en nuestro país, ¿en México qué vamos a celebrar? La escritora respondió: “Los periódicos son un negocio más, el periodismo a veces se doblega a los dueños. Ahora ya no son tabú muchos temas que me tocaron a mí, nosotros no podíamos hablar de la familia del presidente, por ejemplo... Las mujeres reporteras tienen mayor capacidad de honradez, porque el chayote lo escondían los hombres dentro de su saco y las mujeres no podían hacer eso (risas de los presentes). Nos hacen mucha falta hombres y mujeres honrados en el país (hizo mención de Carlos Monsiváis, quien hasta ese día cumplía más de 2 meses en terapia intensiva, como ejemplo de un comunicador honrado). El periodismo es una profesión que es casi sagrada”.
Para finalizar los treinta minutos que tuvo de duración la rueda de prensa, se dirigió a los periodistas y expresó: “ustedes pueden publicar lo que quieran pero hay impunidad, no pasa nada. No hay causa-efecto. No hay equidad de prensa. El país está tomado por dos grandes monopolios de noticias… Como ejemplo de lucha están los caricaturistas, ellos son heroicos, valientes, como El Fisgón, Rius… Como también La Jormada, me gusta Lorenzo Meyer, aunque publica en un periódico que no me agrada, que es El Reforma”.
Por último, ante la pregunta ¿para quién escribe?, la escritora manifestó que ella creía que escribía para su mamá, porque era quien recortaba todo lo que le publicaban y lo pegaba en un álbum, luego dijo: “y la idiota de mí los regalaba. En realidad yo escribo a la familia espiritual en el mundo”. Después de las risas causadas por su comentario y la petición de que no le dijeran maestra porque se sentía como Sara García, le cedió de nuevo la palabra al poeta Bañuelos, quien fue contundente en su respuesta: “Nosotros no estamos buscando quién nos va a leer, estamos empleando las palabras que usaría la sociedad, somos voz del pueblo, porque este tipo de gobiernos, desgobiernan a México”