miércoles, 2 de junio de 2010

El DISCURSO DE GAMBOA PATRÓN...


El nuevo PRI

Héctor Tajonar

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  • 2010-06-02•AcentosMILENIO DIARIO.
Por la pronta recuperación de Carlos Monsiváis
El discurso de toma de posesión de Emilio Gamboa Patrón como líder de la CNOP es una joya retórica del nuevo PRI: “Ante un futuro que parece incierto, una luz en el camino se vislumbra. Esa luz, es la reconstrucción del proyecto de Nación que representa nuestro Partido”. En su elocuente discurso, el flamante líder del sector popular del PRI también hizo una convencida valoración del pasado y el futuro de su partido: “Sin duda, el PRI ha sido y es el gran promotor y constructor del México moderno, del México de vanguardia, y será el constructor, como lo ha dicho Beatriz Paredes, del siglo XXI”. Gamboa Patrón, al igual que su colega cetemista Gamboa Pascoe, representan el espíritu renovador que invade al octogenario Partido Revolucionario Institucional ante la expectativa de regresar a Los Pinos dentro de dos años.
Durante tres décadas, el nuevo líder de la CNOP y aspirante a la presidencia del partido ha sabido mantenerse en la cúpula del poder a consecuencia de sus dotes como broker o intermediario político, lo cual le ha permitido ser un actor clave en cuatro procesos de sucesión presidencial, de 1982 a 2006, y lo será también en 2012. Como secretario particular del presidente Miguel de la Madrid, Gamboa Patrón supo allanarle el camino hacia la presidencia a Carlos Salinas de Gortari, frente a sus más cercanos competidores (Del Mazo, Silva Herzog y Bartlett). Tras el asesinato de Luis Donaldo Colosio mudó su apoyo hacia Ernesto Zedillo. Ello le valió que Salinas lo calificara de traidor, lo cual no impidió que años después fungiera como personero del propio Salinas para presionar a su antiguo jefe Miguel de la Madrid a retractarse de las declaraciones hechas a Carmen Aristegui. Como coordinador de la campaña de Francisco Labastida, en 2000, Gamboa intentó negociar con Televisa el que se diera la noticia de la victoria del PRI, sin importar los datos electorales, a lo cual se opusieron tanto el presidente Zedillo como la televisora. (Jenaro Villamil, “Emilio Gamboa, El Broker”, en: Jorge Zepeda Patterson, coordinador, Los intocables, pp. 190-191) En la pasada elección presidencial, Gamboa y Manlio Fabio Beltrones ayudaron a que Felipe Calderón pudiera rendir protesta como presidente, en la Cámara de Diputados, y ambos se convirtieron en las figuras claves en el Congreso para, supuestamente, permitir la aprobación de las reformas del gobierno panista.
Gamboa Patrón es prototipo y beneficiario de la política priista especializada en la simulación, el contubernio con intereses aviesos, la amenaza velada o el chanchullo disfrazados de negociación política, así como de prácticas corruptas que permanecen en la impunidad. Un botón de muestra: Cuando una diputada del PAN osó mencionar en la tribuna de la Cámara de Diputados la soez y comprometedora conversación telefónica entre Gamboa y Kamel Nacif, la reacción del imputado fue desafiante: “Quieres que rompamos. Rompemos… Si insistes en golpearnos, acuérdate que también sabemos ser oposición”. La intimidación surtió efecto: la diputada panista tuvo que disculparse. Gamboa Patrón, Gamboa Pascoe, Paredes, Beltrones, Peña Nieto, como tantos otros priistas, personifican al político arcaico, predemocrático, seguidor de los dos imperativos categóricos de su código ético: 1. La moral es un árbol que da moras. 2. No olvides que un político pobre es un pobre político.
La “insolente prepotencia del PRI”, llamada así por Carlos Marín, se muestra en sonrisas y discursos autocomplacientes, basados en la inocultable y prematura certeza de su triunfo en las elecciones para gobernador en 12 estados este año, seis en el próximo, así como la recuperación de la presidencia en 2012. Los resultados de las elecciones intermedias, las encuestas y la deteriorada situación de sus adversarios avalan el desbordado optimismo tricolor.
La regresión democrática parece irrefrenable, como inexplicable resulta la priofilia de un amplio sector de la ciudadanía, calificada por Mario Vargas Llosa de “masoquismo”. A ello es necesario agregar otras características del electorado mexicano, veladas por la corrección política, a saber: el bajo nivel educativo de un alto porcentaje de la sociedad, aunado a una cultura política predemocrática; la ignorancia y desmemoria, caldo de cultivo para la manipulación a través de la publicidad política televisada; una buena dosis de cinismo frente a los vicios propios de la hegemonía priista; además, claro, de la mediocridad de las alternativas partidarias. Es preciso evitar ese infamante retroceso.
hectortajonar@yahoo.com.mx

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