La historia en breve
Ciro Gómez Leyva
Pensé que Carmen Aristegui tendría una palabra para nuestro compañero de Multimedios Laguna, Rodolfo Ochoa Moreno, asesinado en la madrugada en nuestra planta transmisora de Torreón, diez horas antes de que ella leyera un texto sobre sus problemas laborales con la familia Vargas de MVS.
Qué ingenuo. Ella y su coro no tuvieron esa actitud fraterna cuando asesinaron en la Comarca al reportero deMILENIO, Eliseo Barrón, mayo de 2009. No sólo no la tuvieron en el secuestro, ahí mismo, julio de 2010, de nuestro camarógrafo Javier Canales, sino que a la primera oportunidad escupieron la calumnia de que podría tratarse de un montaje. Que no me vengan con el cuento de la solidaridad. Que no mamen.
Le dieron ocho balazos a Rodolfo. Cuidaba el funcionamiento del transmisor. Tenía 27 años y su función era de “cubre descansos”. Pudo haber estado reemplazando a alguien de mantenimiento, pero la desventura quiso que esta semana le tocara estar ahí. Serio, disciplinado, excelente tipo, según los colegas de Torreón.
De acuerdo con la Fiscalía de Durango, los asesinos forzaron la puerta de la planta. En vez de someterse, Rodolfo habría cometido el error de tratar de hacer una llamada telefónica. Lo abatieron de inmediato y abrieron fuego contra el equipo de transmisión. Estuvimos fuera del aire dos horas. Atacaron también las vecinas instalaciones de Radiorama.
Rodolfo marcó a Multimedios para avisar que tipos enmascarados rompían los candados.
—¡Escóndete! —le ordenó su jefe.
—Ya entraron… —fue lo último que dijo en vida.
Era un trabajador de los medios. Él también. Vivía en Gómez Palacio, en el ejido El Vergel.
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