miércoles, 29 de septiembre de 2010

El rezago educativo latinoamericano


elnuevoherald.com          

Andrés Oppenheimer
Cuando le pregunté a Bill Gates en una entrevista sobre la convicción muy difundida en Latinoamérica de que la región tiene algunas de las mejores universidades y centros de investigación científica del mundo, el fundador de Microsoft me miró con cara de asombro. ¿De veras creen eso?, me preguntó.
Si los latinoamericanos están satisfechos con sus sistemas de educación pública --tal como lo revelan las encuestas-- la región está en problemas, señaló. El secreto del éxito educativo y tecnológico de países como China e India es la humildad, y cierta dosis de paranoia, me dijo Gates.
En efecto, Latinoamérica podría beneficiarse de una pequeña dosis de paranoia constructiva respecto a la educación, ciencia, tecnología e innovación.
Según una encuesta de Gallup realizada y el Banco Inter-Americano de Desarrollo, los latinoamericanos están mucho más satisfechos con sus sistemas educativos que los estadounidenses, los alemanes o los japoneses, a pesar de que los países latinoamericanos figuran entre los últimos puestos en las pruebas estudiantiles y en los rankings internacionales de educación.
Mientras el 85 por ciento de los costarricenses y el 84 por ciento de los venezolanos están satisfechos con sus sistemas de educación pública, sólo el 66 por ciento de los alemanes y el 67 por ciento de los estadounidenses están conformes con los suyos, dice la encuesta.
Simultáneamente, cuando uno mira los resultados del test PISA de jóvenes de 15 años en todo el mundo, se encuentra con que mientras los estudiantes de Hong Kong, China, sacan un promedio de 550 puntos en matemáticas, los de Corea del Sur 542 puntos y los de Estados Unidos 483 puntos, los estudiantes de Brasil, México, Argentina, Chile y Perú sacan un promedio de 400 puntos, y en otros países de la región mucho menos.
En la educación superior y la investigación, las estadísticas son tanto o más preocupantes.
•  No hay una sola universidad latinoamericana entre las 100 primeras instituciones de educación superior del mundo, según el "Ranking del Suplemento de Educación Superior del Times 2009-2010''. Un ranking similar de la Universidad Shanghai Jiao Tong, de China, tampoco incluye a ninguna universidad latinoamericana entre las mejores 100, a pesar de que Brasil y México figuran entre las 13 economías más grandes del mundo.
•  De todas las inversiones en investigación y desarrollo en todo el mundo, menos del 2 por ciento se realizan en Latinoamérica, según el Observatorio Iberoamericano de Ciencia y Tecnología (RICYT). Comparativamente, casi el 30 por ciento de las inversiones mundiales para investigación y desarrollo se realizan en países asiáticos, añade el informe.
•  Mientras China invierte el 1.4 por ciento de su PBI en investigación y desarrollo --la mayor parte proveniente del sector privado-- Brasil invierte tan sólo el 0.9 por ciento, Argentina el 0.6 por ciento, México el 0.4 por ciento y Colombia y Perú el 0.1 por ciento, respectivamente.
•  En materia de investigación, mientras un país asiático relativamente pequeño como Corea del Sur, que hace apenas cincuenta años era mucho más pobre que la mayoría de los países latinoamericanos, registra 80,000 patentes anuales en todo el mundo, Brasil sólo logra registrar 600 patentes por año, México unas 300, y Argentina 80, según la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual.
•  Sólo el 27 por ciento de los jóvenes latinoamericanos en edad universitaria están inscritos en instituciones de educación superior, comparado con el 69 por ciento de sus pares de los países industrializados, según la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OECD).
¿Puede América Latina remontar este rezago? Por supuesto que sí. Durante la investigación que realicé en los últimos cinco años sobre la educación en el mundo, encontré ejemplos muy concretos que podrían mejorar rápidamente la calidad educativa en toda Latinoamérica, y también en Estados Unidos.
Chile creó un fondo de 6,000 millones de dólares para otorgar 6,500 becas anuales a graduados universitarios para que hagan doctorados --casi todos en ciencias e ingeniería-- en las mejores universidades de Estados Unidos y Europa.
Uruguay se ha convertido en el primer país del mundo en darle una computadora laptop a cada niño en las escuelas públicas. En Brasil se ha generado un exitoso movimiento ciudadano que está impulsando mejoras en la calidad educativa. Los ejemplos esperanzadores abundan.
Pero el primer paso debe ser acabar con el triunfalismo --como el reflejado en la reciente declaración del presidente mexicano Felipe Calderón de que México es una ``fortaleza'' educativa --y, como decía Gates, ser más humildes. Sólo así, con una sana dosis de paranoia constructiva, como la de los asiáticos, podremos vencer la complacencia, crecer más y reducir más rápidamente la pobreza.
Nota de la Redacción: Esta columna esta basada en el nuevo libro de Andrés Oppenheimer "!BASTA DE HISTORIAS!": La obsesión latinoamericana con el pasado, y las 12 claves del futuro'' (Random House-Debate, 2010).

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