sábado, 18 de septiembre de 2010

Centenario de la unam




Ramón Cota Meza

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  • 2010-09-18•Acentos
Exhibir credenciales no es muy elegante pero si tu universidad cumple cien años te lo puedes permitir. Estoy agradecido y orgulloso de haber estudiado en la unam. Cuando ingresé mis propósitos eran difusos. Al poco tiempo comprendí que el valor universitario esencial es la disciplina, quizá el recurso más valioso en la lucha por la vida. Si cursas una carrera en serio, la disciplina intelectual se convierte en parte de ti; cuando fallas sientes remordimiento.
Me inscribí en el sistema abierto porque no tenía alternativa. Pronto comprendí que este sistema es más exigente que el escolarizado, del que era desertor. En el sistema abierto casi todo depende del alumno pero no es fácil adaptarse. La guía especificaba el tiempo de estudio mínimo para cada tema. “Es exagerado”, dije. Luego comprendí que el cálculo era correcto. Empecé a adaptarme en el tercer semestre, después de estar en riesgo de que me echaran.
Abundar sobre la carrera que cursé (letras inglesas) no viene al caso. Lo interesante es el sistema de estudio. Por desgracia, letras inglesas es la única carrera de la unam que sigue el sistema open university de Inglaterra. El mago de esta isla inglesa en la unam is the late Colin White. Old Colin. El resto de las carreras abiertas sigue una combinación de sistema abierto y escolarizado, más lo segundo que lo primero. Por otro lado, dada la escasez de maestros, los grupos tienden a ser numerosos, de modo que el estudiante no recibe la atención personal necesaria.
El sistema abierto y la educación a distancia son la alternativa a la incapacidad de las universidades para atender al número creciente de aspirantes. Las tecnologías de la comunicación y la información facilitan enormemente el trabajo. El sistema escolarizado es muy bueno porque pone en contacto a los estudiantes entre ellos, auspiciando relaciones entrañables y duraderas, pero nunca podrá satisfacer la demanda creciente.
Es notorio que la unam y el resto de las universidades públicas demanden recursos fiscales para atender un número creciente de aspirantes sin reparar que la demanda podría ser satisfecha con el sistema abierto y a distancia. Hace unos años la unam anunció un compromiso fuerte para desarrollar el sistema abierto, pero no se han visto resultados. Al parecer, se imponen la inercia del sistema escolarizado y la tendencia a privilegiar la investigación sobre la docencia.
La superioridad jerárquica de la investigación sobre la docencia en todas las universidades públicas de México se debe al sistema de estímulos adoptado hace unos veinticinco años (Sistema Nacional de Investigadores). No es un secreto que este sistema es un fracaso; los mismos maestros lo reconocen. Predominan la baja calidad de las investigaciones y la simulación.
La razón de su adopción no fue académica sino de política salarial. Como se recuerda, el personal académico de las universidades públicas libró una lucha muy fuerte por romper los topes salariales impuestos por la política de austeridad de los años ochenta. El gobierno no podía ceder porque sentaría un precedente para el resto de los sindicatos, así que optó elevar el ingreso de los académicos mediante un sistema de estímulos vinculado a la “productividad” investigativa.
Esto provocó una deformación en perjuicio no sólo de la investigación, sino de la docencia, que pasó a ser una actividad de segunda categoría para principiantes y maestros estancados. Para tranquilizar su conciencia, los investigadores hablan de vincular la investigación y la docencia, pero esto sólo es posible en los grados avanzados y en circunstancias especiales, no como política general.
Por otro lado, el proceso de enseñanza-aprendizaje tiene su propia autonomía. El estudiante aprende investigando, así que no es necesario vincular la investigación realizada por los maestros con los contenidos que deben impartir. Aparte, la investigación realizada por maestros para aumentar sus ingresos tiene su propia dinámica movida por intereses legítimos e ilegítimos.
Para que los sistemas abierto y a distancia funcionen se requiere formar grupos pequeños y, por tanto, se requieren muchos maestros (tutores) capaces de guiar y comprender al alumno en la sesión semanal presencial que les dedican. Los grupos deben ser pequeños porque la carga de revisar trabajos es muy grande para el maestro. Por otro lado, el maestro debe adaptarse al sistema, lo cual no es fácil porque tiende a concebir al alumno como recipiente de información y a adoptar actitudes profesorales.
El cambio será posible hasta que la universidad reordene sus prioridades. La prioridad número uno debe ser la docencia, pero primero hay que corregir la deformación introducida por el SNI y desinflar la supuesta superioridad de la investigación. La docencia debe ser dignificada en beneficio de los miles de profesionistas bien formados que requiere el país.
blascota@prodigy.net.mx

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