Entrevista:
Ivonne Fuentes filmó un documental sobre un par de maestros jubilados que recorren el país difundiendo la astronomía.
Enoc Fuentes, María Luisa Aguilar y Víctor Enoc García, en una escena de El viaje del cometa. Foto: Elviajedelcometa.com
Una vez jubilado, Enoc Fuentes —un apasionado por los secretos de los planetas y las estrellas— diseñó el programa Astronomía por México, que tenía el objetivo de llevar telescopios a comunidades marginadas, y así acortar la distancia entre espacio y el ojo humano. Llevó su idea a escuelas y autoridades civiles, pero ninguna acogió su proyecto. Esto no detuvo al profesor, quien, junto a su esposa, convirtió un camión escolar en su casa rodante y se dio a la tarea de viajar para divulgar la ciencia. De aquella aventura se desprende El viaje del cometa, documental filmado por su hija Ivonne Fuentes.
Para una historia tan personal y cercana, ¿cómo trabajó el tema?
Eso me lo cuestioné desde el principio. Hubo un momento en el que me pareció importante decir que el protagonista es mi papá y que estaba contando su historia. Pero al trabajar la anécdota caí en cuenta de que es un documental sobre dos profesores jubilados que tienen un proyecto y viajan para realizarlo. A partir de ahí supe que, pese a que era hija de uno de los protagonistas, su proyecto es completamente independiente a mí. Con esa actitud decidí que el espectador no tenía por qué enterarse de la cercanía familiar, aunque es cierto que invariablemente se refleja en el documental. Por eso también evité cualquier interacción con la cámara, como si no estuviera.
Es una película un tanto épica: dos maestros jubilados a bordo de una casa rodante para difundir la astronomía…
Fue algo enriquecedor. Un viaje de este tipo requiere disciplina, porque mantener una casa rodante con estas características implica mucho trabajo, y para nosotros, el equipo de rodaje, significó aprender de ese esfuerzo. Divulgar la astronomía requiere mover equipo, etc. El viaje en sí mismo fue una aventura total, siempre sucedía algo nuevo.
El documental tiene un tono positivo, ¿nunca se planteó ubicar un punto de tensión o conflicto?
Al ser un documental no pretendía crear una crisis o un clímax falso. Quería reflejar la parte positiva del proyecto porque mi intención era rescatar cómo hay alguien haciendo una labor tan loable en medio de una situación tan difícil como la que vivimos en el país. Enoc paga el viaje con su sueldo y sus recursos. Lo único fuerte o negativo, sucedió cuando no dejaron pasar el camión en el barco para Sonora. Ese quizá sea el único momento dramático y sirvió para darle un giro a la película.
¿Cómo reaccionaba la gente ante el proyecto de astronomía y ante la idea de filmarlos?
Nunca fue un problema la cámara. Como los profesores llegaban con su conocimiento y telescopios, la gente se emocionaba y se entregaba a la oportunidad de aprender. Más bien se olvidaron de que existían unas cámaras y se concentraron en el aprendizaje. Además, en las ciudades pequeñas la gente suele ser más bondadosa y agradecida. En ningún lugar tuvimos problema por la intromisión de un equipo de rodaje.
El viaje fue bastante largo, supongo que habrá tenido cualquier cantidad de horas filmadas, ¿cuáles fueron los criterios de edición?
Fue un tormento. Mi primer corte duraba ocho horas, después bajé a cuatro, luego a dos y después me costó muchísimo trabajo rebajarlo a ochenta y seis minutos. Tuve que sacrificar cosas que para mí eran importantes, me hubiera gustado compartir más detalles del estilo de vida de los personajes. Al final sólo dejamos lo esencial para contar la historia, eliminamos sutilezas como los descansos y preferimos irnos por los puntos básicos del viaje y del sistema de trabajo.
¿Cómo planeó cada cuadro?
Tenía un story board. Hicimos un plan de viaje a partir de los lugares que íbamos a visitar. Así pude pensar qué quería en cada sitio. No conocía el lugar, pero sí llegaba con la decisión de cuántos planos quería hacer para contar esa actividad, esto lo platiqué con el fotógrafo, entonces, sólo era cuestión de adecuarnos al espacio real y escoger el encuadre.
Casi todo lo trabajó con cámara fija, y no con movimientos tipo cámara al hombro que es muy recurrido en el documental…
Ésa fue una regla. No mover la cámara permitió montar el plano de manera más cuidada. Para el documental es fácil mover la cámara porque las cosas suceden de manera espontánea, pero yo quise contar una historia de la vida real como si fuera ficción.
¿Cuáles son las complicaciones de un documental filmado con cámara fija?
La principal es que les tienes que pedir a los personajes que esperen en lo que acomodas la cámara y ajustas el foco. Con los profesores no tuve problemas por la relación que tienen conmigo, imagino que hay otros proyectos no le puedes decir a la gente que te esperen, pero aquí sí tuve esa facilidad.
La película es un reflejo que no todos los proyectos culturales y científicos son cuestión de recursos, sino de disposición e ideas…
Totalmente. A los protagonistas les cerraron puertas de instancias oficiales, pero eso no los detuvo.
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