Villoro es uno de esos escritores con un pie en la elite (el cyberduende no me permite el acento) y otra en la cultura popular. Es fanático del futbol, afición que lo llevó a escribir Dios es redondo.., donde los jugadores juegan a ser semidioses enfrentados a la falible justicia humana de los árbitros. Le va al Necaxa, el equipo que en la infancia lo puso en contacto con un mundo distinto al del Colegio Alemán: la calle( Eugenia, de la Colonia del Valle, donde todos eran necaxistas), la épica de la cultura popular, que también incluía la saga de la Familia Burrón y de otros comics de Vargas Dulché.
Juan citó a su tía abuela por la vía paterna, una mujer cultísima de origen catalán, pero que no le hacía el fuchi a las radionovelas donde Kalimán era el superhéroe favorito:“… Y en el papel de Kalimán…el propio Kalimán”.
A la pregunta sobre los liderazgos de la izquierda por los cuales podría sentirse representado, el escritor respondió que por ninguno. Valoró los aciertos de Ebrard y reconoció los méritos de la prolongada campaña de Amlo, su triunfo en el debate sobre la hipotética privatización de PEMEX, su incansable peregrinar por todo el país, pero…
Villoro fue uno de los intelectuales mexicanos que acompañaron a López Obrador en su campaña presidencial.
-¿Desde cuándo no lo ves?, preguntó Sabina
- Desde el día de la elección-confesó el cronista de Safari Accidental y La alfombra roja....
Y repitió lo dicho y publicado desde entonces. El Peje fue víctima de sus propios errores, de su soberbia. Es un tipo que jamás-enfatizó-, jamás, ha reconocido un error. Que no conoce la crítica ni la autocrítica. Del que difícílmente se puede esperar un gesto de generosidad, de grandeza, como el que tuvo Heberto Castillo al renunciar a su candidatura por el PSUM a favor de Cuauhtémoc Cárdenas el 88, histórica decisión que le dio un vuelco a la vida política del país.
La izquierda mexicana es una izquierda anacrónica, sin ideas y por lo tanto sin proyecto. Su coartada cortoplacista consiste es explotar la desigualdad económica, sin ver las otras desigualdades: las desigualdades culturales. Se requiere de un proyecto político que comprenda al hombre integral, al que tiene necesidades materiales pero también necesidades espirituales, intelectuales, afectivas.
La construcción de una ciudadanía garante de una floreciente democracia no ha sido la prioridad de la clase política. La reconstrucción del tejido social dañado por el proceso de descomposición de los últimos años, como lo hicieron en Colombia multiplicando la inversión en el campo de la cultura, de las artes, de la libre expresión ciudadana.
No es casual que dos de los candidatos a la presidencia de Colombia, sean miembros de la élite científica de la tierra nativa de Gabriel García Márquez y Pablo Escobar. La integración social a través de la cultura, del arte(orquestas juveniles, grupos de teatro, talleres literarios, lecturas poéticas, foros de debate llevados a los sectores marginales), sentó las bases para la revaloración de la identidad y la autoestima nacional. Para la reinvención de la esperanza colectiva.
Un ejemplo a seguir entre nosotros. Una Revolución de la Esperanza( título de un célebre libro de Erich Fromm, plagiado seguramente de manera involuntaria por Vicente Fox), que nos permita reinventar el Futuro, que por el momento parece cancelado.
Tenemos con qué, dice Villoro, y evoca a un personaje de Jorge Ibarguengoitia:” Nací para ser desgraciada…pero no me da la gana”.
Esta clase de resistencias vitales de la cultura popular que lubrican la sobreviviencia de la prole, son las que habría que cultivar desde el punto de vista politico. Que no nos de la gana de cumplir con la condena que la mediocre clase política y los poderes fácticos nos quieren imponer. Que no nos de la gana de resignarnos a la fatalidad. Que juntemos las ganas acumuladas del hartazgo para mandarlos al basurero de la historia..o de la historieta, aunque no sea tan divertida como la de la Familia Burrón.
Ya escucho la predecible respuesta de la “izquierda” , de esa zurda zurrada huizapolera diciendo: “ Es que Villoro se pasó a la “deressshhha”, a la “mafia”..”.
Una vez descalificado, se ahorran el esfuerzo y el placer de leerlo. Como se ahorraron a Borges y a Paz. Cierran toda posibilidad de diálogo. Y si no discuten con sus contrarios, ¿con quién van a discutir?
Ni con ellos mismos. Ellos, sí, ustedes, no discuten, no polemizan, no confrontan ideas. Censuran, satanizan, se ahogan en un grito primario: “Cállate chachalaca…”.
MENDOZA DAVIS, CUESTIONADO..
El reciente artículo donde nos referimos a Carlos Mendoza Davis como un político ilustrado(en el sentido humanístico) que debería tener más presencia dentro del escenario político local, provocó ciertas reacciones que advierten que si bien Carlos puede ser un “político ilustrado”, también huele a “corrupción”.
Así lo afirma el director de la revista La Tijereta, Tulio Ortiz, quien hace algunos meses publicó una nota denunciando el cobro de un finiquito laboral, aparentemente ilegal, recibido por CMD de parte de Banrural al momento de la liquidación de esta institución.
Tiene razón Tulio, un periodista celoso de sus datos duros, al estilo Scherer. No debemos dejar cabos sueltos. Y aunque ya me había referido a ese asunto hace algunos meses en este mismo espacio, citando a La Tijereta como fuente, jamás se lo habíamos preguntado directamente a Carlos, para que ejerciendo su derecho de réplica, uno de los derechos civiles, ciudadanos, fundamentales en toda democracia, nos diera su versión..
Y eso fue lo que hice ayer mismo:
-Qué hay de eso, Carlos, ¿hueles a corrupción?
- De ninguna manera. La respuesta es muy simple, Banrural se liquidó por mandato del Poder Legislativo, ya que al expedir la Ley Orgánica de la FR, en su artículo SEGUNDO transitorio abroga la Ley Orgánica de Banrural y en el artículo TERCERO igual transitorio se ordena la disolución y liquidación de Banrural, y en el artículo DÉCIMOCUARTO transitorio, se ordena la liquidación de todo el personal de Banrural en términos de las leyes laborales aplicables.Por lo tanto, la liquidación de que fue objeto Carlos Mendoza Davis se dio en las mismas circunstancias que al resto de los empleados que trabajaban en Banrural, y se dio en virtud de estar en el supuesto de aplicación de la ley, no por negociación o mucho menos corrupción, es decir, se siguió la misma suerte que corrieron la totalidad de los empleados del banco que se liquidó.
El proceso de liquidación de Banrural, incluyendo la liquidación de sus empleados se dio en cumplimiento a la Ley, y dicho proceso fue auditado permanentemente por la Secretaría de la Función Pública, la Auditoria Superior de la Federación y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, no encontrando anomalías que reportar.
Esta fue la respuesta del delegado del IMSS en BCS, a quien por cierto me encontré hace unas semanas en el malecón, paseando con sus hijos. No había faltado quien me recriminara el haber “golpeado” a Carlos en el artículo en el que cito la denuncia de La Tijereta y cuestiono su ambigüedad política de priista empanizado, cachando elevaditas dentro de la burocracia calderonista sin correr mayores riesgos políticos. Era hora en que-como José Antonio Valdivia, el de la “tesis” del compló Peje-Zedillo para regalarle la gubernatura a Leonel Cota- no nos había dicho nada sobre el desgarriate de los gobiernos perredistas.
Me acerqué a saludarlo a riesgo de un desdén o un reclamo. Pero mi intuición no me falló: tan cordial como siempre. Es más. Mi artículo se lo había enviado a algunos de sus amigos intelectuales, escritores, editorialistas, de la ciudad de México, como Jesús Silva Hérzog Márquez, hijo del ex secretario de Hacienda y Ex embajador de México en Estados Unidos, Jesús Silva Hérzog Flores, íntimo amigo de su padre, el ex gobernador Angél César Mendoza Arámburo.
La respuesta fue que debería valorar el comentario, pues la crítica legitimaba:”Ëste no te está mintiendo”, le djeron.. Es a los lamehuevos oficiosos de siempre que salieron supuestamente a “defenderlo”, a quienes habría de marcarles una saludable distancia: No me ayudes, compadre.
CASA DE CITAS.-" Se diría que aquel bloqueo político a que quedamos sometdos hace algnos años, como consecuencia conjunta de la revoluci´n en casa y la guerra en la del vecino, aun cuando tuvo el efecto saludable de obligarnos a escrutar en el propio ser, a sacar recursos de nuestro seno y a enamorarnos de nuestras riquísimas realidades, está, sin embargo, arrastrando una cola de resultados que, como son inútiles, son funestos: se convierte ahora en una fiebre, en un prurito de declararnos a nosotros mismos en estado de bloqueo espiritual.¡Y porqué hemos de transformar nuestra plétora de salud en cáncer, quieren decirme?¿Qué tenemos los mexicanos que no podemos ir a donde todos los pueblos van? ¿Quién nos impide hurgar en el común patrimonio del espíritu con el mismo señorío de los demás?¿Quién en Cuba, en Ecuador, en Argentina, en el Brasil, echa en cara a sus escritores el tener autoridad, digamos, sobre el tema Maquiavelo, la antigua Grecia, las monedas romanas o el culto errabundo de Astarté durante el pasado siglo?No y mil veces no: nada puede sernos ajeno sino lo que ignoramos.La única manera de ser provechosamente nacional consiste en ser generosamente universal, pues nunca la parte se entendió sin el todo. Claro que el conocimiento, la educación, tienen que comenzar por la parte: por eso "universal" nunca se confunde con "descastado".
Alfonso Reyes. lo mexicano y lo universal.
1 comentario:
Soberbia?
Evasión al dialogo?
Es impresionante la capacidad de proyección de defectos personales que algunos autores depositan autom
aticamente en figuras publicas
Demasiada víscera diría yo con quienes, independientemente de prestarse o no a la discusión "critica" (yo diría mas bien que revisaras ese obsesivo y redundante concepto de critica que tienes) y al intercambio de ideas, a los cuales ya son ignorantes por no haber leído los mismos libros que tú.
Es necesario diferenciar entre cultura y sabiduria.
Aveces demasiado análisis y razón minan la posibilidad de ampliar partes de la conciencia igual de poderosas que las mencionadas.
Pablo Aldaco
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